El futuro de Morena se oscurece. No solo por los recientes escándalos —como el del exsecretario de Seguridad en Tabasco—, sino porque, a pesar de su creciente número de afiliados y su nueva estrategia electoral de comités seccionales, el partido no logra desprenderse del lastre que suponen sus militantes expriístas y expanistas.
Esta situación se agrava sin la presencia de su fundador, Andrés Manuel López Obrador, quien fungía como árbitro interno del partido.
En lo que va del año, se han evidenciado pugnas internas morenistas que involucran a diversos liderazgos y que podrían exacerbarse conforme se acerque la definición de candidaturas para las elecciones de 2027.
El caso del exsecretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, ejemplifica esta problemática. Existen denuncias y declaraciones del actual gobernador, Javier May, que vinculan a su antecesor, Adán Augusto López Hernández. Incluso el actual secretario de Gobierno estatal, José Ramiro López Obrador, ha señalado que está saliendo la “pudrición” de la administración anterior.
El ataque de articulistas afines a Morena contra López Hernández, incluso con caricaturas de creadores del partido, revela la profundidad del enfrentamiento interno. A esto se suma una revelación del escándalo conocido como Televisaleaks, que expuso una campaña dirigida contra el actual coordinador de los senadores morenistas.
Previamente, la iniciativa presidencial para prohibir el nepotismo electoral generó desacuerdo, posponiendo su entrada en vigor a 2030, en lugar de iniciar en 2027 como se había propuesto originalmente.
Esto augura más enfrentamientos internos, especialmente en torno a las candidaturas, pues la próxima elección renovará la totalidad de la Cámara de Diputados y 16 gubernaturas, de las cuales solo tres están actualmente en manos de la oposición.
Las pugnas entre militantes ya son evidentes. Un ejemplo es Arturo Ávila, quien, poco después de ser presentado como aspirante a la gubernatura de Aguascalientes, fue criticado por un compañero de partido que reveló su actividad empresarial.
En Baja California, la exalcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, denunció persecución política por parte de la gobernadora morenista Marina del Pilar Ávila. En Quintana Roo, medios locales comentan la animadversión entre la gobernadora Mara Lezama y el director de la Agencia Aduanal, Rafael Marín Mollinedo, sumado a la intervención del dirigente del Partido Verde, Jorge Emilio González.
En Guerrero, la incorporación del expriísta Mario Moreno Arcos al partido generó rechazo y especulaciones sobre una posible candidatura. A la par, Félix Salgado Macedonio sigue explorando la posibilidad de obtener una candidatura, presumiendo encuestas, para suceder a su hija.
En Morelos y Veracruz, las actuales gobernadoras han presentado denuncias por irregularidades contra sus antecesores, quienes permanecen en el partido y deben enfrentar las acusaciones.
En Sinaloa, el exalcalde de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, enfrenta un juicio y acusa al gobernador Rubén Rocha Moya de promover acciones para impedir una futura candidatura suya. El propio mandatario estatal aún enfrenta los señalamientos que Ismael “El Mayo” Zambada hizo en su contra en una carta.
En Michoacán, el senador Raúl Morón enfrentó a personas que destrozaron mobiliario y agredieron a los asistentes en un evento donde promovía la elección judicial, acusando posteriormente al gobernador de la entidad y al alcalde de Uruapan de orquestar estos hechos.
Asimismo, es relevante el incidente en el que el exsubsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, criticó al actual secretario de Educación Pública, Mario Delgado, durante una entrevista televisiva, comparándolo con exfuncionarios del ramo como Aurelio Nuño o Josefina Vázquez Mota.
En la Ciudad de México, el asesinato a plena luz del día de dos colaboradores cercanos a la jefa de Gobierno, Clara Brugada —un crimen que sigue impune—, generó suspicacias, pues se sospecha que no solo es una advertencia del crimen organizado, sino que podría implicar participación interna.
Una revisión de años anteriores revela un aumento de este tipo de enfrentamientos, lo que sugiere que la solidez y la unidad que presume este partido son una mera fachada que podría desmoronarse a corto plazo.
Paradójicamente, la principal ventaja del partido oficial reside en la debilidad de una oposición que carece de figuras relevantes, incapaz de atraer a un electorado profundamente desconfiado de todos los partidos políticos. Esta oposición no logra salir de su zona de confort ni ejercer la presión política necesaria para que Morena asuma los costos de sus decisiones. A ello se suman figuras que continúan generando rechazo, como lo evidenciaron los comentarios en redes sociales sobre las vacaciones en Portugal del presidente nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno, o las repercusiones del anuncio de una comisión para investigar el denominado “cártel inmobiliario” que involucra al dirigente nacional del PAN, Jorge Romero.
- Mis redes: https://linktr.ee/areyesvigueras