El país atraviesa momentos difíciles, que sólo los que forman parte del gobierno se niegan a ver, y desde luego no entienden. La crisis de inseguridad con un promedio de 60 homicidios dolosos por día. Con hallazgos frecuentes de entierros clandestinos que hacen pensar que el país está sembrado de fosas donde se arrojan por centenares a ejecutados, es tal espectáculo de barbarie que sólo es comparable con la brutalidad del nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Quienes gobiernan cada entidad federativa y la República misma buscan minimizar las notas rojas de cada día, y quisieran que la reiterada violencia criminal sea asimilada y aceptada sin protestas sociales y cuando se enfrentan a movilizaciones de la sociedad con torpeza buscan descalificarlas, expresando que obedecen a intereses inconfesables o falta de información. Se equivocan, la sociedad ha reiterado su hartazgo.
La terca realidad se impone pese a los intentos voluntaristas de la señora Presidente, apoyada en sus erráticas intervenciones y en las de algunos miembros de su gabinete, y desde luego de los corifeos a sueldo; por otro lado, los ciudadanos percibimos un país inmerso en un marasmo de descomposición política, inseguridad, violencia, desesperanza y creciente irritación social.
El terror se apodera poco a poco de los ciudadanos que viven con miedo y la Presidente solamente informa lo que aparece en su guion, si alguien se atreve a formularle una pregunta sobre algún tema en debate público, ella solamente responde que no tiene información, que le va a preguntar a Trump y termina evadiendo las respuestas.
La crisis de inseguridad que sufre el País, ha alcanzado niveles de ingobernabilidad en algunas zonas o regiones dentro de las entidades federativas mismas que en su gran mayoría presentan vacíos de autoridad. El reclamo casi unánime de los mexicanos es una exigencia de seguridad, esa seguridad perdida desde hace algunos lustros, que a cada momento se vulnera en todo el país y lacera las diferentes esferas de nuestra sociedad, los agentes del Gobierno realizan acciones reactivas proponiendo medidas que, como lo estamos testimoniando, han resultado poco eficaces, como el incremento de los elementos policiales y militares en las calles, el aumento de penas y los acuerdos y reuniones nacionales sobre seguridad, pero todas estas medidas no pasan del simple discurso y el índice delictivo sigue incrementándose.
Los noticieros diarios están constreñidos, un día sí y el otro también, a informar de ejecuciones, masacres, asesinatos de ciudadanos y de servidores públicos en funciones en los tres ámbitos de gobierno. Como los hechos acaecidos el pasado martes 20 de mayo, en que ocurrió un ataque con arma de fuego que asesinó a Ximena Guzmán, secretaria particular de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y a José Muñoz, asesor del equipo de trabajo de Clara Brugada; hechos sucedidos a plena luz del día y en una avenida por demás transitada la Avenida Tlalpan de la Ciudad de México, los dos integrantes del gobierno de la Ciudad fueron acribillados con disparos de arma de fuego por un sujeto que pudo huir caminando sin que nadie lo detuviera.
El tema central a discusión sobre el Estado contemporáneo no es su dimensión territorial. El tema por debatir es el rol histórico del Estado, cuyo propósito fundamental es lograr entre otras cosas de manera prioritaria la Seguridad Pública y la Seguridad Jurídica, dos exigencias de la ciudadanía que están muy lejos de ser cumplidas.
Con las reformas al Poder Judicial para instrumentar el voto popular de Jueces, Magistrados y Ministros se desmanteló uno de los tres poderes de la Unión acabando con la división de poderes y con la independencia del Poder Judicial, elementos consustanciales para la existencia del Estado de Derecho.
Ahora tendremos Ministros, Magistrados y Jueces improvisados y comprometidos con el partido en el poder, Morena, incluso, en las listas de los candidatos se han encontrado personas ligadas con la delincuencia organizada, con exconvictos y personas sin la capacidad técnica ni experiencia que requieren dichos cargos altamente especializados.
Los que acudan a votar a convalidar la farsa electoral recibieron desde ya una lista con los nombres por los que tienen que votar, esas listas ya han sido publicadas en diversos estados, con lo cual se demuestra que es una burla y en lugar de ser una elección se trata de designaciones directas por el Partido en el Poder.
Resulta inadmisible que nuestra sociedad continúe viviendo con la pérdida de los valores éticos de convivencia social armónica, es por ello que debemos poner fin a la impunidad, a la complicidad y connivencia entre autoridades, policías y delincuentes, que en no pocas ocasiones actúan por igual en ambos bandos. La tarea primordial de un Gobierno es garantizar la vida, la integridad física y el patrimonio de la población. Los mexicanos queremos vivir en un Estado de Derecho, queremos erradicar la impunidad, queremos rescatar los valores éticos de convivencia, y no queremos vivir en un estado dictatorial en el que se violenten los derechos humanos de las personas, queremos vivir en un Estado en donde se respete la dignidad de todos los ciudadanos.