El pasado 15 mayo inició el paro de labores de los integrantes de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación CNTE, mantiene cerradas miles de escuelas en diversos estados y deja a un millón 200 mil estudiantes de educación básica sin clases, según informó Mario Delgado Carrillo titular de la Secretaría de Educación Pública.

En los estados de Oaxaca, Chiapas y Zacatecas y Guerrero es en donde se concentra el mayor número de escuelas cerradas por las movilizaciones  de los maestros. Lamentablemente esas acciones afectan particularmente a los Estados más pobres en donde los alumnos presentan el mayor atraso de aprendizaje.

Esta clase de movilizaciones provenientes de los estados, casualmente gobernados por Morena, no se producen sin el apoyo del gobierno en turno, y esta vez parecería que el gobierno federal está utilizando a los maestros de la CNTE para hacer mucho ruido y provocar un caos sobre todo en la ciudad de México para tener un distractor de los grandes problemas que aquejan a los capitalinos, principalmente la inseguridad, y a nivel nacional, la farsa de las próximas elecciones de los integrantes del Poder Judicial así como por el deterioro de las relaciones con nuestros vecinos del norte.

El futuro de las nuevas generaciones de mexicanas y mexicanos resulta muy confuso y preocupante frente al desastre que las administraciones morenistas están produciendo con sus erróneas políticas públicas. El desastre que se avecina en materia educativa y que destruirá la cultura y bloqueará la inteligencia y el deseo de superación de niños y jóvenes, es imperdonable que quienes tuvimos el privilegio de caminar sobre hombros de gigantes permanezcamos impasibles sin manifestar nuestro desacuerdo y con un conformismo despreciable para el futuro de la sociedad.

Hace ya varios lustros que la educación pública dejó de funcionar como mecanismo de ascenso y movilidad social. El deterioro de la educación obedece a la falta de un diseño de una Política Pública con visión de largo plazo y vinculada a las necesidades de desarrollo del país. En materia de educación al igual que en muchas otras materias, se carece de una Política de Estado que supere la visión cortoplacista sexenal.

El responsable primero y último de la política educativa es el titular en turno del Ejecutivo federal, quien designa al secretario encargado del despacho en términos de lo previsto en el artículo 89 constitucional.  En el sexenio pasado y en lo que va del actual quienes despacharon y despacha en el antiguo escritorio de Vasconcelos han sido políticos de medio pelo, verdaderos improvisados en políticas publicas educativas. Habrá que precisar que tanto el PRI como el PAN y ahora Morena, repitieron el mismo equivoco de nombrar a políticos mediocres y no a profesionales comprometidos con el desarrollo intelectual de los niños y jóvenes del país. Quizá el único que se salva fue don Jesús Reyes Heroles, que aun siendo político reunía las prendas intelectuales para realizar un trabajo que requiere de acción, sapiencia, conocimiento y pensamiento.

El gobierno anterior dejó como herencia al actual gobierno un desastre en materia educativa, y ahora  pretenden achacar el fracaso de su proyecto educativo a los “sistemas conservadores del neoliberalismo”. Hoy se busca centrar el descarrilamiento de su programa educativo utilizando a los maestros como agentes distractores de los grandes problemas que enfrenta la Señora Presidente.

Las acciones de política pública corresponden al Gobierno, y no son del resorte de los profesores. Desde siempre, los maestros han acompañado y se han subordinado a las directrices que les han sido impuestas desde el poder.  Es cierto que cualquier acción de Gobierno en materia educativa requiere del apoyo de los maestros y estos lo han venido otorgando sexenio tras sexenio y luchado en paralelo por mejores condiciones laborales y económicas. Cabe recordar el importante proceso de finales de la última década del pasado siglo, referido a la descentralización de la educación que es una clara muestra de ello y se trató de un cambio trascendental, lo que se requiere es una seria reforma educativa que contemple el desarrollo de los alumnos y la remuneración justa para los maestros.

Respecto a los programas educativos implementados por el partido Morena, diversos expertos en Educación han opinado sobre la propuesta del gobierno y consideran que es una propuesta completamente ideologizada en lo general, que llega a lo absurdo en algunos de los planteamientos, donde califican al anterior sistema como pésimo.  Por lo pronto la propuesta del  plan de Morena es confusa, ambigua y sin un modelo ni  guía ni del rumbo educativo, solamente son un cúmulo de ideas surgidas de las asambleas de maestros y padres de familia en diversos estados de la República.

La Secretaría de Educación no ha explicado cómo van a integrar todas las propuestas emitidas en las asambleas, ni tampoco presentan una planeación de algún cronograma para su implementación ni los tiempos de aplicación no se sabe si habrá un programa piloto para poder evaluar los avances y resultados.

El adoctrinamiento que pretende la 4T solamente se ha implementado en sistemas totalitarios y dictatoriales, y resulta altamente preocupante que los niños mexicanos vayan a ser objeto de un adoctrinamiento con fines políticos con el único fin de asegurar la permanencia del grupo en el poder.

Cada uno de nosotros, desde nuestra trinchera debemos elevar nuestras voces y esfuerzos por el bien de los niños y niñas porque tengan los conocimientos y herramientas que les permitan llegar a  una vida futura  llena de bienestar y sabiduría para dirigir su propio camino y el rumbo de México.