En política todo es relativo. De un día a otro la situación cambia y no siempre para ser diferente. Lo que hoy se consideraba insuperable, al siguiente es realidad. El hecho es que debido a la situación geopolítica que tiene México por su vecindad con Estados Unidos de América (EUA), gran parte de los procesos electorales que tienen lugar al norte del río Bravo —específicamente sus comicios presidenciales y legislativos federales—, de una u otra manera tienen repercusión en la República Mexicana. Así por ejemplo, las elecciones federales que están en curso en la Unión Americana, quizás las más turbulentas desde el principio del siglo XXI y que culminarán el próximo 5 de noviembre, con la posibilidad de que triunfe el rijoso republicano ex presidente Donald John Trump, de antemano causarán problemas económicos, de gran importancia, al estado más industrializado del país: Nuevo León. Por ende, a México. El riesgo de que así suceda es grande, aunque haya quienes consideran que todo es una alharaca. No es así.
Resulta que el pasado martes 23 del presente, el super millonario Elon Musk, magnate e inversor sudafricano, que también tiene las nacionalidades estadounidense y canadiense, director ejecutivo de Tesla, una de las fábricas de autos eléctricos del mundo, anunció que el proyecto para montar la nueva planta de este tipo de vehículos en Santa Catarina, Nuevo León, se congelaría hasta después de la elección presidencial de la Unión Americana.
“Actualmente estamos en pausa con la Gigafactory en México —explicó el inversor—; creo que tenemos que ver cómo están las cosas después de las elecciones” … “Trump ha dicho que impondrá fuertes aranceles a los vehículos producidos en México, por lo que no tienen mucho sentido invertir en este país si ese es el caso. Por lo tanto tendremos que esperar a ver cómo se desarrollan las cosas políticamente”.
Esa es la posición que declaró Musk. El anuncio de inversión para construir la planta en el norteño estado mexicano, que sería la primera en Hispanoamérica, tuvo lugar a finales de febrero y el inicio de marzo de 2023. El monto de inversión inicial se estimó entre cinco mil y ocho mil millones de dólares. La obra se construiría en el municipio de Santa Catarina, NL, en las cercanías de la carretera Monterrey-Saltillo y se calculaba que para 2025 iniciaría la cadena de producción de ese tipo de vehículos en el país. Obvio decir que el anuncio se hizo con bombos y platillos, con la participación del gobierno estatal y federal, que festejaron la noticia por todo lo alto, muy a la 4T. Adelantándose a los hechos como ha sucedido con otras obras del régimen obradorista.
Dados los antecedentes de los personajes relacionados con la congelada fábrica de autos eléctricos, desde el propio Elon Musk, el “probable” próximo mandatario de EUA, Donald Trump —muy dado a las bravatas y a los enfrentamientos con otros magnates y hombres de estado—, es posible que todo se reduzca a un episodio de agua de borrajas, pero también un problema mayúsculo de difícil solución. En su primer mandato, Trump demostró que como presidente de la gran potencia no le importa dañar al conjunto de la economía con medidas contraproducentes con tal de avivar los instintos xenófobos de sus fanáticos. El próximo gobierno de la 4T no parece tener los arrestos suficientes para sortear una situación semejante. El hecho es que, hasta con la posibilidad de que Trump ganara los comicios, México ya se “enfrenta” a un daño colateral por los comicios del Tío Sam, por si alguien no lo había advertido.
Renuncia de Biden y Sucesión
Después de muchos días de incertidumbre sobre las condiciones físicas y mentales del presidente Joe Biden, sobre todo por su errática forma de conducirse en el primer debate presidencial con su adversario republicano, y las abrumadoras voces demócratas para que renunciara a su candidatura, el octogenario mandatario decidió doblar las manos el domingo 21 y en una lacrimosa carta informó a la sociedad estadounidense su dolorosa, pero necesaria, decisión. Al mismo tiempo, en la misiva endosó a la vicepresidenta, Kamala Harris, como la mejor opción para sustituirlo en el proceso electoral contra Donald Trump en los comicios nacionales del 5 de noviembre próximo.
Lo relevante en la renuncia de Biden, es que convierte la competencia entre dos ancianos, él de 81 años y Trump de 78, en una justa de una mujer, de 59 años de edad —menor veinte años que el presidente, y 18 años que el magnate que quiere regresar a la Casa Blanca—; ahora, la apuesta es que la candidatura de Harris entusiasme a votantes jóvenes y al sector femenino, además de algunos guapos minoritarios, pues en caso dado, Kamala sería la primera mujer en ocupar la titularidad del Ejecutivo estadounidense, y la segunda afro e hindú descendiente que haría frente a la fórmula republicana de dos hombres blancos: Trump, a la cabeza, y J.D, Vance como candidato a la vicepresidencia. Por cierto, el magnate y el joven senador han luchado para anular el derecho de las mujeres sobre sus propios cuerpos —el abierto—, y sus bases incluyen a los supremacistas blancos. Harris representa todo lo contrario.
Si Trump creía que iba en caballo de hacienda al competir con Joe Biden, ahora el asunto se le complica, aunque tiene a su favor el tiempo que ya ha dedicado a la campaña electoral. El handicap de la vicepresidenta es precisamente lo contrario. No llega a los 100 días el tiempo con que cuenta para convencer a propios y extraños que debe ser la próxima presidenta de EUA.
De lograrlo, Kamala se convertiría en una campeona en más de un sentido. No la tiene nada fácil. Incluso, para lograr la candidatura tiene que marcar un antes y un después en la historia de la Unión Americana, al convertirse —si fuera el caso—, en la primera mujer indio descendiente (por parte de su madre Shymala Gopalan), en gobernar la gran potencia mundial, que también tiene en las venas sangre jamaicana, es decir afrocaribeña (padre, Donald Harris). Trump es otra versión, descendiente de alemanes, identificados con los supremacistas blancos. Sus antepasados, creadores de una dinastía inmobiliaria, se negaba a vender departamentos a personas de raza negra. O sea, dos personajes antípodas. Además, de diferentes sexos.
Al firmar su carta abierta de renuncia a la candidatura presidencial, dirigido al pueblo estadounidense, Joe Biden puso fin a una larga carrera política de más de medio siglo. Afirmó en su misiva: “Mientras ha sido mí intención buscar la reelección, creo que está en el mejor interés de mi partido y mi país que me hagan a un lado y enfocarme sólo en cumplir con mis deberes como presidente por el resto de mi periodo”. Después, ya por la red social X, agregó: “deseo ofrecer mi pleno apoyo y endoso a Kamala para ser la nominada de nuestro partido este año. Demócratas: es hora de unirnos y derrotar a Trump. Vamos a hacerlo”.
Mientras el proceso acostumbrado para suplir a un candidato presidencial ya en campaña continúa, Kamala empieza a hacer lo suyo. En pocas horas después de la renuncia de Biden, la vicepresidenta logró recaudaciones históricas entre donadores primerizos, no de demócratas adinerados. A punto de cumplir 60 años, Harris nació el 20 de octubre de 1964, en Oakland, California. En 1986 obtuvo la licenciatura en Ciencias Políticas y Economía por la Universidad de Howard. Dos años más tarde, obtuvo el Juris Doctor. En 2011, se convirtió en la primera fiscal general de California, y en 2020, también en la primera vicepresidenta mujer de EUA, además de ser de ascendencia asiática y afroamericana.
Hace ocho años contrajo matrimonio con el abogado judíojázaro, Douglas Craig Emhoff, originario de Nueva York. Egresado de la Universidad Estatal de California.
Kamala no es la única en su familia relacionada en actividades políticas. Su hermana, Maya Harris, fue asesora en la campaña de la ex primera dama de EUA, Hillary Clinton, que perdió la elección presidencial frente a Donald Trump en 2016, no obstante, la actual vicepresidenta ya había sido considerada por analistas como una mujer con los atributos suficientes para llegar a la Presidencia.
El periódico The New York Times publicó en el año 2008 una lista de mujeres con ese perfil. De Kamala Harris se afirmó que constaba con una reputación de ser una “luchadora dura”. El 21de enero de 2019 por primera vez anunció de manera oficial que buscaría la candidatura demócrata para la Presidencia de USA.
Todos indica que Harris asegura la nominación demócrata para ser candidato oficial del partido. Robert García, congresistas de California anunció el martes 23 que la vicepresidenta había recibido el apoyo de suficientes delegados para asegurar su nominación. Para ganar la nominación en la primera vuelta de la votación, un candidato necesita el apoyo de por lo menos 1,976 delegados de un total de 4,000. Harris superó este umbral con la ayuda de la delegación de California, que es la mayor de todo el país.
Kamala Harris expresó su orgullo por haber obtenido el amplio apoyo necesario. Dijo; “Estoy orgullosa de haber obtenido el amplio apoyo necesario para convertirme en la nominada de nuestro partido y, como hija de California, estoy orgullosa de que la delegación de mi estado ayudó”. La vicepresidenta anticipó que espera aceptar la nominación formalmente “pronto”, lo que podría ocurrir de manera remota el 7 de agosto, antes de que el 19 del mismo mes comience la Convención Nacional del Partido Demócrata.
Por otra parte, en una declaración en la que se refería a su preparación profesional y en el desempeño de la Fiscalía General de California, Harrris, con un lenguaje muy diferente al que utilizaba Biden en sus referencias a Trump, dijo sin subterfugios: “Como fiscal de California, me he preparado muy bien para tratar a personajes patanes como a Trump. Conozco a los de tu calaña”.
Los sondeos empiezan a cambiar un poco. Todavía lejos de cualquiera triunfalismo por parte de los demócratas. Por ejemplo, un sondeo de Reuters/Ipsos, del lunes 21 y 23 de julio, le daban a Harris una leve ventaja sobre el aspirante republicano. Lo que de hecho no significa mayor cosa, más que eso: “una leve ventaja”. Faltan muchos días para el 5 de noviembre y Trump hará hasta lo imposible para no perder la partida.
Pero, Harris ya está en campaña, con un lenguaje diferente al de Biden: “¿queremos vivir en un país de libertad, compasión y estado de derecho, o en un país de casos, miedo y odio?, peguntó a varios miles de simpatizantes en el West Allis Central High Scholz, en un suburbio de Wilmaukee, Wisconsin.
Dice la encuesta de Reuters e Ipsos que Harris aventaja a Trump con 44 por ciento entre los votantes registrados, después de que Biden abandonó la contienda. Encuestas anteriores situaban a la vicepresidente y al republicano por delante hace una semana por un punto porcentual a principios de mes. El movimiento se demuestra andando, y esta campaña apenas comienza. La moneda está en el aire, aunque Trump la ha tenido en la mano durante mucho tiempo. VALE.