El pasado fin de semana se llevó a cabo una marcha manifestación en contra de la gentrificación, la convocatoria fue hecha por  vecinos de las colonias Juárez, Roma, Condesa e Hipódromo, así como por activistas de la auto-denominada primera protesta antigentrificación, en el parque México; los manifestantes protestaron contra el alza de precios en las rentas o costo de la vivienda, así como de los servicios en las colonias Condesa, Roma, Doctores y Obrera. A su paso algunos manifestantes vandalizaron todo, pintaron muros, rompieron vidrios de comercios, y quitaron las mesas y sillas de restaurantes que se encontraba sobre las banquetas.

Las pancartas que portaban  decían: “Gringo go home”, “Aquí hablamos español”, “Vivienda digna para los mexicanos” o “Tu comodidad gentrifica, nuestra lucha dignifica”. Una manifestante declaró: “Ya estamos hartos de que vengan los extranjeros con sus euros y sus dólares y quieran comprar a nuestra patria porque, al final del día si empezamos a permitir ese tipo de cosas, ya no va a haber nada ni nadie que los detenga. Estamos a buen tiempo. Me da mucho gusto ver a todos congregados, que están unidos, alzando la voz”.

El mismo día el gobierno capitalino emitió su postura en la que señaló que “la lucha contra la gentrificación no puede convertirse en una excusa para promover discursos de odio o prácticas discriminatorias. Rechazamos categóricamente cualquier expresión xenófoba en contra de personas migrantes, sin importar su origen, situación o motivo de llegada a la ciudad.

Para muchas personas el concepto de gentrificación nos tomó por sorpresa porque salvo en espacios académicos dicho término no es del uso común en el lenguaje español.

El término gentrificación es un neologismo adoptado en el español que apareció por primera vez en 1963, en un estudio de la socióloga británica Ruth Glass cuando observó los cambios sociales de ciertos barrios de Londres, tras remodelarse las viejas casas victorianas; esto sucede cuando un proceso de renovación y reconstrucción urbana se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta que suele desplazar a los habitantes más pobres de las áreas de intervención. La palabra gentrificación es la castellanización adecuada del término inglés gentrification, para referirse al proceso de renovación y mejora de una zona urbana, el sinónimo más común es aburguesamiento. Entre sus principales causas se encuentra la inversión privada en zonas urbanas con alto potencial inmobiliario, muchas veces motivada por su ubicación céntrica o su valor cultural.

La gentrificación se refiere a la transformación de un espacio urbano deteriorado o modesto, en un área más adinerada y elegante tras la llegada de personas con mayor poder adquisitivo; entre las consecuencias tenemos el cambio físico de los barrios y la subida del precio de la vivienda o de productos de primera necesidad, algunos efectos negativos que trae consigo la gentrificación pueden ser: pérdida significativa de la diversidad cultural, cohesión social y patrimonio de la comunidad, ya que los residentes originales son reemplazados por otros de distintos orígenes culturales o nacionales, con valores y tradiciones diferentes. Entre las ventajas se encuentran la reducción de la delincuencia, la mejora de la infraestructura y el aumento del valor de las propiedades.

La gentrificación, si bien puede traer consigo ciertas mejoras en infraestructura y servicios, también conlleva desventajas importantes, especialmente para las comunidades locales de bajos ingresos. Entre las desventajas más destacadas se encuentran el desplazamiento de residentes, la pérdida de viviendas asequibles, el aumento del costo de vida y la pérdida de identidad cultural, lo que puede llevar a que los residentes de bajos ingresos, que históricamente han vivido en la zona, se vean obligados a mudarse a barrios más alejados o con menos servicios.

Otro fenómeno que impacta de igual manera la vida de la población de las ciudades es el de la migración.

Si recorremos parte de la historia de la mayoría de los países, encontraremos que la realidad que vivimos es el resultado de la amalgama de diversas culturas de pueblos que se ha desplazado de un lugar a otro, por motivos de migración forzada por guerras, hambre, clima, o en busca de mejores opciones de vida.

Según la estimación más reciente, en 2020 había en el mundo aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales, una cifra equivalente al 3,6 por ciento de la población mundial. Globalmente, el número estimado de migrantes internacionales ha aumentado en las últimas cinco décadas. El total estimado de 281 millones de personas que vivían en un país distinto de su país natal en 2020 es superior en 128 millones a la cifra de 1990 y triplica la cifra de 1970.

Regionalmente la cifra de migrantes en 2022 en América del Norte, con casi 59 millones de migrantes internacionales, equivalentes al 21 por ciento de la población mundial de migrantes, África, con el 9 por ciento, América Latina y el Caribe, con el 5 por ciento, y Oceanía, con el 3 por ciento.

Estados Unidos es el principal receptor de migrantes en el 2020 cerca de 51 millones de personas nacidas en el extranjero han migrado hacia esa nación.

Al respecto, el gobierno de nuestro país,  estableció un programa permanente con el objeto de coadyuvar a la protección de los derechos humanos de los indocumentados de origen guatemalteco, hondureño, salvadoreño, ecuatoriano, nicaragüense, costarricense, brasileño, venezolano, dominicano y peruano, así como aquellos provenientes de otros países que se han internado en territorio nacional careciendo de la documentación migratoria.

En razón de la situación en que se encuentra inmerso nuestro país, es necesario que logremos la sensibilización de la sociedad de que el migrante, independientemente de su condición económica y legal, documentada o indocumentada, debe ser tratado con dignidad y respeto. Lo que incluye la protección de su vida, libertad e integridad personales, así como el derecho a que se les trate, junto con su familia, con respeto a su dignidad, sin importar su origen, su sexo, religión, idioma, cultura o color de piel.

No hacerlo así, nos desnuda moralmente frente al actual gobierno de los Estados Unidos que inmerso en el inicio de un nuevo mandato, está retomando el tema de la expulsión de migrantes ilegales, del Muro fronterizo para –según el– detener la migración de miles de mexicanos, centroamericanos y de otras nacionalidades que buscan internarse en su país. Donald Trump, sigue sin entender y muchos de sus xenófobos seguidores tampoco.  No será con Muros, ni amenazas de imposición de aranceles que se detendrá la Migración.