Los años van y vienen y la desgastada democracia va de mal en peor. Las diferencias de antaño entre los países del llamado primer mundo y los del “tercero” se igualan: los supuestamente democráticos, como Estados Unidos de América (EUA) y los claramente autocráticos como Cuba, Venezuela, Nicaragua son diferentes porque los análisis políticos los encuadran por sus respectivas capacidades económicas, militares y extensiones territoriales más no porque sus respectivos sistemas políticos sean verdaderamente la esencia de la democracia.

Los resultados de los últimos comicios presidenciales en cada uno de estos países aclaran el trasfondo del anterior aserto: el retorno del expresidente Donald Trump a la Casa Blanca lo aclara la perfección. ¿A cuál mandatario en el planeta se le permitiría que desde antes de reasumir el poder amenazara a sus principales socios comerciales con aplicarles aranceles especiales por sus exportaciones a la metrópoli si no comulgan con sus políticas a modo como la de impedir que continúen llegando oleadas migratorias a su territorio? O, peor, que dispondría nuevas penas económicas a otros países si estos no suspenden la instalación de nuevas fábricas de productos de origen estadounidense. O de “bromear” con la “posible anexión” de Canadá o México a EUA como nuevos estados de la Unión; o incluso, la “compra” de la isla más extensa del planeta, Groenlandia, por cuestiones de seguridad nacional. Si Trump no fuera el próximo mandatario de la gran potencia ¿alguien le dejaría pasar estas baladronadas? Cuál es la esencia democrática del próximo presidente del país de la bandera de las 50 estrellas.

En qué se diferencia Trump de Canet, de Ortega o de un Maduro que seguramente se coronará —diminuto Napoleón—, como su propio sucesor en la presidencia venezolana, robándole el puesto a Edmundo González Urrutia que le ganó la elección a pulso en las pasadas elecciones presidenciales.

Ese posible robo —anunciado con bombos y platillos por el autócrata que “gobierna”, por legado de Hugo Chávez, la República Bolivariana de Venezuela—, es el tema de esta ISAGOGE. Sobre todo porque de consumarse la pillería, ésta se haría con el encubrimiento del ejército, y de otros presidentes hispanoamericanos, como la mexicana Claudia Sheinbaum Pardo, que para evitarse problemas con su homólogo sudamericano prefiere no asistir a la toma de posesión y decide ver la grotesca función desde la tribuna delegando la tarea en su representante diplomático. La presidenta sigue los pasos de su tabasqueño maestro.

Cada país tiene su propia historia. La de la República Bolivariana de Venezuela ya salió de las páginas de periódicos y revistas, de los noticiarios radiofónicos y de televisión, ya es tema de literatura, de la novela escrita por el español Javier Moro (Madrid, 1955), Nos quieren muertos. El sacrificio de un hombre, la lucha de una familia, la conciencia de un país.

El libro, dice Moro —que alcanzó la fama literaria por su novela Pasión india, que vale la pena leer—; “Quería contar por dentro lo que más o menos sabíamos por fuera. Sabíamos que el régimen bolivariano era terrible, pero ¿cómo se vive eso en lo cotidiano?, ¿cómo se vive desde dentro? Y la literatura te da las armas para reconstruir esa realidad”. Opinión que comparto, pues muchas novelas me han ilustrado mejor sobre la historia de un país que los propios anales redactados por los especialistas.

En suma, en 2014, después de encabezar las mayores manifestaciones de protesta en la historia venezolana contra el régimen de Nicolás Maduro —heredado por Hugo Chávez, el discípulo ferviente de Fidel Castro Ruz, hasta la muerte—, un joven político Leopoldo López, como otros miles de patriotas venezolanos que han sufrido las tarascadas bolivarianas, se vio enfrentado a la decisión más difícil de su vida: abandonaba su país y seguía la lucha desde la extranjero o permanecía en Caracas hasta que la policía lo detuviera. Sabía que su exilio significaba una decapitación política. Moro encuentra al novel expatriado en la capital española y le cuenta experiencias increíbles, que inmediatamente supo que debía escribir. El libro es un documento y un testimonio que va diametralmente en contra de la verdad oficial, de que Venezuela es así, socialista, pero no, Venezuela es lo que cuento en este libro: “Hay un joven que se entrega, es el sacrificio de un hombre, la lucha de una familia y se convierte en un héroe; su mujer que por amor se va a mover cielo y tierra”.

En esta historia, agrega Moro, la de Nos quieren muertos, a Leopoldo López le doy un trato de héroe y en ningún momento me ha decepcionado. Es un gran tipo, es idealista y me dijo: ”Mi lucha es la misma. Voy a luchar por la libertad de mi país y es una gran historia”. Esa historia, es la que se pondrá en claro el viernes 10 del primer mes de 2025. Es claro que Maduro Moros hoy todavía es presidente de Venezuela, pero perdió las elecciones del año que acaba de terminar. Por lo menos el 67% de los ciudadanos venezolanos sufragaron en los comicios de julio pasado y emitieron su voto por Edmundo González Urrutia, en tanto que Maduro únicamente logró el 30%.

Como dice Leonardo Núñez González: “estos datos pueden ser verificados por cualquier persona…, acta por acta, casilla por casilla, en el sitio www.resultadosconvzla.com, pues la oposición recolectó, almacenó, procesó y difundió los documentos con los resultados de las urnas validados por las mismas autoridades”.

El 10 de enero es la fecha oficial de la asunción del nuevo gobierno venezolano. De acuerdo a las actas de los comicios, Edmundo González Urrutia debería ser nombrado presidente, sin embargo, los preparativos del acto y la situación real en el país indican que será Nicolás Maduro el que asuma el cargo en medio de la indignación internacional que infortunadamente no es generalizada. Aunque el opositor realiza una gira internacional en busca de reconocimiento y de ayuda —fue recibido en varios países “hermanos” de América (no es el caso de México donde gobierna la Cuarta Transformación afín a la ideología bolivariana) e incluso en EUA, el presidente Joe Biden sostuvo con González Urrutia una cordial plática en la Casa Blanca.

El antiguo diplomático venezolano declaró que “fue una conversación larga en la que abordamos diversos aspectos de la relación bilateral y nosotros por supuesto que agradecimos el apoyo que nos ha brindado el gobierno estadounidense en esta lucha por la recuperación democrática de Venezuela. Por suerte, Biden ratificó que seguirá “de cerca” —tanto como le permitan los 13 días que le restan como mandatario de EUA— las protestas convocadas (tanto en Venezuela como en otros partes del mundo) por la dirigente opositora María Corona Machado para el jueves 9, y “recalcó que los venezolanos deberían poder expresar sus opiniones políticas de forma pacífica sin miedo a represalias del ejército o la policía”.

Ante lo evidente, Maduro reaccionó inmediatamente a la gira de González por Washington. Calificó de “desvergonzado” el respaldo que solicitó a la Fuerza Armada Nacional bolivariana para “asumir” la presidencia del país el viernes 10 del presente mes. El domingo 5, el presidente en funciones llamó al pueblo venezolano a salir a las calles cuando “asuma su tercer mandato presidencial (2025-2031), y jurar por la Paz y contra el “intervencionismo extranjero imperialista” y de la derecha extremista fascista. En un mensaje difundido a través de Telegram, envió este mensaje. “Nos vemos en las calles, la esquinas y los barrios, en perfecta unión popular, militar y policial. El día 10 juramos por Venezuela, por la Paz, la vida, la independencia y la soberanía”.

En el mismo contexto, el ratificado dirigente chavista, en el cargo de jefe de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez en una sesión en la que, sin mencionar directamente a González Urrutia, aseguró que el Congreso ordenará el arresto inmediato de “ese ser indigno”, quien ha dicho que regresará al país. El jueves pasado, el gobierno chavista anunció que ofrecía una recompensa de cien mil dólares por información sobre el paradero de González, contra quien hay una orden de arriero acusado de usurpación de funciones, traición a la patria y lavado de dinero.

Asimismo, la Asamblea Nacional advirtió que declarará personas non gratas a los ex mandatarios mexicanos Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox Quesada, el boliviano Jorge Quirino y a otros expresidentes latinoamericanos de derecha que intenten ingresar ilegalmente a Venezuela y adelantó que serán tratados como invasores”, después de que expresaron su propósito de Viajar a Caracas en apoyo a Edmundo González.

Pese a la prohibición de las autoridades para que la oposición se manifieste en las calles, los grupos contrarios al chavismo han preparado una megamovilización en Caracas y otras ciudades del país un día antes de la toma de posesión, para demostrar su propósito de que quede fuera del gobierno el bolivarismo.

El objetivo, señalan los opositores, es recalcar que el pueblo rechaza el tercer mandato de Maduro, tema en el que la disidente y estimada vicepresidenta, María Corona Machado, Refrendó su llamamiento a luchar y rematar “esta maravilla que hemos hecho”, refiriéndose a los comicios del 28 de julio último.

Previo a la toma de la presidencia, la excongresista inhabilitada sostuvo que llegó el momento de cobrar ese triunfo, mismo que, elogió, lograron sin dinero ni apoyo ni medios de comunicación y hoy creen que posible concretar el cambio en Caracas, escenario en el que enfatizó que aunque no puede anticipar cuando, ni qué día, se irán los chavistas, está segura que “construirán una gran Venezuela” tras una dictadura a la que sólo le quedó “su Capacidad de aterrorizar, de meter miedo y de reprimir”.

Dijo también que su prioridad es transformar el país y que el Estado esté al servicio de la sociedad y no sobre ésta. Incluso, adelantó que como gobierno escalarán del último lugar mundial en derechos humanos al primero atenderán al endeudamiento y atraerán la inversión para “pasar de ser un hub criminal al hub energético y tecnológico de las Américas”, al aprovechar su industria hidroeléctrica.

En fin, María Corina Machado, en su papel de una de las más conocidas lideres opositoras venezolanas, recalcó: “Todos queremos vivir con dignidad, decir lo que piensan, dormir tranquilos con la puerta abierta, gastar mis reales en lo que me da la gana, que nadie más baje la cabeza por una bolsa de comida, sino que compres lo que te dé la gana cuando te dé la gana”.

La incógnita es ¿qué sucederá el viernes 10 de enero? VALE.