La trayectoria política de Gerardo Fernández Noroña, actual presidente del Senado, no ha estado exenta de polémica. Sus viajes internacionales han sido objeto de críticas recurrentes, tanto por su frecuencia como por la diversidad de destinos, que van desde Sudamérica hasta Estados Unidos, donde ha pasado festividades de fin de año. Más recientemente, generó controversia al volar en primera clase a Europa. A principios de julio de 2025, declaró ante los medios: “Yo creo que se confunde. Lo que yo haga con mi dinero, pues sí, es mi derecho, faltaba más”.

Fernández Noroña también ha salido en defensa de Andrés Manuel López Beltrán, quien fue captado en redes sociales de vacaciones en Tokio y visitando una tienda Prada, una de las marcas más lujosas del mundo. Ante esto, el senador intentó justificarlo con la pregunta: “¿Quién decide si un lugar es lujoso o no?”.

Ambos se suman a una lista de figuras de Morena que han sido vistos disfrutando de vacaciones de lujo en hoteles cinco estrellas o exclusivos. Ejemplos incluyen a Mario Delgado en Portugal, Ricardo Monreal en Madrid, Miguel Ángel Yunes Linares (cuyo hijo intentó afiliarse a Morena) en Capri, Italia, y Enrique Vázquez en Ibiza. Además, trascendió que el diputado federal morenista Pedro Haces celebró su cumpleaños en Madrid.

Si bien podría considerarse una cuestión menor, al tratarse de actividades privadas en periodo vacacional, este “turismo de lujo” –como se le ha denominado en redes sociales– contradice abiertamente dos pilares fundamentales. Por un lado, el discurso de “austeridad republicana” que enarboló el expresidente López Obrador durante el sexenio pasado. Por otro, los “Lineamientos para el comportamiento ético que deben tener las personas representantes, servidoras públicas, protagonistas del cambio verdadero y militantes de Morena”, específicamente el apartado de “austeridad republicana y vocación de servir”.

Un discurso desvanecido

Al inicio de su mandato, el expresidente Andrés Manuel López Obrador estableció la austeridad republicana como uno de los principios rectores de su gobierno. Aunque inicialmente se refirió al manejo del presupuesto público, sus discursos pronto extendieron este concepto a la conducta pública y privada de los funcionarios. Bajo la premisa de “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, el exmandatario insistió en la necesidad de ejercer la austeridad también en el ámbito privado, como lo expresó en una de sus conferencias matutinas: “Si ya tenemos zapatos ¿Para qué más? Si ya se tiene la ropa indispensable, solo eso. Si se puede tener un vehículo modesto para el traslado ¿Por qué el lujo?”.

Es comprensible la sorpresa que debió causar cuando comenzaron a circular en medios y redes sociales imágenes de su hijo José Ramón habitando una lujosa residencia en Houston, propiedad de un socio de una empresa contratista del gobierno, cuyos directivos visitaron recientemente a la presidenta Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional.

Asimismo, las críticas por la inclusión de productos de la fábrica de chocolates propiedad de sus hijos en uno de los menús de una cena en Palacio Nacional debieron afectar el ánimo del entonces presidente. Esta empresa ha sido objeto de polémica por su falta de transparencia y por operar con una sola sucursal, a pesar de describirse como exitosa.

Incluso su hijo menor también fue expuesto en redes sociales en un exclusivo club nocturno en Santander, España.

Es evidente que el discurso de austeridad, reiterado con énfasis durante todo su sexenio, y las indicaciones para evitar lujos, no fueron asimilados en el seno de su propia familia.

Morenistas en contradicción con sus principios

El partido en el poder, Morena, publicó sus “Lineamientos para el comportamiento ético que deben tener las personas representantes, servidoras públicas, protagonistas del cambio verdadero y militantes de Morena”. En el apartado de “austeridad republicana y vocación de servir”, se establece explícitamente como principio rector que “el poder solo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio del pueblo. Quien aspire a representar a Morena debe practicar la austeridad republicana como forma de vida y principio de acción pública, conducirse con sobriedad y sin ostentaciones y ejercer el poder con honestidad, humildad, sencillez y vocación de servir”.

Al describir las “conductas contrarias a los principios del Movimiento”, se menciona la prohibición de “realizar viajes aéreos en primera clase o utilizar vehículos aéreos privados, sin importar el origen del recurso erogado para tal efecto” –norma inspirada tras el escándalo de Pedro Haces y Ricardo Monreal por usar un helicóptero como taxi desde San Lázaro–. Otro principio contrario es “Promover el consumismo o exhibir signos de ostentación material como joyería, ropa de marcas exclusivas, propiedades o automóviles de alto valor, restaurantes o turismo de lujo, entre otras extravagancias. La parafernalia del poder pertenece al pasado de corrupción y privilegios; Morena es humildad”.

Sin embargo, los viajes de destacados militantes de Morena a Europa y Japón, que han sido expuestos públicamente, no reflejan estos principios.

Recordando la pregunta de Fernández Noroña sobre quién decide si algo es lujoso o no, y a pesar del documento oficial de Morena, parece que cada militante decide cómo gastar su dinero y dónde vacacionar, ya sea en un hotel cinco estrellas o en un restaurante exclusivo, aplicando la frase de un popular comercial de los años 80: “Es un lujo, pero creo que lo valgo”.