Desde sus inicios, la evolución tecnológica, ha marcado el desarrollo de la civilización humana. Ha transformado de manera continua las herramientas y métodos que empleamos en todos los ámbitos de la vida familiar, escolar, social, profesional. Este avance imparable no ha excluido al sector jurisdiccional, en donde la tecnología está redefiniendo las prácticas y procedimientos tradicionales.
En el sistema jurisdiccional, la tecnología está introduciendo cambios significativos. Desde la presentación electrónica de demandas, denuncias y documentos, la realización de audiencias virtuales, el expediente electrónico, las notificaciones electrónicas, la inteligencia artificial (IA), etc. son innovaciones tecnológicas que ofrecen tanto oportunidades, como desafíos para la administración de justicia.
La presentación electrónica de demandas, recursos, pruebas y documentos ha revolucionado la forma de gestión del sistema de impartición de justicia. Este procedimiento implica el uso de plataformas digitales donde juzgadores y partes en el juicio pueden presentar sus escritos y sus decisiones. El sistema no solo facilita un método de entrega e integración al expediente, instantáneo y seguro, sino, la disponibles para las partes autorizadas para su consulta.
Las ventajas de esta metodología son numerosas. Reduce el tiempo de entrega, ahorro de gastos de transportación, contribuye a la disminución de tránsito de vehículos, disminuye significativamente el uso de papel, apoya políticas de sustentabilidad ambiental, aminora costos de impresión y almacenamiento.
El expediente electrónico facilita la gestión, no únicamente para la presentación de documentos, sino, para la emisión y notificación de acuerdos, resoluciones y sentencias por parte de los jueces. Propicia una consulta accesible, rápida y desde cualquier punto geográfico, sin necesidad de acudir a los tribunales. Optimiza la digitalización de archivos, facilitando su almacenamiento, búsqueda y reducción de espacios. Garantiza la disponibilidad de la información para las partes interesadas y el público en general, bajo las regulaciones de acceso a la información pública y protección de datos personales.
La implementación de audiencias virtuales ha sido una de las transformaciones más significativas en el sistema judicial en tiempos recientes. Elimina barreras geográficas y reduce costos de desplazamiento y logística. Un ejemplo reciente fue durante la pandemia del COVID 19.
Las sesiones de decisión transmitidas por internet, permiten visualizarlas en tiempo real. Los beneficios de las audiencias virtuales y la transmisión de sesiones de decisión son múltiples y significativas. Sobre todo, permiten que los participantes se unan a los procedimientos jurisdiccionales desde cualquier lugar.
Sin embargo, la transición hacia lo virtual no está exenta de desafíos, tales como problemas de conectividad que puedan afectar la fluidez de las audiencias. Cuestiones de seguridad y privacidad pueden tornarse críticas, dado que la protección de datos sensibles debe ser garantizada. La dependencia de estas tecnologías implica una curva de aprendizaje para abogados y jueces, quienes deben ser capacitados adecuadamente para manejar las herramientas digitales de manera eficiente y efectiva.
La incorporación de la inteligencia artificial en el sistema judicial, si bien ha abierto nuevas vías de análisis de precedentes, más bien, se ha utilizado para la localización de disposiciones legales, precedentes jurisdiccionales nacionales o extranjeros y doctrina relacionada. También se ha usado como herramienta que permita mejorar o corregir la redacción de demandas, escritos, acuerdos, resoluciones y sentencias.
El uso de la IA para la predicción de veredictos, utilizando algoritmos avanzados, se ha visto con cierta cautela. Preferentemente, se ha enfocado a la búsqueda de uniformidad en las decisiones jurisdiccionales, basada en un análisis exhaustivo de casos similares, lo que ayuda a minimizar la disparidad en las sentencias y fortalecer la predictibilidad del derecho y la confiabilidad en sus órganos de impartición de justicia.
Sin embargo, el uso de la IA en la justicia no está exento de desafíos éticos y prácticos. Un problema destacado es el riesgo de sesgos en los algoritmos, que puede desarrollarse cuando los sistemas de IA se alimentan con datos históricos que ya contienen prejuicios. Estos podrían continuar replicándose e incluso intensificarse bajo un sistema aparentemente objetivo y neutral.
La dependencia excesiva en la tecnología puede llevar a una deshumanización de los procesos judiciales, donde las decisiones pueden ser vistas como meros productos de cálculos algorítmicos, en lugar de consideraciones jurídicas ponderas y humanas, que solamente puede emitir un juzgador.
La incorporación de la tecnología en el sistema judicial ha traído consigo una serie de beneficios. Ha mejorado significativamente la eficiencia y el acceso a la justicia. Ha agilizado procesos que tradicionalmente consumían mucho tiempo, permitiendo que los casos se manejen con mayor rapidez y que las decisiones se tomen y comuniquen sin demoras innecesarias.
Sin embargo, la transición hacia la justicia digital no está exenta de obstáculos. Uno de los más significativos es la brecha digital entre jurisdicciones, pues crea desigualdades en el acceso a la justicia digitalizada. Mientras que algunas áreas se benefician plenamente con las herramientas tecnológicas avanzadas, otras con menos recursos, no pueden acceder a ellas. La necesidad de inversiones sustanciales en infraestructura y formación tecnológica es otro obstáculo importante. La resistencia al cambio sigue siendo un problema, ya que muchas personas están acostumbrados a los métodos tradicionales y pueden ser reticentes a adoptar nuevas tecnologías.
Si bien es verdad que la tecnología ofrece un potencial considerable para transformar el sistema jurisdiccional, también resulta esencial que su integración se maneje con un enfoque equilibrado. Debe procurarse una reflexión continua sobre cómo estas herramientas pueden servir, no sólo como medios para un fin más eficiente, sino, como facilitadores de una justicia más equitativa y justa. La tarea es garantizar que, mientras nos adaptamos a la era digital, los valores fundamentales de la justicia no se vean comprometidos, sino fortalecidos.
La autora es ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
@margaritablunar


