En el firmamento literario y filosófico de México, brilla con luz propia la estrella de Emma Godoy Lobato. Reconocida como destacada filósofa, escritora y académica. En su obra exploró temas de filosofía, ética, moral y dignidad humana. Su voz se erigió, preponderantemente, como guía de las personas hacia la comprensión profunda de la vejez. Esa etapa dorada plagada de desafíos y dignidad.

Emma Godoy llegó a la vida en los albores del siglo XX, el 25 de marzo de 1918, en las tierras altas de Guanajuato, hermosa ciudad colonial, que albergó los ecos de la independencia aún resonaba entre sus espacios. Desde su infancia, fue seducida por el embrujo de las letras y el enigma de la existencia.

Al emigrar a la hoy ciudad de México, estudió en la Escuela Normal Superior, en donde obtuvo el título de maestra en Lengua Literatura Españolas. Posteriormente ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde se doctoró en Filosofía; además, estudio las licenciaturas de Psicología y Pedagogía. En la Sorbona de París y en la École du Louvre también realizó estudios de filosofía e historia.

Impartió clases en la Escuela Nacional de Maestros, Escuela Normal Superior, Universidad del Claustro de Sor Juana, entre otras. Asesoró a la Sociedad Mexicana de Filosofía de la Facultad de Filosofía de la UAG, presidió de manera honoraria el Ateneo Filosófico de la Universidad Panamericana y fue miembro de la Academia Internacional de Filosofía del Arte de Suiza.

Emma Godoy no sólo fue prolífica en su producción literaria, sus obras abarcan desde poesía hasta ensayos filosóficos, sino, también una voz crítica en el ámbito académico. Sus obras se convirtieron en espejos donde las generaciones podían verse reflejadas en sus miedos, esperanzas y anhelos. Con cada línea escrita, desafiaba el statu quo, exhortando a la sociedad a mirar más allá del crepúsculo de la vida.

Con la pasión de quien conoce el valor de los años acumulados, Emma dedicó gran parte de su pluma y su voz a la causa de los ancianos. Fundadora de la liga de la Decencia, con el objeto de promover el trato ético de los ancianos. Se erigió como guardiana de la dignidad de aquellos cuyas canas hablan de sabiduría y cuyos pasos lentos dictan lecciones de paciencia. Abogó incansablemente por sus derechos y su dignidad, influenciando la legislación y las políticas públicas en nuestro país. De esta manera, su trabajo no sólo visibilizó las injusticias a que se enfrentan los mayores, sino que sembró las semillas para un cambio verdadero y palpable.

Sus obras más conocidas reflejan un profundo análisis de la condición humana, en particular de un envejecimiento digno y respetuoso, así como, su pasión por la justicia social.

Luz en la Roca (1945), es una colección de ensayos en los que reflexiona sobre temas existenciales y espirituales, con la delicadeza de quien disfruta de los susurros del viento y la eternidad de las estrellas.

Curso para Vivir Mejor (1954), esta obra ha sido calificada como una luz en la oscuridad de la rutina. Es la brújula que guía a sus lectores hacia una vida plena. Expresa consejos y motivaciones en un recorrido personal apoyado en la ética y la moral.

El Arte de Envejecer (1975), se menciona probablemente como su libro más conocido. Estas páginas, abordan la vejez desde una perspectiva digna y positiva, que promueve un cambio en la percepción social de los ancianos. El otoño de la vida se pinta con los colores del atardecer, no como un final, sino como un cuadro que resalta la belleza de esta parte del día. En este libro Emma reivindica la vejez como una obra de arte, donde cada arruga es una pincelada de experiencia y cada paso lento un homenaje a la dignidad y la experiencia.

El Tiempo y Yo (1980), es una reflexión sobre el tiempo, la vejez y la vida. Explora la interacción entre estos elementos de la experiencia humana. Es un diálogo con el tiempo que fluye entre el pasado y el presente. El avance de la vida marcado por el ineludible tic tac del reloj, en el que Emma invita a abrazar cada momento en su justa reverencia y valor.

Antología de la Vejez (1981), es una compilación de varios escritos sobre la vejez que incluye trabajos de ella y de diversos autores. Distintas voces y perspectivas sobre el tema, cada una con un matiz y aroma propio. Emma selecciona y presenta estas piezas como quien arregla un ramo floral, celebrando la diversidad y la riqueza de la última estación de la vida.

Defensa del Anciano, en este libro, con la pasión de una guerrera y la ternura de una cuidadora, se levanta en defensa de los ancianos. Clama por justicia y protección para aquellos que se encuentran en el tramo final del sendero de la vida. Enfatiza la necesidad de políticas públicas de cuidado para esta parte de la población. La urgencia de un refugio seguro, digno y amoroso para el invierno de su ser.

A lo largo de su odisea terrenal, Emma recibió numerosos premios y reconocimientos, tanto nacionales como internacionales, que celebraron su contribución a las letras y la filosofía. Pero más allá de medallas y diplomas, su verdadera premiación ha sido el impacto perdurable de sus palabras y acciones que continúan resonando en las políticas y los corazones de nuestro país. Su legado sigue vivo, inspirando a nuevas generaciones a luchar por un mundo más justo y compasivo.

Al cerrar el libro de su vida, Emma Godoy dejó las páginas abiertas para que futuras generaciones continúen escribiendo la historia de la compasión y el respeto hacia nuestros mayores. En cada palabra suya resuena un llamado a la reflexión y a la acción, un eco de humanidad que no cesa en su inspiración. En este mes que se conmemora a la mujer, la recordamos con gran admiración.

La autora es ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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