Me sorprendió el ruido que hizo en redes y algunos chats la foto de Cruz Pérez Cuéllar y Eliseo Compean, abrazados como mejores cuates. Carece de importancia, no es más que un movimiento de politiquería campañera para consumo de incautos con pretensiones de mostrar adhesiones a su aspiración.
Si, Compean es un expresidente municipal, exdiputado local, exdiputado federal, ex regidor, cuatro veces “ex” pero sólo “un vigente”: desecho político. En el barrio de las Chivas suelen llamar “gabazo” a las personas que antes fueron alguien y ahora están acabadas. En su condición actual de la nueva adquisición, políticamente vale más un chofer suplente de uber.
¿Qué aporta Compean a Pérez Cuéllar? Aporta desprestigio social, decadencia política, hábitos de traición y ambiciones delirantes por acceder al hueso. No necesita que lo tomen en cuenta, le urge un hueso que le permita sentirse nuevamente con vida pública, darse cuenta de que existe.
¿Qué aporta Cruz a Compean? Aporta las mentiras de que va seguro por la gubernatura, que tiene acuerdo personal con Sheinbaum, que caída la senadora de La Barredora él queda sólo, la falsa promesa de que, si en mal e improbable momento pierde la candidatura, su hermano Alejandro será alcalde y pagará los compromisos políticos.
Ambos como los tíos lolos, se hacen pendejos solos: Cruz sabe que Compean terminó fundido en el PAN, desechado por sus propios excesos y desplantes alucinados; Compean que Cruz es más blof que realidad, que su proyecto naufraga y que la narrativa triunfalista es falaz. Conociendo sus precariedades, ambos se ponen para la foto intentando simular lo que no son.
Recoger a un desecho y mostrarlo como éxito de su activismo preelectoral, presenta al edil juarito como un político desesperado por hacer creer que avanza. Es patética la imagen, con ella Cruz se vincula al desprestigio político y a la decadencia moral, que ya lo acompañan por méritos propios. Los límites de la cordura política se están perdiendo, ¿qué mas veremos en los meses por venir?.
Rompeolas
Trascendió que Santiago de la Peña tuvo que hacer enérgica manita de puerco a Myriam Victoria Hernández Acosta, todavía presidenta del Tribunal Superior de Justicia, para que accediera a formalizar la entrega recepción. Myriam le dio largas hasta que de plano apretaron desde Palacio, de otra forma todavía estaría creyendo el absurdo de que “seré presidenta hasta el último momento”. No obstante, en la reiterada negativa existía un propósito; dejar colocados en cargos estratégicos a “mi gente”. Mala decisión, la rebeldía le costará cara “a su gente”, en cuanto lleguen los otros harán reacomodos y adivinen quienes saldrán perjudicados. El precio de la inexperiencia.
Tres nombres están siendo manejados para dirigir el órgano administrativo del Poder Judicial, uno de los más importantes en la nueva burocracia de la Justicia. La magistrada Karla Reyes, Luisa Márquez y Carlos Lascurain. La decisión final está, ya sabe usted, en la oficina más importante de Josué Nery Santos y Aldama, misma donde ahora valoran pros y contras de los posibles y circunstancias específicas del nombramiento. Desde el exterior también la busca Fernando, lucky, Mendoza, apodado el suertudo porque siempre encuentra la forma de caer parado. Es el último cargo de importancia por asignar, así que todos están pendientes del nombramiento. Calma, los tiempos de los nuevos magistrados no son los tiempos de Palacio.
Con las bravuconadas de Donald Trump, sus halcones han perdido todo sentido del respeto, la decencia y no se diga de los modos diplomáticos. La DEA envió un boletín informando que, en coordinación con el gobierno de México, empezaban la operación “Portero”, diseñada para detener a los jefes de las mafias mexicanas. Es una insolencia y falta de respeto a la presidenta Sheinbaum, ella misma aclaró en la mañanera que no había ninguna operación conjunta con la DEA. La Insolencia es, en buena parte, por la debilidad de la Presidenta, la ven tan sometida a las clicas del escondido que ya ni en cuenta la toman.