En México, sus autoridades, consideran que con cubrir las apariencias es suficiente para que se le considere como un país democrático, un estado de Derecho, con libertades; de que en él que se cumplen las leyes; de que existe seguridad y se ofrecen buenos servicios públicos. La práctica de aparentar es generalizada: incurren en ella la presidenta de la República, los secretarios de estado, la fiscalía general de la Nación, los gobernadores de los estados y demás servidores públicos.
Apariencia de democracia
Nuestra presidenta considera que, con aparentar cubrir las formalidades para suplir a los titulares de los tres poderes, es suficiente para merecer el calificativo de ser un país democrático y de contar con instituciones públicas independientes y operantes. Orgullosa declaró que pueblo elige a los titulares de los tres poderes, tanto federales como locales.
La señora Claudia Sheinbaum, en su informe, nos habló de un país que no conozco o en el que no vivo. En su descripción todo es respeto de la Ley, democracia, seguridad jurídica; las empresas del estado funcionan a la perfección y con ganancia y en el que quien la hace, la paga.
No se informó que Pemex está en quiebra, que el ferrocarril peninsular no funciona, que la refinería de Dos bocas no refina, que los homicidios están al alza y que no ha bajado la taza de desaparecidos forzados.
La semana pasada el Fiscal General de la República comentó que desde hace dos años la dependencia a su cargo, que es la responsable de investigar delitos y de perseguir a sus autores, tuvo conocimiento del huachicoleo naval; reconoció que, a pesar del tiempo transcurrido, no actuó ni oportuna ni tardíamente.
En la persecución a la delincuencia común y corriente no está exenta del vicio de la apariencia; hay investigación, pero parcial e incompleta; no llega hasta las últimas consecuencias; en casos sonados su acción no alcanzó a quienes ordenaron los crímenes; esto es lo que se observa en los casos del atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva y del asesinato de los ayudantes de Clara Brugada. Hasta ahora no sabemos quién ordenó y financió el primer atentado y quién realizó los disparos contra los ayudantes y, de nueva cuenta, quién los ordenó y financió.
Por lo que toca a la persecución de a la delincuencia organizada el gobierno de la señora Sheinbaum ya no puede seguir practicando la política de las apariencias: a partir del segundo mandato de Donald Trump, los Estados Unidos de América ya no lo permiten. Tampoco admiten que el gobierno mexicano invoque nuestra soberanía o el mandamiento constitucional, para no entregar a los reos que le eran requeridos. Nuestro poderoso vecino le ordenó a nuestra presidenta que los entregara y punto. Aunque la señora Sheinbaum, en teoría, ocupa la presidencia de un país soberano, en el momento en que Trump le tronó los dedos y la amenazó con imponernos aranceles, entregó, sin las formalidades de Ley, a todos los delincuentes que le fueron demandados.
La señora Sheinbaum, cuando oyó el chasquido del látigo, olvidó sus principios izquierdistas, la soberanía del país y acató, sin chistar, la orden que recibió. Bien sabe el Diablo a que pendejo se le aparece, dice el refrán. Ella está dispuesta colaborar y a obedecer. No faltaba más.
Función judicial
Morena, a través de aparentar la celebración de una elección, pretende vendernos la idea de que somos privilegiados y únicos en el mundo; nadie lo hace y, mucho menos, inducida a través de acordeones. La ficción de elecciones nos ha permitido a los ciudadanos elegir a jueces, magistrados y ministros que impartirán justicia. Nos quieren hacer creer que se trató de un ejercicio electoral transparente e imparcial; que es suficiente para considerar una participación masiva cuando se abstienen de participar o que no estuvieron interesados en elegir casi el noventa por ciento de los electores registrados.
En el informe presidencial no se habló de que las listas de candidatos se formularon tomando en consideración, preferentemente, la inclinación partidista de los candidatos; que el índice de participación válida de la ciudadanía no alcanzó el diez por ciento y que fue un ejercicio en el que la ciudadanía que intervino lo hizo sin conocer a los candidatos, sus programas y desempeño profesional y que, por virtud de los mentados “acordeones”, estuvo muy lejos de ser un voto libre y razonado.
En el informe presidencial y en las mañaneras no se habla de que, por virtud de la supuesta elección, llegaron al cargo de jueces políticos que no tienen idea de lo que es la impartición de la justicia e, incluso, que no tienen noción de lo que es el Derecho.
A pesar de todos los vicios que se presentaron, con orgullo la señora Sheinbaum habla de que somos el país en que los ciudadanos elegimos a nuestros jueces.
Morena y nepotismo
En el estado de Guerrero el señor Salgado Macedonio, a como dé lugar, pretende suceder en el cargo de gobernador a su hija Evelyn Salgado; y Saúl Monreal Ávila, en Zacatecas, a su hermano. Para lograrlo, aunque formalmente la prohibición del nepotismo aprobada entrará en vigor hasta 2030, por una supuesta ética en el ejercicio del Poder de no admitir el nepotismo, la presidenta y la cabeza de Morena han dispuesto que el principio moralmente estará vigente en la elección a celebrar el 2027.
A pesar de la limitante, ya se hallan en campaña para alcanzar el cargo de gobernador de los estados, Félix Salgado y Saúl Monreal; ellos, para eludir la prohibición, se habla de que recurrirán al expediente de renunciar a su membresía en Morena y que se presentarán como candidato de un partido comparsa: Verde o del Trabajo. Una vez que tenga en su poder la gubernatura, harán actos de contrición y, arrepentido, buscarán regresar a Morena.
Al regresar a su antigua querencia: Morena, llevarán consigo votos y recursos económicos valiosos y hasta necesarios para el ejercicio electoral del 2030. Es de esperarse que Morena, que vela por la unidad, recibirá con los brazos abiertos a esos ideólogos y activistas arrepentidos. Para retener la presidencia en las próximas elecciones, con el fin de asegurar el triunfo, habrá que sumar sin importar que se trate de membresía fiel o de pecadores arrepentidos.
Los hijos y nietos de los clanes Salgado y Monreal están preparados para suceder a sus ancestros en la gubernatura, diputaciones, senaduría, presidencias municipales y cuánto cargo público exista en sus respectivos estados o en la Ciudad de México. Por qué no, para eso están las apariencias de elecciones.
Hay Salgados y Monrreales para muchas generaciones y para todos los gustos, cargos y bolsillos. Los mexicanos somos afortunados.