Tal parece que entre los mandatarios estatales se desarrolla un certamen paralelo, no oficial pero muy reñido, por ver quién logra la mayor dosis de ineficacia, frivolidad y desconexión con la realidad. Esta semana, el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, se llevó la medalla de oro al presentar —con tono triunfal— la adquisición de tres Cybertrucks de Tesla para patrullaje policial. Un gesto que, lejos de ser visionario, raya en la insensatez política y la ofensa moral.

La elección de estos vehículos —costosos, excéntricos y poco prácticos para labores de seguridad pública— no podría haber llegado en peor momento. Jalisco es, lamentablemente, uno de los estados con mayores índices de desapariciones forzadas en el país. El caso del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, señalado como campo de exterminio por colectivos de búsqueda, debería haber ocupado toda la atención del gobierno estatal. Pero no: mientras las familias rastrean fosas clandestinas con sus propias manos, el gobernador prefiere presentar camionetas de acero inoxidable como solución al caos. Como si la violencia estructural pudiera enfrentarse con una vitrina de lujo automotriz.

No se trata únicamente de una mala compra. Es una declaración política. La elección de Tesla, propiedad de Elon Musk —empresario que ha mostrado abiertamente su apoyo a Donald Trump y su desprecio hacia los migrantes mexicanos— es, además de un error financiero, un insulto diplomático y social. Musk ha aplaudido políticas que criminalizan a los migrantes, entre ellos muchos jaliscienses, y que refuerzan la narrativa racista y supremacista del trumpismo. ¿Es a esa empresa a la que el gobernador de Jalisco quiere rendirle pleitesía?

La frivolidad del gesto no puede ocultar la realidad: Jalisco es un estado sitiado por el miedo. Los homicidios dolosos continúan a la alza, el narco impone sus reglas en regiones enteras, y la corrupción policial es estructural. ¿Cómo puede un gobernador pensar que tres vehículos importados —con más marketing que operatividad— son una solución? Más aún: ¿por qué invertir en espectáculo mientras la fiscalía estatal no logra dar resultados, las desapariciones siguen impunes y las madres buscadoras son ignoradas?

Antes de criminalizar a los corridos tumbados e iniciar un proceso a los Alegres del Barranco, el gobierno de Lemus debería invertir en profesionalización policial, en inteligencia, en coordinación con fuerzas federales, en atención a víctimas, en prevención del delito. No en espectáculos con camionetas que parecen salidas de un capítulo de “Black Mirror”.

La seguridad no se resuelve con caprichos. Se construye con sensibilidad, seriedad y compromiso. Pero Lemus parece más interesado en proyectar su imagen como influencer de TikTok que en ejercer como jefe de Estado en Jalisco. El problema de fondo no es sólo el derroche, sino la ceguera política. Porque en Jalisco no hacen falta más gadgets. Hace falta justicia. Eso pienso yo, usted qué opina. La política es de bronce.

@onelortiz