Antes de que concluya febrero, el mes de su nacimiento, recordamos al gran poeta, ensayista, cuentista, cronista, crítico teatral, maestro y diplomático mexicano, Luis G. Urbina, quien inició su viaje en el mundo de las letras en un ambiente culturalmente rico, el cimiento de su carrera literaria. Desde muy joven mostró un marcado interés por la literatura. Su educación formal le proporcionó el marco necesario para desarrollar un estilo propio, influenciado por los grandes poetas de la época, tanto mexicanos como extranjeros.
Luis Gonzaga Urbina, nacido en el corazón vibrante de la Ciudad de México, en el año de 1864, fue más que un espectador de una nación en metamorfosis. Se erigió como un artífice clave en el entramado de su literatura. Su ágil pluma escribió palabras que, desafiando al tiempo, construyeron novedosos puentes entre la tersura del romanticismo y las audacias del modernismo.
Luis G. Urbina, como solía firmar sus obras, comenzó a producir sus primeros destellos de genialidad con las letras impresas en periódicos y revistas. Sus palabras portadoras de un mensaje claro y en grata armonía empezaron a forjar su camino. En cada faceta de su desarrollo literario exploraba las profundidades de la palabra escrita, navegando por mares de metáforas y examinaba espacios ignotos de crítica literaria.
Según la “Enciclopedia Biografías y Vidas”, fue bajo el auspicio generoso de Justo Sierra, entonces ministro de Instrucción Pública, en quien Luis G. Urbina encontró un mentor ilustre. La gran inteligencia y sensibilidad de Justo Sierra percibió el incipiente brillo literario del joven escritor. Lo acogió en su círculo cercano y le otorgó el nombramiento de secretario personal. Desde ese momento, la senda profesional de Urbina se vio entrelazada entre la administración pública y sus artículos que resonaban en los principales diarios y revistas de la informativa mexicana.
La voz y las letras de Urbina resonaron en conjunto con los grandes de su época, como Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera y Justo Sierra. Juntos en la cofradía de la innovación representaban la esencia de un México literario que se vestía de modernidad.
En el hermoso oficio de la enseñanza, nuestro personaje impartió sus vastos conocimientos en la cátedra de literatura en la Escuela Nacional Preparatoria; y, en el año de 1913 dirigió la Biblioteca Nacional de México. Al propio tiempo en que escribía en El Mundo Ilustrado, El Imparcial y la Revista Azul. Por estos años su fama había trascendido como un cronista luminoso del acontecer cotidiano de nuestro país y un agudo crítico teatral. Sus artículos diseccionaban la escena con la precisión de un cirujano y la sensibilidad de un poeta.
Su vasta obra poética escrita inicia en 1890 con el volumen “Versos”, al que siguieron “Ingenuas” (1902), “las Vespertinas”, “Puestas de sol” (1910), “Lámparas en Agonía” (1914), “El glosario de la vida vulgar” (1916), “Los últimos pájaros” (1924), “Corazón, juglar y Cancionero de la noche Serena”. Destacan por su gran sensibilidad las otras denominadas “El poema del Lago” y el “El poema de Mariel”. Desde luego no puedo dejar de mencionar el que, en lo personal, es mi poema favorito de Luis G. Urbina, “Metamorfosis”, en el que con exquisita delicadeza y sencillez describe la transformación de “un cautivo beso enamorado, … que perdiéndose en el aire se volvió suspiro”.
En su prosa destacan sus compilaciones: “Cuentos vividos y crónicas soñadas (1915), “Bajo el sol y frente al mar” (1916), “Estampas de viaje” (1919), “Psiquis enferma” (1922), “Hombres y libros” (1923), y “Luces de España” (1924).
De sus críticas teatrales no quedó en una obra impresa que las compilara. Se dispersó en diferentes medios de comunicación como el Siglo XIX y el Universal.
En sus ensayos destacan “Antología del Centenario” (1910), escrita bajo la dirección de Justo Sierra, con la colaboración de Nicolás Rangel y Pedro Henríquez Ureña. Y, “La vida literaria de México y la Literatura Mexicana durante la Independencia” (1917). Esta última es la compilación de las conferencias impartidas por Urbina en Buenos Aires.
Su brillante carrera profesional en ascenso se vio interrumpida por los vientos revolucionarios. En 1915 optó por el exilio, primero a las cálidas costas de Cuba, en donde continuó impartiendo sus clases de literatura y escribiendo en periódicos.
Al año siguiente inició su travesía con destino a España, donde Madrid lo acogió como corresponsal del Heraldo de la Habana. En 1917 viajó a Buenos Aires, donde compartió la esencia de la literatura mexicana mediante una serie de conferencias magistrales. Posteriormente retornó a España, pero ahora con el honroso cargo de primer secretario de la Embajada en Madrid, en donde estuvo hasta 1920, en que tuvo lugar su retorno a México. Sin embargo, la muerte del presidente Carranza precipitó nuevamente, su partida, en su continua búsqueda de paz en tiempos convulsos.
Señala también la “Enciclopedia Biografías y Vidas”, que al retornar a Madrid, le fue confiada la tarea de organizar el vasto legado del historiador mexicano Francisco del Paso y Troncoso, quien falleció en 1916. Entre pergaminos y documentos Urbina dedicó su vida a preservar este y otros tesoros culturales, hasta el ocaso de su propia vida, en la capital española, en el año 1934.
Después de concluida su existencia, el gobierno mexicano en un gesto de memoria y reverencia, reclamó los restos mortales de Luis G. Urbina. Fueron trasladados y reposan en la Rotonda de los Personajes Ilustres, en donde el tiempo los guarda en eterno abrazo.
Luis G. Urbina hoy es reconocido como un destacado poeta y escritor de la literatura de habla hispana. Un personaje que supo capturar la complejidad del espíritu humano en la delicadeza de sus versos. Su legado no es sólo un conjunto de obras escritas, sino un perpetuo diálogo con aquellos que aún buscan en la poesía respuestas a los eternos misterios del corazón y del universo.
Fuentes
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «Biografía de Luis Gonzaga Urbina» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/u/urbina.htm [página consultada el 19 de febrero de 2025].
La autora es ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
@margaritablunar