Tal y como se desenvuelve el segundo mandato presidencial de Donald John Trump podría pensarse que este personaje siempre se sale con la suya. En lo interno y en el extranjero. La era Trump está marcada por la concentración del poder federal en la Oficina Oval. “Tengo el derecho a hacer lo que quiera”, repite con regularidad. Y muchos de sus colaboradores aseguran que el magnate “avanza sin freno en su segundo mandato”. Lo cierto es que con más frecuencia saltan los que lo enfrentan, y no solo en la oposición. Hasta en su más cercano entorno, donde no cabría la posibilidad de que alguien le lleve la contraria al cada vez menos aceptado representante del Tío Sam en el mundo.

Aunque algunos líderes extranjeros aparentan llevarle el amén, para “darle gusto como el mismo mandatario lo reconoce, la mayoría lo detesta. Esa es la verdad. Y no solo Emmanuel Macron, Luiz Inacio Lula da Silva y Xi Jinping, sino otros que cuidan mucho sus palabras. En el seno del Partido Republicano, ya hay voces discordantes, que recuerdan al héroe de guerra, John McCain que en su momento fue el único que se opuso frontalmente al bravucón empresario neoyorquino por la forma arbitraria que pretendía gobernar. La forma es fondo, sabía McCain.

Mary Lea Trump, sobrina del magnate, en su libro Too Much and Never Enough: How My Family Created the World´ s Most Dangerous Man (Demasiado y nunca suficiente. Cómo mi familia creó al hombre más peligroso del mundo), publicado en 2020 contiene revelaciones críticas sobre su tío. Mary, por cierto, es psicóloga.

Días pasados, el famoso escritor estadunidense Stephen King, a quien se le atribuye que en uno de sus libros The Dead Zone, publicado en 1979, anticipó que Trump sería presidente, aunque el novelista no está seguro de esa “profecía”, ha sido declarado crítico del mandatario y recientemente calificó la administración del magnate como una “historia de terror”: “si hubiera escrito esto en un libro en 1965, se habría escrito como alegoría, como Rebelión en la granja —aludiendo a la obra de George Orwell—, “nadie se imaginaria dónde estamos hoy, con agentes de la Gestapo en las calles, se hacen llamar ICE (Servicio de Inmgración y Control de Aduanas), desplegado por Trump para cazar a los indocumentados ilegales que residen en EUA, pero básicamente son tipos armados, con máscaras, con enorme cantidades de dinero para gastar y están por todas partes. Así que creo que dentro de 20 o 30 años, cuando yo muera y tú seas viejo, mucha gente dirá: ‘bueno, nunca voté por Trump”. Y terminó. “Siento que tengo la obligación de decir lo que pienso y ser claro al respecto. Es una pregunta, como dice la canción: ¿De qué lado estás?”. De cualquier manera, dice Stephen: “Trump es una historia de terror”.

De cualquier manera, el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca ha puesto de cabeza no solo a la sociedad estadounidense, sino que, a base de órdenes ejecutivas, para gusto y disgusto de muchos, ha puesto a discusión la permanencia de la hegemonía de la Unión Americana en el planeta. Por tal motivo, el liderazgo tecnológico en la Tierra se encuentra en un punto de inflexión. Estados Unidos de América pierde empuje y China —para bien o para mal—, poco a poco, o sea, a su manera “a lo chino”, ocupa paulatinamente su lugar. Y en compañía de Vladimir Putin y el primer ministro de la India, Narendra Morí, pretende que “el siglo XXI sea de Asia”. Por eso, el concierto mundial está en “desconcierto”.

La reacción en contra de la imposición de aranceles por parte de Donald Trump al resto del mundo, tenía que darse en cualquier momento. Aparte de las respuestas nacionales, de acuerdo a las tasas que cada uno recibía, solo la Unión Europea parecía responder globalmente, aparte de las declaraciones de cada gobierno. Y, el domingo pasado, los medios de comunicación difundieron una imagen elocuente: Narendra Mori, Xi Jinping y Vladimir Putin juntos, en compañía de otros 22 mandatarios. La foto mostraba la cumbre 25 de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), celebrada en Tianjin, República Popular China.

La reunión de la OCS —fundada el 15 de junio de 2012–, se inició el domingo 31 de agosto en el puerto chino de Tianjin (fundado en 1404 al norte del país frente al mar Bohai), con la presencia de 25 jefes de Estado y de Gobierno, procedentes de los 10 países miembros, además de observadores y socios lo que amplía su alcance regional. Son miembros del organismo: China, India, Rusia, Pakistán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Bielorrusia, países que forman una crítica geopolítica que compite con la influencia occidental. Los fundadores de esta organización representan el 42% de la población mundial, y el 23.5% del PIB de la economía global. El grupo, a diferencia de la OTAN, no cuenta con cláusulas de defensa y actúa como un foro para la cooperación política, económica y en seguridad.

De acuerdo con los especialistas en asuntos mundiales, Donald Trump ha propiciado reconfigurar el orden del planeta que podría dejar orillado a EUA, lo que provocaría que el centro de gravedad girara definitivamente en torno a Pekín, que busca convertirse en el líder global del multilateralismo y un “socio fiable” ante las embestidas arancelarias del republicano y su diplomacia del bullying.

Con estas consideraciones, los más de veinte mandatarios en su mayoría asiáticos, acudieron al llamamiento del líder chino para tomar parte en la reunión. Fueron recibidos con honores, sobresaliendo el ruso Putin, no obstante, la orden internacional de arresto por crimen de guerra en Ucrania, así como el primer ministro de la India, Narendra Modi, que algunos consideran el dirigente de la principal democracia de mundo, con 1,451 millones de habitantes. Sus elecciones duran 44 días.

El encuentro bilateral más esperado de la reunión giraba alrededor de Jinping y Modi. Después de su tete á tete, el anfitrión defendió que Pekín y Nueva Delhi deben ser “socio y no rivales” y destacó que los dos países más poblados del mundo son “dos grandes civilizaciones orientales” por lo que deben asumir juntos una “responsabilidad histórica” en defensa del multilateralismo y la justicia internacional, con unas relaciones “que no se ven afectadas por terceros”, refiriéndose claramente a Estados Unidos de América.

Además, el dirigente chino aclaró que la OCS enfrenta actualmente mayores responsabilidades ante “un mundo en el que se aceleran los cambios no vistos en un siglo” y en el que crecen los factores de “inestabilidad, incertidumbre e imprevisibilidad”. De donde, indicó, la importancia del organismo como “una fuerza importante para promover un nuevo tipo de relaciones internacionales una comunidad de destino compartido de la humanidad”.

En tanto, Narendra Damodardas Mori, de 74años de edad, primer ministro de la India desde el 26 de mayo de 2014, aseguró que la nueva alianza chino-india puede hacer del siglo XXI el “siglo de Asia” y enfatizó que ambos países defienden la autonomía estratégica y una política exterior independiente.

Cabe aclarar que el acercamiento entre los dos personajes coincide con un reajuste estratégico entre ambas capitales tras la decisión del hombre de la Casa Blanca de imponer un arancel del 50% a las exportaciones indias por sus compras de petróleo ruso, transacciones que India defiende como parte de su soberanía.

Luego de reunirse con Xi durante más de una hora, Morí expresó con optimismo: “Nuestra cooperación beneficia a dos mil 800 millones de personas en nuestros dos países. También allanará el camino para el bienestar de toda la humanidad”. A lo que el mandarín chino celebró el deshielo entre sus naciones con una frase muy ad hoc: “El dragón y el elefante deben liderar la paz, juntos”.

En su turno, Putin fue el tercer gran protagonista de la reunión. Dijo: “La Organización de Cooperación de Shangai contribuye a dar forma a un orden mundial multipolar más justo”, y enfatizó que la alianza se basa en una “cooperación igualitaria, sin apuntar a terceros”. Si soslayar sus problemas, el dirigente ruso agradeció a los socios de la OCS sus esfuerzos por buscar una solución a la guerra con Ucrania y atribuyó el conflicto —no podía hacerlo de Otra manera—, a los intentos de Occidente de integrar a Kiev en la OTAN, calificándolo como una de las causas principales de la crisis.

Mori, en reunión con Putin, le insistió en la necesidad de resolver el conflicto ruso-ucraniano. “La paz es el ruego de toda la humanidad”, destacando el enfoque constructivo de Nueva Delhi. También incidió en la sólida relación con Rusia, avanzando “hombro con hombro”, incluso en tiempos difíciles y le hizo ver su expectativa por la próxima cumbre bilateral en Moscú en diciembre próximo.

El lunes 1 de septiembre, al clausurar la cumbre de la OCS en Tianjin, con una declaración conjunta sobre la situación geopolítica del planeta, en la cual los países miembros abogaron por “garantizar” la paz en el Oriente Medio, evitaron manifestarse en conjunto sobre la invasión rusa de Ucrania, aunque bilateralmente y en privado abogaron por resolver el conflicto lo más pronto posible.

En la declaración conjunta, los firmantes advirtieron que no se debe “reinterpretar” la resolución de la ONU al respaldar el acuerdo nuclear de 2025 con Irán, después que las potencias europeas activaron el mecanismo snapback para reactivar las sanciones al régimen de los ayatolás. Sin embargo, calificaron los bombardeos de Israel y EUA contra las instalaciones nucleares de la república islámica como actos agresivos que causaron víctimas civiles y violaron las normas del derecho internacional.

Como conclusión de la cumbre, los presidentes ruso y chino criticaron al gobierno de EUA y a Occidente; la OCS busca promover una gobernanza mundial alternativa, al tiempo que defiende el multilateralismo y a entidades como la Organización Mundial de Comercio (OMC). Y el primer ministro indio, Narendra Morí llamó a “oponerse a la mentalidad de la guerra fría y abogó por el multilateralismo, y por la ONU. En este sentido, en la declaración final, los estados miembros de la organización se declararon preocupados por las medidas que perturban la estabilidad de la cadena de suministro mundial y pidieron “diálogo y cooperación entre todas las partes”.

En suma, el trasfondo político de la cumbre en Tianjin s evidente. Pekín, sin declararlo, intenta debilitar los vínculos entre la India y Washington, y Putin se posiciona como socio de ambos. Trump, al sancionar de manera humillante a Nueva Delhi -por la compra de petróleo a Rusia—, abrió un espacio que consolidó el triángulo Moscú-Pekín-Nueva Delhi. Y el magnate tan contento, ¿hasta cuándo? VALE.