Tal y como muchos analistas esperaban, el Partido Popular Europeo (PPE), el domingo 9 de junio ganó las elecciones al Parlamento Europeo (PE), creando incertidumbre y un incruento sismo institucional. Aprovechando la ola de descontento que afecta desde el campo a la industria, pasando por los perdedores de la globalización, las fuerzas ultras escépticas y eurófobas dieron en la jornada dominical un nuevo paso adelante con resultados definitorios en los miembros fundadores de la Unión Europea.
Dos plumas del periódico español El Mundo que saben lo suyo sobre la vida política de la Unión Europea, tanto en Bruselas como en Madrid, Pablo R. Suanzes (teórico y académico) y Daniel Viaña, coinciden en explicar que “los números agitan, sacuden los pilares tradicionales, pero no son suficientes para un cambio de orden. El Partido Popular Europeo, el favorito indiscutible, ganó, una vez más, las elecciones europeas, logrando 189 escaños, según los resultados provisionales. Las derechas son claramente las triunfadoras, pues los de Ursula Von der Leyen ganarían representación (13) por primera vez tras tres convocatorias consecutivas menguando. Crece también el grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR, en el que se encuadra Vox o Georgia Meloni) hasta 72, Identidad y Democracia (ID, de Marine Le Pen) hasta 58, y sobre todo los No Inscritos y otros que suman 98 escaños, ya que formaciones importantes como el de Víctor Orban y al medio fascista Alternative für Deutschland (Alternativa para Alemania, segunda en el país germano), no tienen por el momento grupo en la Eurocámara. Los aplastantes resultados en Francia y en Alemania, que han forzado elecciones en la primera y presiones para conseguir algo parecido en la segunda, han marcado el tablero y lo han sacudido, pero no tumbado por tierra”.
Las grandes lecturas en la noche del domingo, tras las elecciones fueron la develación de los derrotados: los Verdes (52), los liberales (80) y los Socialistas (135), en ese orden, con una pérdida importante de escaños, porcentaje de votos y confianza tras una legislatura marcada por sus preferencias, prioridades y termas estrella, del Pacto Verde a la cooperación económica con los Fondos Next Generation (Fondos Próxima Generación). Las demás lecturas del tema están llenas de matices, aristas, y otros puntos oscuros. Por cada punto de optimismo para algunos, hay otro para el pesimismo.
De la suerte, las divisiones clásicas —izquierda, derecha, centro—, ya son insuficientes para predecir adecuadamente el comportamiento electoral ni el sentimiento pro europeo, porque en un buen número de fuerzas a ambos lados del espectro han ido convergiendo en cuestiones clave desde la migración (el talón de Aquiles del Viejo Continente) hasta el gasto social, tan repudiado por las derechas.
En suma, como se concreta en el European Council of Foreing Relations (ECFR): “En una atmósfera de ansiedad en la que 6 de cada diez ciudadanos sienten que sus respectivos países van en la dirección equivocada, la división más querida por los estrategas políticos —entre la esperanza y el miedo—, se ha desequilibrado tanto hacia el miedo que ya no puede ayudar como lo hizo antes”.
En suma, el PPE ganó las elecciones convirtiéndose en la primera fuerza de la Eurocámara con 189 escaños. La Alianza de los Socialistas y Demócratas Europeos (S&D), el segundo grupo con más presencia: 135 eurodiputados, mientras que los liberales de Renovar Europa alcanzaría 82 curules.
Líos ultraderechistas —divididos en dos grupos políticos—, llegarían a los 71 diputados en el caso de los conservadores y Reformistas Europeos (ERC), donde se ubican partidos como el español Vox y otros 62 eurodiputados en Identidad y Democracia (ID), bancada de Marine Le Pen.
En total, más de 370 millones de ciudadanos europeos fueron convocados a votar para elegir a los 720 diputados del Parlamento Europeo. España es uno de los Estados miembros de la UE, y por tanto es uno de los que tiene mayor número de escaños en la EU (61) por detrás de Alemania (96), Francia (81) e Italia (76), Polonia está en el quinto lugar, con 52. La extrema derecha registró avances en Francia y en Alemania, y duros reveses para los Verdes, que perderían 20 escaños. El el país galo, los primeros resultados colocaron al partido de la extrema derecha Agrupación Nacional al frente de las elecciones.
Se anticipó que el partido nacional antiinmigración de Le Pen, obtendría entre 31 por ciento y 32 por ciento de los votos, más del doble del 15 por ciento estimado para el partido Renacimiento, centrista pro europeo, del presidente Emmanuel Macron. Ante lo inevitable, el residente del Palacio del Eliseo decidió disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones anticipadas, en tanto que el primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo, anunció su renuncia al cargo.
La realidad impuso las decisiones políticas. La derechista Agrupación Nacional (RN), de Marine Le Pen, logró casi un tercio de votos en los comicios dominicales al PE, es decir el doble que la alianza liberal Renew Europe, auspiciada por Macron. El juvenil mandatario que entre otras cosas llamó la atención de sus gobernados por su matrimonio con su maestra escolar madre con hijos de la edad de Emmanuel, al conocer los resultados la elección parlamentaria, dirigió un pragmático mensaje: “la primera lección es clara: este no es un buen resultado para los partidos que defienden Europa. He decidido darles la opción de elegir su futuro parlamentario. Esta decisión es difícil, pero es sobre todo un acto de confianza. He escuchado su mensaje. Dentro de unos instantes firmaré el decreto de convocatoria de las elecciones legislativas, que tendrán lugar el 30 de junio en primera vuelta”.
Sobra decir que hasta ahora unos comicios habían tenido un impacto tan devastador en la política nacional de un país de la UE. Al grado que el imberbe Jordan Bardella, considerado como el protegido y el delfín político de la derechista Le Pen, que algunos especialistas políticos franceses lo llaman el “perro de ataque de Marine”, y actual presidente de la agrupación derechista RN, declaró la misma jornada de los comicios: “Macron es esta noche un presidente debilitado. Estamos listo para ejercer el poder, listos para poner fin a esta inmigración masiva, hacer del poder adquisitivo una prioridad y listos para revivir Francia”.
Marine, anticipándose a los hechos, en ocasiones anteriores ha dicho que ella está lista para asumir el poder como Presidenta de la República, y su delfín, de apenas 28 años, como primer ministro. Aún con el peso de la derrota y las elecciones anticipadas, Macron continuaría en la presidencia hasta 2027, pero tendría que compartir el poder con un gobierno de otro color político poco antes de los Juegos Olímpicos París 2024, con una “cohabitación” que únicamente se ha dado en dos ocasiones entre conservadores y socialistas desde 1958.
Mientras tanto, las palabras de Macron calaron en el país galo: “no podría seguir, al término de la jornada, mirando hacia otro lado. A esta situación se añade la fiebre que ha contagiado el debate público y parlamentario en nuestro país”.
Mientras la efervescencia se calma y los ánimos están menos encontrados, el domingo por la noche centenares de personas salieron a las calles parisienses y llegaron a la Plaza de la República a manifestarse en contra de la ultraderecha fascista a las puertas del poder. Las pancartas abundaron. En las que se leía: “¡Unión ya!”.
Sin embargo, para los comicios convocados por Macron para el 30 de junio y el7 de julio, Marine Le Pen, la candidata derrotada a las presidenciales en 2012, 2017 y 2022, aseguró que su agrupación ya es “la gran fuerza de la alternancia en Francia”, gracias a los resultados de las legislativas de 2022 que puso al RN como primera fuerza de oposición, y las europeas del domingo 9 de junio, encabezadas por Jordan Bardella.
“Esta votación histórica demuestra que cuando el pueblo vota, el pueblo gana”, agregó la dirigente ultraderechista, aliada de Donald Trump, quien también está en condiciones de poder ganar las elecciones de EUA en noviembre próximo. Aunque el competidor, el mandatario en funciones, Joe Biden, tampoco se declara vencido de antemano.
En Bruselas, la capital belga, y el centro político de la UE, el primer ministro Alexander de Croo, asumió inmediatamente las consecuencias de la derrota de su partido Open VLD (Liberales y Demócratas Flamencos); renunció sin subterfugios, a diferencia de los políticos mexicanos de oposición: “para nosotros es una noche particularmente difícil, hemos perdido. Desde mañana dimito de mi puesto como primer ministro, pero los liberales son fuertes y regresarán”. Los ciudadanos belgas habían votado para elegir Parlamento Federal, regionales y miembros del Europarlamento.
Al último, pero no menos importante, en Italia, el partido de la neofascista, Georgia Meloni, ganó con el 28.5 por ciento de la intención de voto en los sondeos previos al depósito de la papeleta, aunque el Partido Demócrata (socialdemócrata) alcanzó un resultado mejor de lo esperado, con el 23.7 por ciento, en tanto el Movimiento 5 Estrellas se mantuvo en el tercer lugar con 10.5 por ciento, y Forza Italia, fundada por el ya fallecido Silvio Berlusconi, bajó el cuarto lugar con el 10 por ciento.
En España, la derecha conservadora también ganó las elecciones (22 escaños), aunque el Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 20 escaños dirigido por el presidente Pedro Sánchez resistió a unas elecciones europeas consideradas un plebiscito a su gobierno, traqueteado, por decir lo menos, por la reciente investigación judicial de su esposa, Begoña Gómez, acusada de corrupción, caso que aún está en proceso.
La victoria del PP resistió por su parte el empuje en toda Europa de la extrema derecha. El Partido Vox, de Santiago Abascal, logró seis escaños (contaba con tres), menos de lo esperado por la irrupción de un segundo partido ultraderechista, la agrupación “Se acabó la fiesta” del agitador ultra Alvise Pérez, que logró tres escaños.
En tales condiciones, pese a una mayor inclinación a la derecha, la presidenta centrista de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen dijo que aún dominan junto a liberales y verdes con el Partido Popular Europeo (PPE) en la próxima legislación, pero la mayoría obligada se vería obligada a negociar para evitar la incertidumbre.
Tras afianzar su segundo mandato, la política alemana Ursula Gertrudis von der Leyen (née Albretch), nacida en Bélgica hace 65 años, pero criada en el pesado mundo de la política alemana, poliglota y excelente jinete, está segura que tratará de construir “un bastión contra los extremos” de izquierda y de derecha al tratar de calmar a aliados y señalar que será el “ancla de la estabilidad” para un buen proyecto. Muy pronto se verá hasta donde llegará el engañoso personaje. Parece frágil, pero en realidad tiene una fuerte estructura. Al tiempo. VALE.