Entrevista a Armando Ahuatzi, portadista 72 aniversario
El maestro tlaxcalteca Armando Ahuatzi, quien es inspiración para artistas y amantes del arte para así rescatar la riqueza cultural de nuestro país es por segunda ocasión el portadista de la revista Siempre.
Al cumplir 72 años de existencia revista de este semanario, el artista que se ha destacado por sus bodegones y su homenaje a las tradiciones mexicanas en su obra, platica con Siempre sobre la situación que vive nuestro país en materia cultural y plástica y sobre la nueva portada de la revista.
¿Cómo ve la situación en materia cultural?
El entorno es asfixiante, opresivo. El espacio para la actividad creativa y cultural se ha ido cerrando y no veo por donde podemos seguir desarrollándolo más que con un esfuerzo primario. Las galerías se han ido cerrado, y los espacios culturales se han ido perdiendo. ¿Cómo nos mantenemos a flote? Produciendo, pero la pregunta es cómo se lo hacemos llegar al público, cómo generar interés cuando los espacios en su mayoría están cooptados.
Un ejemplo, expuse el año pasado en el Museo Nacional de Arte en una muestra que se llamó Festín de sabores y fue una experiencia maravillosa porque el tema fue el bodegón para mi sorpresa no todos los espacios estaban abiertos. La mitad de la exposición estaba cerrada, cuando pregunté la razón me dijeron que no había recursos.
Yo no sé hoy cómo se considera al arte y a la cultura. Lo que nos sostenía como baluarte son las tradiciones, pero ahora hay un manejo muy particular, muy de intereses personales o tal vez no los hay y lo soslayan. Esto resulta alarmante porque si algo nos da una identidad clara, definida al espíritu mexicano es su tradición, su historia, es la cultura como son los testimonios que nos dejaron los escritores, los artistas plásticos, los narradores.
Hoy existe otro panorama -para mí incierto-. Hay una involución que resulta muy inquietante porque el lenguaje plástico siempre ha estado basado en las tradiciones, en la cultura de las diferentes regiones de nuestro bellísimo país. ¿En dónde está ese colorido, esos sabores, esas tradiciones?
A duras penas siguen existiendo las ofrendas de muertos pero ahora ya están manejadas comercialmente, no está esa espiritualidad, esa esencia que nos enriqueció en otros tiempos, lo que resulta lastimoso.
Los últimos dos gobiernos se ufanan del rescate de la cultura indígena, de las regiones …
No la están rescatando, ni la están proyectando. Por el contrario, la están cooptando o simplemente la ignoran. La manejan con intereses particulares, eso es claro. A nuestras tradiciones y cultura no tiene que rescatarla nadie porque es la esencia de vida la que nos estuvo sosteniendo.
Esos espacios quién los maneja ahora, si no hay en donde manifestarse, no hay ese impulso. Ahora son intereses definidos de una manera conveniente a su visión y se está perdiendo mucho de lo que es la esencia mexicana.
Entonces si no pertenece al grupo de los elegidos, de los consentidos no se puede exhibir obra …
Exacto, pero ¿quiénes son los consentidos? Los que hacen lo que les indican, no son libres, no veo una riqueza que se manifieste en algún grupo. Los favorecidos siguen las indicaciones que requieren esos grupos. Y es que la libertad de expresión, la libertad de recreación es espontánea, natural, no es dirigida. En las diferentes etapas que ha vivido México el artista manifestaba su visión, su inconformidad, con gritos artísticos de denuncia y hubo una enorme riqueza como sucedió con el muralismo mexicano y que plásticamente es una maravilla, eso ya no existe.
Hoy el favorecido está disponible a las indicaciones que se requieran, una política conveniente a las necesidades que están implementando.
Insisto, nuestras tradiciones, no hay que rescatarlas, éstas permean nuestra existencia y son un alimento espiritual que nos revive, pero hoy ya no hay esos espacios. En particular tengo siete años sin exponer, ya no hay los medios donde yo expuse. Insisto, me sorprendió que en el Munal estaba cerrada la mitad de la exposición porque no había los recursos para abrirla completa.
Y cuántos espacios se han cerrado. Se le otorga al Museo Nacional de Antropología el premio Princesa de Asturias y el espacio estaba cerrado …
Es irónico. Basta recordar el éxito del arte mexicano en Europa, en las grandes casas de subastas en Nueva York, en Londres, que tenían temporadas de arte mexicano y éste se reevaluaba y se movía todo ese interés por el arte mexicano. Ya no hay nada de nada de eso, con excepción de la obra de Frida Kahlo que está sostenida por grupos extranjeros, una figura que los intereses extranjeros han comercializado de manera extraordinaria.
En dónde está la visión del arte mexicano, no vemos esa riqueza que antes existía y que se admiraba en exposiciones en el mundo. En dónde está ese movimiento cultural, estético, plástico. Hoy se está dañando la atmósfera cultural, en vez de evolucionar se está involucionando.
Portada de Siempre
En la portada de este 72 aniversario el Quijote llora amargamente. ¿Cuál es su visión del caballero de la triste figura?
Tuve la maravillosa oportunidad de conocer al jefe Pagés, de convivir con él. Tuve la fortuna de visitarlo en su casa que siempre estaba abierta, fui afortunado porque José Pagés dejó huella en mí persona de esa entrega y amor a este país. Me contagió por su armonía espiritual con la figura y el valor del Quijote que enriqueció esa actividad que desarrolló y lo tomaba como un escudo, como un baluarte.
Él hizo que esa figura se integrara a mi pintura. Cuando tuve la primera oportunidad de hacer la portada en el aniversario 66 recordé las palabras en una despedida en sus tiempos finales donde me dijo que se venían tiempos muy difíciles para México, fue profeta, no se me olvida. Yo pinté mi primer Quijote con Sancho en la lejanía con una oscuridad casi total y el perfil de los volcanes de México que le dan un toque único.
En esta nueva portada retomo la figura de Alonso Quijano como un hombre dolido, muy decepcionado. Una figura universal que nos pertenece a todos y que cuando se nos presenta un dilema o una lucha de cualquier índole, la figura del Quijote es un ejemplo de esos ánimos. Ya se veía venir un cambio social en México, por eso interpreté al Quijote con esta visión, no fue una ocurrencia.
El Quijote hoy vive una franca decepción y se pregunta ¿dónde están nuestros valores individuales?, ¿qué ha pasado con nosotros?, ¿qué tanto hemos permitido?, ¿Qué queda el llanto, la decepción? para así llegar a la reflexión, ¿vamos a la derrota o nos vamos a levantar? Cada uno de nosotros tiene esa respuesta.
Con su llanto el Quijote muestra ese dolor profundo y tiene en su mano una lanza que de manera metafórica divide los volcanes de México, porque hoy estamos divididos, polarizados. No hay la unidad que se requiere, no sé cuándo va a ocurrir algo que nos revitalice. De alguna manera el Quijote nos sugiere ver un poco más allá, hacer una reflexión profunda.
Vivimos una etapa extraña, con autoritarismo y nos estamos acostumbrando, se está normalizando. Lo complicado es para las nuevas generaciones pero el poder está en ellos. No quieren darse cuenta, ni quieren hablar de eso y el círculo se cierra cada vez más, después ya no nos vamos a poder hacer nada…
Habrá que buscar en cada uno de nosotros una posible respuesta a un cambio que tiene que salir de la ciudadanía, porque no hay líderes, no hay de otra. Tenemos que generar algo, son tiempos de reflexión, pensar en México y en la unión, no hay que olvidar de dónde venimos qué somos y qué estamos a punto de perder. Ya hay muchas cosas perdidas, pero todavía podemos luchar para pisar firme.