El Planteamiento central de los 3 economistas galardonados con el Premio Novel de Economía de 2024 en su obra “Por qué fracasan los países”, es un análisis del desarrollo de los diferentes países desde su origen colonial en el continente Americano, y en África y Asia, en particular mencionan el caso de México como modelo de país que no logra ser exitoso, señalan que en la conformación de los Estados, a lo largo de la Historia, las sociedades van creando instituciones de diferente índole; podemos encontrar dos tipos de sociedades en general.

Las sociedades que desarrollaron instituciones inclusivas que son aquellas que permiten la participación política y económica de todos sus miembros, éstas tienden a generar un crecimiento sostenido y a largo plazo. Por el otro lado existen, las sociedades con instituciones extractivas que son aquellas diseñadas para beneficiar sólo a una élite gobernante a costa del bienestar general, estas sociedades experimentan un crecimiento limitado o nulo.

En México, desde la Colonia el grupo que logra acceder a gobernar, acapara todos los contratos y negocios que se generan en el ámbito público y en gran parte del privado, en cada nuevo régimen, actualmente cada seis años hay una camada de nuevos ricos con privilegios ilegales que propician una enorme corrupción; se crean elites de amigos que acaparan la riqueza.

Un país para poder llevar al éxito económico a su población debe contar con instituciones sólidas dentro de un Estado de derecho que se respete y adoptar un modelo económico incluyente en donde toda la población sea tomada en cuenta y que la renta pública se distribuya de manera equitativa y no permitir la extracción de las rentas por los individuos de las elites más poderosas.

En México la vida pública se convirtió en una Tómbola, no solo para escoger a la mitad de los jueces y magistrados que en la primera tanda del año próximo dejarán de ejercer el cargo para el que fueron designados, sino también por la incertidumbre en la conducción de la Nación por la única voz que decide los destinos de los mexicanos.

Vivimos en un México de una sola voz,  la de quien ejerce la función del Ejecutivo en donde ya no existe un Parlamento pues solo hay un grupo mayoritario  de personas cuya consigna es la de aplaudir y aprobar todo lo que les ordene el Ejecutivo, un grupo que no “parlamenta” que no opina que no discute las propuestas de leyes y reformas, un grupo que no lee los proyectos que les son sometidos y los aprueba con errores garrafales por no haber podido ser corregidos, pues esa fue la orden que recibieron del Ejecutivo, que se aprobara el proyecto enviado sin cambiarle ni tan siquiera una coma.

Habría que revisar el Diario de Debates en la historia del Congreso en México, pero esta situación de sumisión total por parte de la mayoría de los diputados no se había vivido ni siquiera en tiempos del Presidente Porfirio Díaz.

Y ese Ejecutivo cuya voz es la única válida,  decidió desaparecer al Poder Judicial porque le estorbaba para gobernar sin entender que sin la división de poderes México deja de ser un Estado de Derecho con reconocimiento internacional, pues el respeto a  la división de poderes, el respeto a los Derechos Humanos y el respeto a la participación democrática de toda la sociedad son elementos consustanciales al reconocimiento del Estado de Derecho.

Ante la cerrazón y falta de visión de Estado, de la camada de políticos que desde el 2018 nos gobierna  y que se encuentran al frente de la vida pública, debemos dejar la apatía o el temor,  la sociedad civil debe elevar la voz y hacerse presente imponiendo su vinculación en la generación de iniciativas y propuestas para planes, programas y proyectos de carácter público, y desde luego, para establecer mecanismos de control sobre los representantes elegidos popularmente, los servidores públicos y sobre toda la gestión pública.

No debemos permitir que solo sea una voz la que se escuche y decida todo el destino de la Nación, la gobernabilidad y las políticas públicas deben generarse a partir de un diálogo con la base social, como productos del consenso de grupos específicos y actores sociales reales dentro de un marco de legalidad y muy lejos de la delincuencia organizada. Esta es la vía institucional y el cauce político que debe privilegiarse si verdaderamente se quiere evitar un estallido social de alcances imprevisibles, proveniente del México bronco que se exterioriza en el descontento creciente sobre la forma de hacer política de los integrantes de Morena.