Los ataques terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra centros israelíes —de trabajo y de diversión—, ya pasaron a la historia como brutales ejemplos del extremismo antisemita secuela del Holocausto cometido en la Segunda Guerra Mundial por el régimen nazi de Adolf Hitler y otros gobiernos cómplices. Al cumplirse el primer aniversario de tan infausto acontecimiento —cuya preparación y ejecución por parte de la terrorista organización islámica ha dado pie a muchas interrogantes y dudas entre la sociedad y el gobierno judíos—, puede afirmarse sin dudas que el Oriente Medio vive una de las peores crisis geopolíticas de su inestable historia.

La decisión militar judía, de legítima defensa, una vez más es apoyada por Estados Unidos de América (EUA), pero en esta ocasión las manifestaciones populares en contra de ese respaldo (como sucedió durante la guerra de Vietnam) son más recurrentes, sobre todos en estos meses de campaña electoral presidencial que desembocarán el 5 de noviembre próximo. El gobierno judío dirigido por el derechista Benjamín Netanyahu ha ampliado el número de frentes bélicos, lo que permite suponer que el conflicto puede generalizarse en la zona, de por si caliente desde mediados del siglo XX. El extremismo árabe se ha agudizado, sobre todo en Irán que sorprende por sus nutridos arsenales de misiles y cohetes, amén de otras operaciones estratégicas. En solo 12 meses, el panorama sociopolítico en el Levante, es muy diferente al que imperaba a fines de 2023.

El escenario podría desglosarse en tres partes; Israel ha provocado reacciones diversas entre sus vecinos, debilitando a varios de ellos aunque al mismo tiempo ha “inspirado” mayores actividades terroristas. Segundo, la respuesta del gobierno de Benjamín Netanyahu ha devastado la Franja de Gaza y sus habitantes; tercero, el Medio Oriente, lo más preocupante, está al borde del precipicio de una guerra regional que puede generalizarse al Viejo Continente como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania. Esta situación bélica —que tampoco tiene para cuando terminar-, ha polarizado las relaciones internacionales de todo el planeta. En la ONU, el enfrentamiento entre los simpatizantes de los dos bandos: rusos y ucranianos es tema de todos los días. Occidente y Oriente están al punto. Rusia y China, sin tener una alianza militar “en forma” hasta el momento van de la mano, sin llegar a un encuentro con los países de la OTAN, lo que significaría problemas diplomáticos con la mayor parte del mundo. Más allá de declaraciones en la Asamblea General de la ONU y en uno que otro foro internacional, sigue funcionando la diplomacia tradicional, pero esto puede cambiar en el momento menos esperado. Por eso son delicados los lanzamientos de cohete y misiles entre árabes y judíos. Un mal día las matanzas indiscriminadas entre unos y otros pueden desencadenar operaciones bélicas más sangrientas.

En estos delicados juegos de guerra, hay un absurdo encono entre las derechas y las izquierdas del mundo en el que se disputan la hegemonía en sus respectivos países, dando pie a mayores desencuentros que en nada benefician la convivencia pacífica de los pueblos. Además, en los días que corren resurgió un sentimiento antisemita que hipócritamente muchos tratan de ocultar y que nunca desaparece, pero a la chita callando muchos avivan cada vez que pueden. En este fenómeno no puede olvidarse las proclamas “súper nacionalistas” de algunos gobiernos de izquierda, de hecho “sepulcros blanqueados”, que se alinean con dictaduras que juegan a la “democracia” sin perder ninguna elección, como sucede en Venezuela, Nicaragua y en Cuba, y México, bajo la 4T, les ha hecho segunda. ¿Habrá algún cambio diplomático con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo? Chi lo sa?

Los doce meses de ataques y contraataques entre Hamás e Israel han dado material de primera mano para describir los sufrimientos de las comunidades en pugna. Por ejemplo, el libro de la periodista israelí Lee Varón —aún no traducido al español—, 10/7. 100 Hundred Stories, de reciente aparición en inglés que es una preciosa obra literaria ejemplo de periodismo moderno. Los episodios narrados en este volumen obligan meditar a propios y extraños. El sufrimiento de los seres humanos va más allá de ideologías, fobias y religiones.

Además, Lee Varón está consciente de que las manifestaciones estudiantiles en la Universidad de Columbia, en Nueva York —donde cursó un año sabático—, están a favor de un Estado propalestino y el fin de la ocupación israelí, pero que también cree que muchos jóvenes no comprenden realmente lo que significa hacer un llamamiento a la Intifada global” o clamar a gritos “todos somos Hamás” como se ha escuchado en Columbia en los últimos días. Las dos comunidades, la propia y la exterior, dijo la autora, deben entender a fondo cuál es el verdadero interés general para poder llegar a vivir en armonía entre todos.

Sea como sea, el panorama es muy complejo. Las heridas en los dos bandos tardarán mucho tiempo en sanar, si esto fuera posible. Tanto Israel como los vecinos comprometidos han sufrido bajas y unos y otros desafían muchísimos desafíos. La guerra en el enclave deja ya más de 42 mil muertos, de acuerdo con el ministerio de Salud de Gaza controlado por Hamás, lo que ha suscitado protestas de ciudadanos y políticos en todo el planeta. Así sucede también en las plenarias de casi todos los organismos mundiales, como la ONU, y sus organismos especializados.

El día del primer ataque —7 de octubre de 2023–, los terroristas Islámicos quitaron la vida a más de 1,200 personas y 250 secuestradas, la milicia palestina en pie continua en pie, 101 rehenes permanecen en la Franja e Irán se ha involucrado directamente en la guerra.

La embajadora de Israel en México, Einat Kranz Neiger, declaró en una entrevista periodística: “Con esa masacre tan terrible en la que invadieron a Israel ahora se sabe que fueron como cinco mil terroristas y también colaboradores, gente que entró después cuando estaba abierta la valla y que saquearon y secuestraron a personas, asesinaron, violaron con una violencia sexual a mujeres y a hombres, mutilaron, torturaron a personas y quemaron miles y miles de casas destruyendo poblados enteros”.

Desde entonces, agregó la embajadora judía a un periódico mexicano, “estamos en guerra porque nos tenemos que defender. Israel tiene el derecho de protegerse en contra del terrorismo, de proteger a su población, sus fronteras. Eso es lo que está haciendo nuestro Ejército desde el 7 de octubre de 2023”.

Por su parte, Vera Baboun, embajadora de Palestina en Santiago de Chile, declaró a la prensa que si se guardara un minuto de silencio por cada uno de los casi 42 mil muertos en la Franja de Gaza desde que se iniciaron las actividades bélicas hace un año, la gente quedaría muda por 29 días seguidos. Ese es el balance de guerra proporcionado por la diplomática palestina. Es decir, la guerra —terrible palabra—, ha devastado al enclave palestino.

De acuerdo a estos datos, de la representante palestina en territorio palestino, 41,788 de ellos han muerto por las fuerzas israelíes de los cuales 16,891 eran niños y 11,458 mujeres. Y 96,794 heridos. Las acciones de Israel fueron respuesta de los ataques unilaterales de Hamás, en los que asesinaron y secuestraron a varios centenares de personas. Ante lo cual, el gobierno de Benjamín Netanyahu, el más derechista en la historia de Israel, afirma que no cesará la ofensiva hasta conseguir la eliminación completa de la organización terrorista islámica a la que también culpa de la muerte de civiles en Gaza porque la milicia opera desde edificios no clasificados como centros militares.

Sin dar minutos de respiro a los adversarios Anti judíos, Netanyahu amenazó, a los libaneses el martes 8 de octubre, un día después del primer aniversario de la embestida palestina, con “una destrucción y un sufrimiento como los que vemos en Gaza” si no se liberan de Hezbollah, en una jornada en la que la milicia proiraní lanzó cien cohetes contra la localidad israelí de Haifa, la tercera ciudad más grande del país después de Jerusalén y Tel Aviv, a 90 kilómetros al norte de esta última.

Bibí hizo el llamamiento a la sociedad libanesa para “recuperar su país”: “pueden devolver a Líbano a un camino de paz y prosperidad. Si no lo hacen, Hezbollah seguirá intentando luchar contra Israel desde zonas densamente pobladas a sus expensas”. El primer ministro israelí acusó al grupo terrorista de convertir a Líbano en un “arsenal de municiones y armas”, así como en una base militar iraní avanzada. “No importa si Líbano se ve arrastrado a una guerra más amplia. Cristianos, drusos, musulmanes, sunitas y chiitas, todos sufren a causa de la guerra de Hezbollah contra Israel”, agregó el mandatario judío.

A su vez, el secretario general de la ONU, el portugués, Antonio Manuel de Oliveira Guterres afirmó el martes 7 de octubre, en Nueva York, que “la pesadilla de Gaza está entrando en un segundo año atroz y abominable. Este fue un año de crisis humanitaria, política, diplomática y hasta moral”, por lo que abogó la “solución de dos Estados” en el conflicto entre Israel y Palestina.

En correspondencia con el líder mundial, funcionarios del organismo manifestaron su preocupación por el hecho de que Israel utilice en Líbano los mismos métodos de guerra que en la Franja de Gaza y pidieron actuar para evitar la misma “espiral de perdición”. Y Josep Borrell, canciller de la Unión Europa (UE), puso en duda que la ofensiva en Líbano pueda aumentar la seguridad en Israel, al destacar que “no hay soluciones militares a los conflictos profundamente enraizados”.

Guterres, el también político, ingeniero físico y profesor portugués, que desde el 1 de enero de 2017 dirige los destinos de la ONU, amplió sus declaraciones y explicó que “cada ataque aéreo, cada misil lanzado, cada proyectil disparado, empuja la Paz más lejos del alcance”. Insistió en demandar un alto el fuego en Gaza y Líbano, la inmediata e incondicional liberación de rehenes en manos de Hamás y la ayuda humanitaria para todos aquellos que la necesitan. “Tampoco nos rendiremos en nuestro llamamiento a una acción irreversible hacia la solución de dos Estados; toda la gente en el Oriente Medio merece vivir en paz”, agregó.

Por último, Guterres manifestó su “preocupación” por una moción de Israel para impedir que la agencia de la ONU para los Refugiados en Palestina (UNRWA) continúe su trabajo, lo que sería una grave crisis humanitaria.

Así se cumple el primer aniversario de esta nueva guerra en el Oriente Medio. VALE.