La verdad de las guerras es que en ellas nadie gana, todos pierden. En el conflicto que durante los últimos 22 meses ha mantenido Israel en la Franja de Gaza con el propósito de derrotar por completo —algo muy difícil de lograr— al Movimiento de Resistencia Islámica conocida como Hamás —organización política y paramilitar palestina sunita que “gobierna” a los gazatíes, se declara yihadista, nacionalista e islamista, y a la que el gobierno israelí considera terrorista—, el número de víctimas mortales (combatientes y civiles, de uno y otro bando), está próxima a las 100 mil personas. Su muerte se debe no solo a las armas, sino también al hambre: de adultos y menores de edad. Ante este terrible panorama, gran parte de la comunidad internacional ha reaccionado con indignación y pide en la ONU y directamente al gobierno israelí que cese la guerra inmediatamente, sobre todo porque recientemente el primer ministro Benjamín Netanyahu reafirmó su determinación de ampliar la ofensiva militar en Gaza “para terminar el trabajo” y completar la derrota de Hamás.
Si en las guerras es más que suficiente que mueran los combatientes, el asunto se agrava al incluir la población civil, sobremanera los niños. Especialmente los que fallecen por hambre. Algo indignante. Como dice Trish Scanlan, oncóloga pediátrica y codirectora médica del grupo Children Not Numbers: “El hambre es una forma horrible de morir. Primero se está hambriento, luego llega el cansancio, después el aturdimiento, posteriormente un frío glacial, y finalmente el hambre desaparece, pero enseguida sus órganos se comienzan a reabsorber, incluidos los huesos, lo cual es extremadamente doloroso. Pero los niños de Gaza no lloran porque no pueden llorar”.
La guerra acaba todo. En la franja sólo el 1.5% de las tierras de cultivo son accesibles para la población que ya padece hambruna tras 22 meses de guerra, la cual ha devastado el sistema de salud y limitado el acceso a alimentos y agua a más de un millón de palestinos. Un estudio del Centro de Satélites de la ONU y la FAO, estimó que los gazatíes sólo disponen de solo 1,300 hectáreas de sus tierras de cultivo, cifra equivalente al 8.6% del total. De ese territorio, sólo 232 hectáreas no han sufrido daños. De los terrenos restantes, 86.1% están destruidos y pese a que 12.4% podría ser aprovechable, la población no tiene recursos ni equipo para trabajarlas. Sin olvidar que el 85% de los hospitales (si es que se les puede llamar así), se encuentra en colapso total, sin medicamentos en general y los niños enfrentan la fase más grave de desnutrición. Panorama pavoroso.
En estas condiciones, hay otro sector humano afectado: ¿Por quién doblan las campanas?, parodiando el título de la famosa novela de Ernesto Hemingway. En esta ocasión, las campanas doblan por los periodistas. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU refiere que suman ya 242 periodistas palestinos muertos desde el inicio del conflicto en octubre de 2023, violando el Derecho Internacional Humanitario. Por lo que la referida oficina dice: “Exigimos acceso inmediato y seguro para los periodistas en Gaza”. Algo terrible sucede en Gaza con los periodistas. Solo como referencia durante la II Guerra Mundial fueron 67 y 63 en Vietnam. El caso de México es único, otro día lo analizaremos.
En estas condiciones, en la noche del domingo 10 de agosto, en varios ataques aéreos, la ciudad de Gaza se cimbró. En uno de los episodios más dramáticos, una bomba israelí impactó sobre una tienda de campaña para periodistas en las cercanías del hospital Shifa; el impacto mató a seis periodistas la mayoría laboraban con la agencia Al Jazeera (que en árabe significa “la isla”), cadena de noticias árabe que presume de ser el único canal de TV —por suscripción—, políticamente independiente en el Cercano Oriente y el mundo árabe. El presidente ejecutivo es el jeque de Catar, Hamad bin Thamer al Thani. Se fundó el 1 de noviembre de 1996.
Los periodistas que perdieron la vida eran los reporteros Anas Al Sharif —uno de los periodistas más populares en Gaza, que contaba con más de 500 mil seguidores en redes sociales, por lo que su muerte provocó una condena generalizada—; el también reportero Mohamed Qreiqeh; los camarógrafos Ibrahim Zaher, Mohammed Noufal y Moamen Aliwa. Asimismo, el periodista independiente Mohammed Al Khaldi, que escribía para medios locales.
De acuerdo con el periódico inglés on line, fundado en l986, The Independent, la gran mayoría de los 242 que han muerto en Gaza, son palestinos, una estadística que habla por sí misma.
Ante el impacto de la noticia, la Fuerza de Defensa de Israel (FDI) aseguró que Al Sharif estaba vinculado con Hamás y que dirigía una célula terrorista responsable de lanzar misiles contra civiles israelíes. La acusación fue rechazada rotundamente por Al Jazeera y grupos defensores de la libertad de prensa, que calificaron el ataque como un intento de silenciar las voces independientes. La relatora especial de la ONU para la libertad de expresión, Irene Khan, ex secretaria general de Amnistía Internacional, desde 2001 a 2009, y autora del famoso libro La verdad no escuchada: Pobreza y Derechos Humanos, publicado en siete idiomas, señaló que las acusaciones contra el reportero de Al Jazeera carecían de fundamentos sólidos y advirtió sobre los riesgos que enfrentan los comunicadores en zonas de conflicto. El alto número de periodistas muertos en Gaza refleja la gravedad de la situación para quienes intentan documentar la realidad sobre el terreno.
Al respecto, en uno de sus mensajes por X, Al Sharif, el reportero aclaraba: “Nunca dudé en transmitir la verdad tal como es, sin distorsión ni tergiversación con la esperanza de que Dios fuera testigo de aquellos que permanecieron en silencio”.
Algo más, como si presintiera su futuro, el mismo día de su muerte, el 10 de agosto, Sharif envió por X las siguientes palabras: “La ocupación amenaza con una gran invasión a gran escala de Gaza. Durante 22 meses, la ciudad se ha desangrado bajo un bombardeo incesante por tierra, mar y aire. Decenas de miles han muerto y cientos de miles han resultado heridos. Si esta locura no termina, Gaza quedará reducido a ruinas, las voces de su gente silenciadas, sus rostros borrados y la historia los recordará como testigos silenciosos de un genocidio que decidieron no detener. Por favor, compartan este mensaje y etiqueten a todos los que tienen el poder de ayudar a poner fin a esta masacre. El silencio es complicidad”.
Texto corto pero realista. Nada escandaloso. Nada de odios, pero sí de realidades. Aparte de ideologías, después de leerlo no puede uno ser indiferente. Sean palestinos o de cualquier otra denominación. Son tan claras y directas como las del presidente de la Islas Comoras, Azali Assoumani: “La comunidad internacional, no puede cerrar los ojos ante las atrocidades que se cometen en Palestina”. Más claro, ni el agua.
Por lo mismo, los directivos de Al Jazeera Media Network no podían permanecer callados ante la muerte de sus compañeros de trabajo. El director general del canal Mostefa Souag, envió a sus subordinados el siguiente correo electrónico que merece la pena reproducir: “Queridos colegas. El 10 de agosto nuestros compañeros Anas Al Sharif, Mohammed Qreiqeh, Ibrahim Zaher y Mohammed Noufal fueron asesinados a sangre fría por las fuerzas de ocupación israelíes. Estaban ejerciendo su labor periodística, lo que constituye otro ataque deliberado y flagrante por parte de Israel contra la libertad de prensa”.
“El ataque se produce en medio de la horrible catástrofe humanitaria que causa la ofensiva israelí a Gaza, que da como resultado masacre de civiles, hambruna forzada y destrucción generalizada de comunidades enteras”.
“Los asesinos de los periodistas —el ejército israelí, según una declaración oficial—, atacaron la tienda de campaña donde se alojaban, situada frente al complejo médico al-Shifa en Gaza”.
“Ordenar el asesinato de Anas Al Sharif, uno de los periodistas más valientes de Gaza, y sus colegas es un intento desesperado de silenciar la voz de la verdad antes de que se implemente el complot para invadir el enclave”.
“Anas y sus colegas fueron de las últimas voces que quedaban desde Gaza, ofreciendo al mundo una cobertura sin filtros y desde el terreno sobre las devastadoras realidades. Documentaron con audacia y valentía la difícil situación de su gente desde el inicio de la guerra”.
“Los periodistas de Al Jazeera permanecieron en Gaza sitiada, experimentando el hambre y el sufrimiento que documentaron. A través de su valiente cobertura, compartieron conmovedores testimonios de los horrores desatados durante 22 meses de bombardeo y destrucción”.
“En nombre de la Red y de todos nuestros colegas de Al Jazeera, extiendo mí más sincero pésame a las familias de nuestros mártires de la prensa libre y a todo nuestro equipo en Gaza”.
“Renuevo el llamado a la comunidad internacional y a todos los seres humanos con conciencia para que adopten medidas decisivas e inmediatas para detener este genocidio en cursos y poner fin a los ataques deliberados contra periodistas en Gaza, y para llevar ante la justicia a los autores de estos crímenes atroces. De Dios somos y a Él retornaremos”.
Mientras el pueblo palestino sobrevive a las pésimas condiciones que les impone la guerra, por lo menos ocho países europeos —España, Islandia, Irlanda, Luxemburgo, Malta, Noruega, Portugal y Eslovenia—, y funcionarios den la ONU condenaron el propio domingo 10 de agosto, durante una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad la propuesta nueva ofensiva israelí en la Franja, al advertir que si esta se lleva a cabo conducirá a más muertes y destrucción.
Sin embargo, Estados Unidos de América (EUA), miembro permanente del citado Consejo con derecho a veto, culpó a Hamás y defendió a Jerusalén, con el argumento de que tiene derecho a decidir lo que es “necesario” para su seguridad. En una declaración conjunta los cancilleres de los citados países europeos afirmaron que la decisión de Benjamín Netanyahu “no hará más que agravar la crisis humanitaria y comprometer aún más la vida de los rehenes (israelíes) que todavía están en poder de Hamás.
Fuera de la reunión de estas naciones, el ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Antonio Tajani, de Forza Italia, advirtió que la invasión de Gaza podría ser “un Vietnam” para Israel. “Esta carnicería no puede continuar”, agregó el colaborador de la Primera Ministra, Georgia Meloni.
Para que nada falte al empezar la semana, el gobierno de Australia, Anthony Norman Albanese, anunció que también reconocerá al Estado de Palestina el próximo mes de septiembre. El asunto está dicho: dos Estados deben convivir en la zona: Israel y Palestina. ¡Ojalá! VALE.