Francisco, tuya muerte recién acaecida muchos lloramos, es un papa que podría ser mencionado con más de un calificativo en tanto jefe de la iglesia católica: como jesuita, como papa del tercer mundo, como progresista, al menos en el intento. Aunque, también para algunos, como personaje abominable, estúpido, demoniaco.

 

Argentino italiano                                                                                                                                                                                     

Empiezo a hablar de él por su origen del tercer mundo, latinoamericano, argentino. De condición modesta, descendiente de italianos, porteño y viviendo en el porteño barrio de Flores -barrio de tango, por excelencia, pues sus salones de baile han sido escenario donde actuaron grandes, como Carlos Gardel, Libertad Lamarque y una amplia constelación de figuras tangueras, al tiempo que entre el público las parejas bailaban esta “pecaminosa”, erótica danza de “compadritos” (en lunfardo: jóvenes de condición modesta, pendencieros, “gauchos que se bajaron del caballo”).

La ascendencia italiana de este joven Jorge Bergoglio aludiría al mal traído dicho de que, a diferencia de mexicanos, brasileños, peruanos y colombianos que descendemos de indígenas, los argentinos “descienden de los barcos”. Debido a la fuerte emigración de europeos a la Argentina entre fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo X, la canción de Lito Neebia se hizo divisa pretenciosa, racista y mentirosa de algunos argentinos. Y llegó a provocar mal entendidos en una visita de Estado a México, que cobró factura a un mandatario rio platense. Lo cierto es que nuestro Bergoglio no descendía de los barcos ni se sentía blanco, sino un “negro villero”. Sencillo, con amigos del barrio y hasta, posiblemente, con novia.

Jorge Bergoglio se ordenó como sacerdote jesuita, de la Compañía de Jesús, que es considerada la élite del catolicismo y el pensamiento de avanzada. Mal vista por no pocos pontífices, se le ha hecho a un lado, mientras los últimos jefes de la Iglesia -destacadamente Juan Pablo II- se han apoyado en el Opus Dei, o incluso ¡en los Legionarios de Cristo! -obra del siniestro padre Maciel, afortunadamente hoy los Legionarios se han liberado de tan nefando origen.

El “capítulo segundo” de la historia del papa cuya vida y muerte comento, se refiere a su labor pastoral, como provincial de la orden (1973-1979) y (desde 1992, con diversos títulos) como arzobispo de Buenos Aires. Durante ese período pastoral -y político- enfrentó retos y controversias políticas, así como graves acusaciones.

Todavía en vísperas de ser consagrado papa, el cardenal Bergoglio mantenía una relación ríspida con la presidenta de la Nación, Cristina Kirchner, como también la había tenido con Néstor, marido difunto de ésta: “ambos lo consideraban ‘de derecha’, un ‘peronista de derecha’, para ser más precisos. Le achacaba también una presunta complicidad con la dictadura en los años setenta, cuando era provincial de los jesuitas”. Cfr. F. Rivas M. El País, 21/4/2025.

La “presunta complicidad” con la dictadura, se traducía en graves acusaciones por “no haber protegido a perseguidos por el régimen”, ya fuera mediando con los dictadores o ayudando a los perseguidos a evadirse. Acusaciones que llegaron a sustanciarse en Página 12, diario de izquierda, en un artículo del kirchnerista Horacio Verbitsky; pero que también refutaron izquierdistas respetados, como Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz 1980.

La información de tales sucesos, desbrozada, revela entre otros datos, el de dos presos, un húngaro y otro uruguayo, que el sacerdote no pudo proteger -o no hizo lo posible. Y aunque el húngaro salió finalmente de prisión, el uruguayo habría perecido en ella. Revela, sin embargo, que el padre Bergoglio se entrevistó, para interceder por los presos políticos, encerrados en la terrorífica ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) y por tantos otros, con Rafael Videla, una de las cabezas de la dictadura militar. En dos ocasiones: la primera parece ser que en buenos términos; pero la segunda, “horrible”.

Concluye este desbroce de datos con múltiples testimonios de personas a quienes Jorge Bergoglio protegió, escondió y/o ayudó a salir del país. Una información en la que el entonces provincial jesuita parecía héroe de un film, arriesgando vidas y la suya propia. Pero no se trataba de un film, sino de la realidad, en la que Bergoglio y sus protegidos corrían graves riesgos, incluso el de perder la vida.

Francisco dominico y jesuita

Jorge Bergoglio, Arzobispo Primado de Argentina y Cardenal, fue elegido Papa de la Iglesia católica el 13 de marzo de 2013. Siendo jesuita, condición excepcional, pues la Compañía de Jesús se abstenía estaba, quizá por controversias terrenales de optar por el papado, el papa Bergoglio eligió llamarse Francisco, el santo de los humildes –“el mínimo y dulce Francisco de Asís”, diría Rubén Darío. Pero, además, hacen notar expertos en temas de iglesia católica, nuestro pontífice acostumbraba usar hábito de dominico. Con lo que, añaden los expertos, declara su apego por igual a las tres grandes órdenes católicas. Hábil política vaticana del papa Francisco.

El pontífice ha merecido juicios y comentarios de múltiples personalidades, de la política, la cultura, la religión y la maldición-bendición de lo que llega, imparable, por las redes redes sociales. Aludiré a un par de ellos: el muy respetuoso de JD Vance, el vicepresidente estadounidense, católico converso, integrista y, ciertamente un personaje que merece mis críticas por su repulsa a los migrantes y a la Unión Europea. Asimismo, el del presidente Javier Milei, de Argentina, calificando a su compatriota de “maligno, imbécil, afín a los comunistas asesinos y violador de los Diez Mandamientos al defender la justicia social”. Sin embargo, ante la muerte de Francisco, dijo que es “el argentino más importante de la historia” y anunció que asistirá a su entierro.

Como también viajará a Roma Trump y quizá haya oportunidad de que la primera ministra Giorgia Meloni logre una conversación del estadounidense con la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von Der Leyen, que restablezca el diálogo transatlántico. Meloni tiene buen contacto con Trump y se consagraría como artífice de esta trascendental comunicación interrumpida. Creo, además que los hados la favorecen, pues el estadounidense parece estar menos arrogante, habida cuenta de la mala jugada que, por su torpeza, le están haciendo los mercados.

Otro comentario que amerita hacerse, vinculado al fallecimiento del papa tiene que ver con la decisión de Benjamín Netanyahu de prohibir a su gobierno expresar condolencias. Furioso por las críticas de Francisco a las acciones criminales de Israel contra los palestinos.

 

Claroscuros de Francisco

El pontificado de papa Bergoglio ha sido objeto tanto de alabanzas como de críticas. Destacan el que haya sido un pontífice no europeo. Que ha sido una voz pacifista en un mundo victimado por “una tercera guerra mundial en pedazos”, según su propia expresión. Sus intentos, incompletos, de dar acceso a la mujer a los actos de culto y al gobierno de la Iglesia: “desmasculinizarla”. Y apertura hacia los homosexuales y la comunidad LGBTI+. Motivo de crítica la posición sobre el aborto, así como no haberse atrevido a terminar con el celibato religioso.

Seguramente su cualidad más importante es la de haber sido papa del pueblo y de la periferia; y muy concretamente su defensa de la ecología, la búsqueda de una ecología integral (encíclica Laudato si’), y de los migrantes: “Jesús viene a nuestro encuentro con el rostro del hermano marginado y rechazado, del emigrante despreciado, encarcelado…” (encíclica Fratelli Tutti)

 

El sucesor de Francisco

En más de un comentario de analistas de prensa y académicos europeos, se avanza la tesis de una planeada revancha de conservadores, incluido ultras, blancos, dispuestos a recuperar el trono de Pedro. Aunque, al margen de conspiradores o no, estos son algunos de los cardenales papables Los perfiles más continuistas son el filipino Luis Antonio Tagle y el italiano Matteo Zuppi. Entre los conservadores, destaca el húngaro Péter Erdő. Las opciones de consenso más sonadas son Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, y Pierbattista Pizzaballa.

Hay tres facciones de cardenales: Los reformistas buscan continuar con la apertura gradual de Francisco. Los conservadores quieren revertir sus reformas y recuperar la línea de sus antecesores. Y los del Sur Global comparten la visión de Francisco sobre justicia social y clima, pero son más conservadores socialmente (Cfr. David Gómez. Blitz. El Orden Mundial. Madrid, 22/4/2025).