El sistema de lectura Braille es un puente por el que millones de personas con discapacidad visual pueden navegar por el vasto mar del conocimiento, la educación y la cultura. Es la conexión entre el mundo tangible y el pensamiento. Es el lenguaje de puntos en relieve transmitido con el tacto, que permite apreciar letras, números y diversos caracteres. Sin este sistema, el acceso a la información y la educación para las personas con discapacidad visual sería considerablemente limitado.
Louis Braille, el artífice de la luz en la oscuridad, el creador de este sistema, nació el 4 de enero de 1809, en Coupvray, Francia. Su infancia tuvo un viraje inesperado después de un desafortunado accidente en el taller de su padre. A los 3 años perdió un ojo con una herramienta. La herida se infectó y esto originó la pérdida del otro ojo, privándolo totalmente de la vista a los 5 años. Este hecho transformó su vida, pero no detuvo su deseo de aprender y contribuir a la sociedad.
Desde muy joven, Louis destacó en la escuela por su notable inteligencia. A los 10 años obtuvo una beca para estudiar en el “Real Instituto para la Juventud Ciega de Francia”, donde la instrucción era primordialmente oral. Si bien había perdido el sentido de la vista, no la de su alma visionaria. Poseedor de un ingenio indomable, se perfiló en su mente la determinación de romper los muros que lo separaban o le dificultaban la posibilidad de adquirir conocimiento. Su vida es un testimonio de cómo la resiliencia y la creatividad pueden superar barreras aparentemente insuperables.
En el silencio de su juventud, mientras estudiaba en el instituto antes mencionado, fue inspirado por un código militar denominado “Escritura Nocturna”, creado por Charles Barbier. Este sistema nació en la penumbra de las trincheras, para que los militares pudieran leer en la oscuridad sin llamar la atención. Era complejo y poco práctico. La mente ingeniosa y brillante de Louis simplificó los puntos de relieve, los transformó en letras, números y signos con los que creó un lenguaje universal, el sistema Braille. Este nuevo sistema fue más que una innovación: fue un regalo al mundo, especialmente a aquellos que enfrentan la ceguera.
Cada 4 de enero, el mundo rinde tributo a Louis Braille. Esta fecha busca generar conciencia sobre la importancia de este sistema como herramienta esencial para la inclusión de las personas con discapacidad visual. También es un llamado a garantizar que los materiales educativos y culturales en Braille se consideren, como lo que son, un derecho, no un privilegio para este grupo vulnerable. En muchas partes del mundo, el acceso a materiales en Braille sigue siendo un desafío, subrayando la necesidad de un esfuerzo colectivo para abordar esta brecha.
Si bien el sistema Braille surgió en los albores del siglo XIX, su aceptación se enfrentó a muchas reticencias. Realmente fue hasta la mitad de esta centuria cuando el sistema obtuvo reconocimiento y fue adoptado oficialmente en instituciones educativas para personas con ceguera. Primero fue aceptado en los países europeos y posteriormente en el resto del mundo. Lo único triste es que para entonces su autor ya había fallecido. Este retraso en el reconocimiento subraya los prejuicios y la resistencia al cambio que pueden existir incluso frente a innovaciones transformadoras.
El Braille no es solamente un método de lectura y escritura, sino la llave que abre puertas antes cerradas. Es un canto a la independencia, la libertad y la autodeterminación de las personas privadas de la vista. En alguna época anterior a la invención del sistema, la oscuridad era también silencio. El Braille ha permitido a estas personas participar plenamente en la vida social, educativa y laboral, fomentando de esta manera una mayor inclusión y equidad. Su impacto va más allá de lo práctico; representa un triunfo del espíritu humano y un compromiso con la igualdad.
A dos siglos de su invención, el sistema Braille no ha perdido vigencia. Sigue siendo herramienta fundamental e insustituible para el aprendizaje y alfabetización de las personas con ceguera. Convive con las tecnologías modernas, como lectores de pantalla, teclados y un sinnúmero de dispositivos electrónicos que pueden ser adaptados. Sin embargo, el Braille mantiene su relevancia como un medio tangible y accesible para muchas personas.
El marco jurídico nacional e internacional acepta el sistema, lo protege y facilita. Por ejemplo, convenios internacionales como la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU enfatizan la necesidad de proporcionar acceso a la información en formatos accesibles, incluyendo el Braille. Todo esto es gracias a la inteligencia, visión e ingenio de Louis Braille, que a partir de su propia experiencia iluminó un sendero antes en la oscuridad. Este legado perdura y nos recuerda la importancia de construir un mundo más inclusivo y equitativo.
Fuentes:
- Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU (https://www.un.org/disabilities/documents/convention/convoptprot-s.pdf)
- Historia de Louis Braille y su sistema (https://www.brailleinstitute.org)
- Artículos sobre el impacto del Braille en la inclusión educativa (https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/blindness-and-visual-impairment)
- Datos históricos y sociales del sistema Braille (https://www.perkins.org/history-of-braille)
La autora es ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
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