Luego de la detención de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López en Estados Unidos, en Sinaloa los enfrentamientos entre los incondicionales de ambos líderes en el Cártel del Pacífico continúan en algo muy parecido en una guerra de baja intensidad, pero que da muestras de su sangrienta magnitur: en sólo un mes tras la detención se han 150 asesinatos y 195 desapariciones.

Pero para el gobierno federal, tanto con López Obrador como con Claudia Sheinbaum, hay más homicidios en Guanajuato, incluso la actual presidenta señaló luego del homicidio del presidente municipal de Chilpancingo que dicho municipio no figura entre los de mayor número de homicidios.

Es decir, la costumbre de mirar hacia otro lado continúa.

Y no es el único error que se está cometiendo por parte de la administración morenista, que privilegia la narrativa de un inexistente país en paz, pues por insistir en este tipo de discursos no se reconoce la falta de una estrategia que combata la inseguridad y la violencia provocada por la lucha por los territorios entre los cárteles del crimen organizado, pues no hay ni disuación, ni inteligencia, ni investigación que combatan la impunidad y los crimenes cometidos.

Eso aplica a lo que sucede en entidades como Sinaloa, Tamaulipas, Morelos, Guerrero, Guanajuato, Chiapas, estados que han estado inmersos en problemas de inseguridad, en donde por privilegiar la narrativa de una supuesta paz y la negativa a colaborar con autoridades estatales y muncipales –algunas incluso con la que por la diferencias ideológicas se profundiza la problemática–, se combinan para que esta violencia siga en aumento.

La denuncia del director del portal Al Frente Noticias de Sinaloa, Diego Alberto Hernández, del pasado 6 de octubre, “Por lo menos 30 camiones llevaron gente de las diferentes colonias al estadio de los Tomateros de Culiacán, ante la falta de interés de la ciudadanía. Todas con boleto pagado y así aparentar que no pasa nada. El 90 por ciento eran ‘Acarreados’”.

Es decir, se trata de gobernantes que buscan cuidar su imagen a toda costa, pero no dar resultados en materias como seguridad pública. De hecho, el propio gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, informó en conferencia de prensa que no está siendo investigado por la FGR.

Como mencionó en su columna de El Universal Héctor de Mauleón, “No basta con enviar militares, como hizo AMLO a lo largo de seis años, para aplacar la violencia. No se trata tampoco de echar competencias: el sexenio de las justificaciones, de los berrinches y del infantilismo ha terminado. Urge que el gobierno federal se haga responsable. Que se ponga fin a la pesadilla en que viven millones de mexicanos”.

¿Qué buscan los Chapitos?

La detención de Ismael Zambada en Estados Unidos apunta a una acción promovida por Joaquín Guzmán López, en un contexto en el que las dudas abundan –mismas que generan una gran cantidad de especulaciones– y las respuestas escasean.

Lo único cierto es que la violencia enmarca lo sucedido luego del traslado de El Mayo Zambada a la Unión Americana, pero la pregunta que muchos buscan responder es qué motivó la trampa tendida al socio y fundador del Cártel de Sinaloa para que fuera apresado en el sistema penal estadounidense, en especial perdiendo el control del Cártel que fue fundado por el Chapo Guzmán.

La guerra entre facciones del mismo cártel muestra muestra uno de los efectos de la detención de uno de los jefes más buscados por la justicia de México y Estados Unidos, pues para miembros de una de dichas facciones ve como una traición lo hecho por Joaquín Guzmán López, como una imagen que circuló en redes sociales mostró el pasado 15 de septiembre:

Así, lo único que podemos esperar es que siga la violencia en Sinaloa, con las omisiones de los gobiernos estatal y federal, en tanto se conozcan las primeras revelaciones que se den en el juicio que enfrentan en Estados Unidos y si hay algún acuerdo con el Departamento de Justicia, algo que podría significar un reacomodo toral en el Cártel de Sinaloa y el surgimiento de nuevos liderazgos ajenos a las familias Zambada y Guzmán.