A muchos pareció sorprender el resultado de la votación del pasado 2 de junio, en tanto que en redes sociales algunos usuarios alegan la existencia de un fraude por las irregularidades presentadas en algunas casillas –incluso con las imágenes de casillas “zapato”–, a la vez que otros buscan conocer las razones de porque la mayoría de los electores depositaron sus votos a favor de Morena.

Es claro que no hay una sola razón para explicar lo sucedido en la pasada jornada electoral, pero podemos apuntar algunas pistas de lo que se combinó en el proceso electoral, que ayuden a entender lo sucedido.

1. Ineficacia de la oposición. La oposición acudió dividida a la cita electoral, pues por un lado apareció Movimiento Ciudadano y su candidato, quien en los debates se dedicó a golpear a la candidata del resto de los partidos de la oposición, mientras se mostraba comedido ante la candidata oficial, no mostrando una opción válida para los ciudadanos, siendo competitivo sólo en entidades como Jalisco, en donde se discutió el error de no ir en alianza con los otros partido, los resultados en Nuevo León muestran el poco alcance que tuvo una postulación que sólo alcanzó el 10% de la votación para la presidencia; además, el PAN, PRI y el PRD no tuvieron una estrategia unificada y, de acuerdo a denuncias de muchos ciudadanos, no apoyaron como se esperaba a Xóchitl Gálvez. Adicionalmente, la oferta electoral de la oposición no fue convincente ni logró contrastar la propaganda de Morena y del presidente López Obrador. Para agregar otro elemento, el descrédito del PRI arrastró a los candidatos de la alianza opositora a la derrota, además de que la baja votación por el PRD demuestra que la coalición Fuerza y Corazón por México no resultó atractiva para los electores.

2. El activismo presidencial. López Obrador, quien fue subestimado por muchos, resultó un buen estratega de campaña, no sólo al impulsar a la candidata ganadora, sino fijando los términos de la discusión pública y poniendo los temas que se utilizarían en la campaña electoral, de ahí que el concepto PRIAN fue utilizado lo mismo en los debates entre candidatos presidenciales, en mesas redondas en los medios de comunicación, en redes sociales y que finalmente influyó en el ánimo de los electores; a esto se sumó la eficiente acción de los programas sociales como parte de la estrategia electoral y la constante movilización de los “siervos de la nación” como eficientes operadores políticos para recordarle a la población de donde venían los subsidios y atemorizar a una buena parre de la misma por un triunfo de la oposición.

3. La cámara de eco de la oposición. Las redes sociales, que acabaron el sexenio favoreciendo la causa opositora después de que en 2018 fueron bautizadas por el mismo López Obrador como “benditas” porque ayudaron a su triunfo este año, en esta ocasión terminaron como cámara de eco de los propios opositores a Morena y a que acabaran “predicando entre creyentes”, lo que explica la razón que hay detrás de los datos de encuestas como las de México Elige que se hacían en Facebook y que daban un resultado más cerrado entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, además de que fue en este ámbito en el que se difundieron los sondeos de Massive Caller y se rechazaba a los de las otra empresas, con lo que se tapaban los ojos ante datos que mostraban cual era la verdadera competencia electoral que se estaba dando en la campaña.

4. Una candidata mal asesorada. Como se vio en el primer debate, Xóchitl Gálvez no fue bien asesorada para ese intercambio, como tampoco lo fue a lo largo de la campaña; cayó en lo mismo que los partidos de oposición, es decir, bailar al son que tocaban en Palacio Nacional, pues no tuvo un tema que le permitiera robar la agenda o influir en la discusión pública, lo que provocó que no tuviera elementos para convencer a los ciudadanos tanto para asistir a las urnas como cambiar el sentido de su voto; asimismo, sus asesores no previeron los golpes que iba a recibir a lo largo de la campaña –como que la llamaran candidata del PRIAN– y no tuvo respuestas adecuadas para revertir la mala imagen que estos calificativos le provocaban.

5. Una ciudadanía con otros intereses. No debemos dejar de mencionar que para los ciudadanos temas como la defensa de la democracia, la opción entre esta y una probable dictadura, la existencia de contrapesos al presidente o los señalamientos acerca del crecimiento en el número de homicidios y de otros delitos, las denuncias de corrupción en contra de familiares del presidente o de ciertos candidatos –que como en el caso de Rocío Nahle no importaron para que obtuviera la victoria en Veracruz–, no influyeron en la decisión del grueso del electorado que acudió a las urnas, a quienes les importó más que no había una crisis económica como en el pasado, además de que estaba a gusto con temas como el aumento al salario mínimo, el nivel de remesas o la entrega de subsidios que ayudaban a paliar la pobreza de una gran cantidad de personas, por lo que bajo esta perspectiva no extraña la decisión de este grupo de votantes el pasado 2 de junio. También debemos señalar el caso de Yucatán, en donde uno de los gobernadores mejor evaluados, en donde se presumía que era el estado más seguro, Morena le arrebató la entidad al PAN, mostrando que el elector tuvo otras motivaciones para acudir a las urnas.

6. La operación electoral. Quizá esto se convierta en un problema para Morena en el futuro, pero para el proceso electoral de este año el cambio de bando de muchos operadores electorales que antes estaban en el PRI o en otros partidos ayudó en varias zonas del país a explicar el resultado, como fue el caso del Estado de México en donde el exgobernador Eruviel Ávila rompió con el tricolor para pasarse al Partido Verde, además de la renuncia de la excandidata a la gubernatura Alejandra del Moral, lo que ayuda a entender porque los antiguos bastiones de la oposición, como municipios como Tlalnepantla, terminaron en manos de Morena, algo que se replicó en otras entidades y ayuda a entender algunos resultados electorales en los estados.

7. La ineficiente legislación electoral. De nueva cuenta, influencers promovieron al Partido Verde en plena veda electoral, algo que sigue presentándose a pesar de multas o de la legislación electoral, misma que no sirvió para evitar que desde Palacio Nacional se diera una abierta intromisión en el proceso electoral, ni tampoco para que quienes quisieran ser candidatos se promovieran desde antes de los procesos internos para las postulaciones hicieran una promoción que incluía espectaculares o entrevistas, con lo que muchos candidatos de diversos partidos se brincaron las reglas sin mayores consecuencias, aunque la autoridad electoral dedicó mucho tiempo a sancionar a usuarios de redes sociales por algunas denuncias que hicieron quienes buscaban censurar los contenidos. Que se hable de una nueva reforma electoral es una muestra de que tenemos una legislación electoral que no satisface a los propios actores políticos.

8. La falta de autocrítica y del reconocimiento de errores. Aquí incluimos no sólo a los partidos políticos de oposición –que se rehusan a aceptar sus fallas y el desprestigio en el que viven–, sino también a muchos ciudadanos que con insultos subestimaban al presidente y su capacidad como estratega electoral, pensando que ya tenían ganada una elección en la que no trabajaron realmente; partidos y ciudadanos identificados con la oposición no pensaron en dirigirse al ciudadano que no tenía decidido su voto, sino en contestar las provocaciones de los propagandistas de Morena, en especial en redes sociales, en donde se pensaba que declararse antilopezobradorista era suficiente para ganar unos comicios que eran más complejos de lo que imaginaban. Mención aparte merecemos los medios de comunicación, que más que explicar la realidad que estamos viviendo, nos dedicamos a tomar partido, algunos sinceramente y exponiendo sus razones, en tanto que otros mostraban sus verdaderos intereses. Hay que aclarar que esto no incluye a las denuncias de corrupción debidamente sustentadas, que es parte del ejercicio periodísticos, pero sí debemos hacer notar a los que se dedicaron a atacar a otros medios, ya sea como parte de una estrategia promovida desde el oficialismo, o como parte de uns supuesta superioridad moral que imaginan tener, pues ahora están juzgando a los demás como si no fueran parte del problema. En resumen, los medios no supimos promover una cultura política ni poner la información al alcance del elector para que decidiera su voto, algo que ayuda a entender lo sucedido en las urnas.

Como señalamos en párrafos anteriores, no hay una sola razón para explicar el resultado del 2 de junio, pero combinando los 6 puntos aquí mencionados –más otros elementos que puedan añadirse– podemos entender mejor qué sucedió en las pasadas elecciones en México.