El panorama es desalentador por donde se enfoque. El gobierno islámico alardea que el 90 por ciento de los misiles —más o menos 200–, lanzados sobe territorio judío el martes 1 de octubre dio en el blanco y el presidente iraní, Masud Pezeshkian, justificó el ataque diciendo que el régimen de los ayatolás está satisfecho con este acto de venganza por la embestida israelí contra los objetivos iraníes y de sus aliados en la zona. Por su parte, Netanyahu anuncia una respuesta contundente pues sus tropas están prestas para atacar “donde y cuando sea”. En suma, es el cuento de nunca acabar. Los cielos del Oriente Medio se tiñen de sangre en medio de explosiones cada vez más numerosas.

A pocas horas de una incursión “selectiva” del rival en la frontera de Líbano, la República Islámica disparó más de 180 misiles, operativo que se bautizó con el nombre “Promesa verdadera 2” y uno de los más importantes en lo que va del año. Aunque el número es menor a los 200 drones y cohetes lanzados en el mes de abril pasado, por vez primera éste usó armas hipersónicas Fattah, que pueden alcanzar blancos a 1,400 kilómetros, lo que hizo activar las sirenas de alarma casi durante una hora en gran parte del Estado judío, después de que el gobierno de Estados Unidos de América advirtiera de un ataque “inminente” de la República Islámica.

En tales circunstancias, Teherán, líder del llamado eje de la resistencia Islámica junto a Irak, Líbano, Palestina, Siria y Yemen, justificó y reivindicó su “plan legal y legítimo” por los mártires caídos por los ataques israelíes en territorio libanés y palestino, en claro apoyo a Hezbolá y Hamás. De hecho, el ejército de Israel intensificó, en los últimos días, su fuerza letal pues tras matar al líder Hassan Nasrallah, creció la lista de mandos eliminados en el Líbano y reforzó combates en tres frentes, ahora contra Yemen.

La lista de líderes islámicos eliminados ya es importante.  Hassan Nasrallah, de 64 años, secretario general de la organización terrorista Hezbolá desde la década de los años 90. Con más de 60 mil cohetes y misiles, la Organización, cuyo nombre significa Partido de Dios, ha expandido drásticamente desde la Segunda Guerra del Líbano, con más de 60,000 cohetes y misiles con cocidos de alcanzar cualquier parte de  Israel con mayor precisión. El líder asesinado era teólogo y fundador del organismo terrorista. Su mando era afín al régimen de Irán. Se le acusó de ser responsable del atentado en la embajada de Israel en Buenos Aires, Argentina, el 17 de marzo de 1992, y de un ataque con coche bomba en el mismo país sudamericano. Brindó su apoyo a Hamas y Palestina tras la guerra en Gaza.

Otros líderes abatidos por Israel han sido: Nabil Kaouk, líder de seguridad interna y sublíder del Consejo Central de Hezbolá. Ibrahim Aquiles, jefe de la Fuerza Radwan; Ali Kari, encargado del Frente Sur y lanzamiento de misiles; Ahmad Wahbe, comandante de las Fuerzas Radwan; Mohamed Srur, jefe de unidad de drones e Ibrahim Kebeissi.

A su vez, autoridades libanesas reportan que en los últimos días aproximadamente 200 mil residentes, entre connacionales y sirios, salieron del país en busca de protección por los embates de Israel. Por tal motivo, la venganza de Teherán provino de la figura más importante de Irán, pues se aclaró que el ayatola Ali Jamenei la avaló tras los bombardeos de Beirut y especialmente por los golpes letales a las cúpulas terroristas.

En solo un par de meses, las tropas israelíes (FDI) eliminaron, como se señaló líneas atrás, a mandos claves: Hassan Nasrallah, el líder de Hezbolá; Ismael Haniyeh, cabeza de Hamás, y Abbas Nilforoushan, miembro del Cuerpo de la Guardia Reolucionaria Islámica (CGRI), reduciendo su pode en la región.

A unas cuantas horas del primer año del ataque terrorista de Hamás en la nación judía, Líbano se precipita a la guerra con mayúsculas, con la población atrapada entre la zona dominada por Hezbolá y la represalia israelí. El gran temor es que la crisis acabe devengando en una conflagración de amplitud insospechada.

Los bombardeos masivos ordenados por Netanyahu han motivado el desplazamiento de un millón de afectados, es decir una sexta parte de la población libanesa (seis millones de habitantes), de acuerdo a las denuncias del primer ministro Nayib Mikati, figura emblemática del país del cedro. El dirigente dijo que “el número es grande, se estima que un millón de personas se vieron obligadas a moverse de un lugar a otro durante los últimos días. Esta es considerada la mayor operación de desplazamiento en Líbano en toda su historia”. El desplazamiento se convierte en un éxodo de pánico en el sur del país, con menor intensidad en el valle de la Bekaa y los barrios sureños de Beirut, donde se encuentran bastiones del movimiento chiiita Hezbolá.

Como ha sucedido desde hace varios meses, las versiones de uno y otro bando se contradicen, aunque es cierto que el sistema defensivo de Israel ha sido un fuerte baluarte para impedir mayor destrucción y muerte por parte de los misiles lanzados por los enemigos de Jerusalén. Los voceros de la Guardia Revolucionaria Islámica aseguran que el 80 por ciento de sus cohetes han dado en el blanco al atemorizar nuevamente a la población pues miles de judíos se resguardaron en refugios mientras los disparos estallaban en la Cúpula de Hierro, que es apoyada totalmente por el poderío del ejército estadounidense. En este sentido, las fuerzas judías desmintieron a sus rivales y aseguró que su sistema defensivo interceptó la mayoría de los ataques. En cuestión de horas, la nación judía adelantó una reacción poderosa; el vocero militar, Daniel Hagan, aseguró que sus fuerzas están listas para atacar “donde sea, cuando sea y como sea”, luego de que Netanyahu declaró que el rival islámico pagaría las consecuencias de “este gran error”, anticipando otra escalada.

Analistas del conflicto, que al paso de los días se complica más y más, adelantan explicaciones que ayudan a entender un poco más el laberinto bélico del Oriente Medio. Por ejemplo, ¿por qué el gobierno israelí bombardea masivamente a Líbano? Los expertos abundan en el tema porque “ha declarado la guerra a Hezbolá de igual manera que lleva un año destruyendo la Franja de Ga tras declarar la guerra a Hamás el 7 de octubre de 2023, jornada en que tres mil milicianos del movimiento de resistencia palestina cruzaron la frontera y peinaron el mayor atentado terrorista de la historia del moderno Estado judío, con ocho más de 1,200 muertos y 250 secuestrados de los que la mayoría siguen en poder de los terroristas islámicos. La embestida recuerda los peores días del Holocausto en la Segunda Guerra Mundial.

Un día más tarde de los atentados, Hezbolá comenzó a lanzar cohetes diariamente sobre Israel, en “solidaridad” con el “heroico acto de resistencia”, como llamó el grupo armado libanés al ataque masivo contra civiles de Hamás, y en venganza por los bombardeos masivos e indiscriminados de Jerusalén sobre la población gazatí, con un saldo brutal de más de 41,000 muertos.

Otra pregunta clave en este conflicto es por qué Netanyahu ordena la guerra contra Hezbolá en el país del cedro y no lo había hecho antes. Sobre todo porque el gobierno ataba seguro que “Hamás ya no existía como fuerza militar en Gaza” después de once meses de combates incesantes. “En estos momentos, Hamás está llevando a cabo una guerra de guerrillas, mientras sus dirigentes huyen” declaró el ministro de Defensa israelíes, Yoav Gallant, señalando que la prioridad de las fuerzas israelíes en el sur del país había concluido y ahora tocaba el turno de arreglar” la crisis en el norte.

Además, antes de empezar el verano, Bibí —acorralado por las protestas populares de judíos para negociar la liberación de los rehenes y hundido en las encuestas por no atender las alertas respecto a que Hamas “preparaba algo grande”—, advirtió a las guerrillas chiitas que la paciencia de Israel se agotaba y que, si no dejaba de lanzar cohetes, la venganza iba ser bíblica.

Para ese momento, el Mossad —la famosa agencia de inteligencia israelí-, junto con otras organizaciones del mismo jaez, y operaciones antiterroristas en el exterior empezaron a planear el golpe espectacular contra Hezbolá en los 42 años de existencia de la milicia libanesa. Llegado el momento de la revancha, el 17 de septiembre pasado, tras averiguar donde se escondían los comandantes de la militancia chii y, sobre todo, dónde tenía su búnker el jefe supremo de Hezbolá, Hasán Nasrallah.

Ese día —17 de septiembre—, cientos de buscapersonas (bípers), enviaron una señal sonora y segundo más tarde estallaron, dejando una decena de muertos y más de tres mil heridos, entre milicianos de Hezbolá, pero también entre en la población femenina e infantil. Hasta ese momento, nunca se había visto semejante ataque sincronizado y con esos aparatos, casi en desuso en el resto del mundo. No habían transcurrido 24 horas cuando, en plena conmoción por el espectacular ataque, aunque miles de woki tokis explotaron también, dejando un saldo total de 37 muertos y más de tres mil heridos, con el consecuente colapso de los hospitales del pequeño país árabe.

Día con día el conflicto del Oriente Medio se agrava. En esa parte del mundo, todos los contendientes se recriminan el “ojo por ojo” y las amenazas avivan las tensiones. En tanto Israel insiste en atacar a Hezbolá.

Al principiar el décimo mes del año, Israel avanzó el miércoles 2 en tres frentes, con una incursión terrestre en Líbano contra Hezbollah, así como nuevos bombardeos sobre Beirut y Gaza, en los que perdieron la vida decena de personas, incluidos muchos infantes, al tiempo que atacó una zona residencial en Damasco, capital de Siria. En otras palabras, en tanto la nación judía reiteraba sus amenazas de tomar represalias por el ataque de misiles balísticos lanzados por Irán, la zona se preparaba para aúna nueva escalada del conflicto.

Frente a esta situación, las repercusiones llegaron a la Organización de Naciones Unidas donde los embajadores involucrados aprovecharon la reunión urgente del Consejo de Seguridad para redoblar la afrenta y el gobierno judío se lanzó el sectario general de la organización mundial, el portugués Antonio Guterres, al acusar la nula capacidad para actuar ante las agresiones y lo declaró persona non grata y prohibió su notará en territorio israelí.

Así, los diplomáticos en Naciones Unidas adelantan culpas ante ofensivas inminentes que la ONU tachó de “ciclo mortal”, pues ambos se declararon listos para atacar, lo que mantiene vivas las alertas por provocaciones y naciones como Alemania, España, EUA, Gran Bretaña, Jordania y México entre otros piden a connacionales salir cuanto antes del Líbano y otros envían aviones para ayudar a civiles y personal ante el riesgo de una guerra.

La recriminación del ministro de Relaciones Exteriores judío, Israel Katz es más que evidente: “He degradado al secretario general de la ONU PERSONA NON GRATA en Israel y le he prohibido entrar en el país. Quien no pueda condenar de manera inequívoca el atroz ataque de Irán contra Israel no merece poner un pie en suelo israelí”. Más claro. VALE.