Hoy, como nunca, hay que llamar a las cosas por su nombre. Sin mistificaciones. Al pan, pan, y al vino, vino. En 24 meses de guerra, Israel, que en primer tiempo fue la víctima frente al embate terrorista de Hamás, en cuestión de semanas, empezó a perder el apoyo de propios y extraños ante la opinión pública internacional, en parte  por los excesos bélicos del gobierno de Benjamín Netanyahu para combatir a la gravísima ofensa de Hamas contra las capas populares israelíes —que en un solo día, el 7 de octubre de 2023, sufrieron el asesinato de 1,205 residentes de 19 kibutzim y cinco moshavim (colonias cooperativas), innumerables violaciones de mujeres  en alguna ciudades pequeñas, y un festival musical, sin importar ni edad, ni sexo, así como la captura de otros 251 judíos  (de los cuales apenas restan vivos, más o menos 27 de ellos)—, seguido de una pésima ofensiva de comunicación en el resto del mundo lo que ocasionó que desde hace meses, Eretz Israel —representado en esta ocasión por un gobierno ultraderechista—, perdió la partida en medio de una renovada oleada de antisemitismo que se expande por los cuatro puntos cardinales del planeta.

Hace dos años, que se cumplieron el martes pasado, se hizo realidad, una vez más, la frase del primer ministro de Israel, David Ben Gurión: “El enemigo más peligroso para la seguridad de Israel es la inercia intelectual de aquellos que son responsables de la seguridad”.  BB, como se le llama popularmente al mandatario israelí, era el responsable de la seguridad de su país y falló. De ahí su repuesta bélica en contra de los palestinos, en buena medida para tratar de justificarse ante el electorado israelí. Las consecuencias de los ataques de Netanyahu están a la vista. Israel, paga los costos.

De un acto de legítima defensa, la nación judía —cuyo sufrimiento en la Segunda Guerra Mundial dio origen a la oprobiosa palabra GENOCIDIO, creada por Rafael Lemkin, abogado polaco judío (Biazvodna, 24 de junio de 1900-Nueva York, 28 de agosto de 1959)—, pasó a ser “un país genocida” como le llama el concierto antisemita de nuestros días.  Por cierto, Lemkin expuso por primera vez su neologismo GENOCIDIO, en el libro El poder del Eje en la Europa ocupada aparecido en 1944; y, para completar la historia del término, su autor murió en la pobreza en la ciudad que le había dado cobijo, Nueva York. Donde, por mera casualidad, el terrorismo árabe derrumbó las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, causando la muerte de 2976 personas y miles de heridos. Simple coincidencia.

Los hechos contra Israel son incontestables, como también lo es el balance en el bando palestino: 67,173 palestinos muertos por los bombardeos israelíes o por hambre, de los cuales 20,179 fueron niños; 9,735, mujeres; 4,429 ancianos, y 2,000 eran personas que buscaban comida y en los ataques murieron. Sin olvidar los más de 169,000 heridos. La ONU propaga estas cifras que incluso pueden ser subestimadas, lo que pone en claro el deterioro humanitario más grave en el Medio Oriente en décadas. El sector médico de la propia organización mundial agrega que “el número de víctimas puede ser hasta 40% mayor” debido a los cuerpos aún sepultados bajo los escombros de los edificios bombardeados y las muertes provocadas por la hambruna.

Qué bueno que, en muchas partes del mundo, los jóvenes y personas de mayor edad, salgan a la calle a protestar por lo que está sucediendo en Gaza. Que los palestinos tengan su propio Estado y que se les reconozca a manejar su destino. Qué mala suerte que cuando los judíos eran asesinados brutalmente en los campos de exterminio nazi en varios países europeos por los esbirros de Hitler, nadie salió a la calle a manifestar su inconformidad con esas brutales matanzas. Incluso los aliados, vencedores de la Segunda Guerra Mundial, se “preocuparon por la mala suerte de los judíos” hasta que el Eje fue vencido en la contienda.

De los 38 hospitales de la Franja de Gaza, 25 dejaron de dar servicio y los restantes funcionan de manera parcial. La tasa de ocupación hospitalaria supera los 225%. Como dice el son jarocho: “faltan palabras para expresar este sufrimiento”.

No hay duda de que filias aparte, BB —sobre el que pende una orden de captura dictada por la Corte Penal Internacional desde el mes de noviembre de 2024–, ha hecho de la ofensiva en contra de Hamás y de la Franja de Gaza su herramienta de supervivencia política, apoyado por el presidente de EUA, Donald John Trump.

En el caso de Benjamín Netanyahu no puede aplicarse la idea que tenía de la paz la inolvidable Golda Mier, que ha sido, hasta el momento de escribir este reportaje la única mujer en dirigir los destinos de Israel: “Cuando llegue la paz, quizás con el tiempo podamos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos, pero nos será más difícil perdonarlos por habernos obligado a matar a los suyos. La paz llegará cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian”. De más está decir que las palabras de Golda —a quien tuve la fortuna de conocer y platicar con ella—, han sido motivo de discusiones en el propio Israel, lo que no debe ser motivo de sorpresa, porque ese país, no solo es el país del LIBRO, sino donde lo público lo discuten los israelíes a profundidad, sin importar las consecuencias. Por eso muchos judíos del momento exigen al gobierno de Netanyahu se ponga fin a la guerra. Intelectuales y no intelectuales. Mujeres y varones.

A manera de colofón, ya en plan de citas, no puedo dejar de recordar la siguiente: Golda dijo: “No hay diferencia entre matar y tomar decisiones que lleven a otros a matar…Da exactamente lo mismo, o incluso peor”. A lo que agregaría: “No puedo decir si las mujeres son mejores que los hombres…pero si puedo decir que ciertamente no son peores”. ¡Ay México de mis dolores!

En medio de bombardeos que no cesan por parte de Israel, las conversaciones de paz entre los dos bandos continúan en la ciudad turística egipcia de Sharp el Sheiij, centradas en el plan propuesto por Donald Trump primero ante el pleno de la Asamblea General de la ONU y posteriormente en el comedor de la Casa Blanca, en Washington, quien insistió en que existe “una posibilidad real” de lograr un acuerdo que ponga fin a la guerra, en la que USA ha aportado casi 22 mil millones de dólares en ayuda militar al gobierno de Benjamín Netanyahu.

Desde la Oficina Oval de la residencia presidencial de Trump, el mandatario republicano indicó que un equipo estadounidense está involucrado en las conversaciones “indirectas” entre los bandos en pugna. Las palabras del magnate recibieron al primer ministro canadiense, Mark Carney en su primera visita como dirigente del país del maple.

Por su parte, el principal negociador de Hamás, Jalil Al Hayya —que muchos señalan como el próximo líder de la organización terrorista—, declaró que su movimiento “quiere garantías del presidente Trump y de los países patrocinadores de que la guerra terminará de una vez por todas…A lo largo de la historia, la ocupación israelí no ha cumplido sus promesas, y lo hemos experimentado dos veces en esta guerra. Por lo tanto, queremos garantías reales”, agregó al acusar al régimen de Netanyahu de violar dos veces el cese del fuego.

Mohammed Bin Abdulrahman Al Tani, primer ministro de Qatar, se unió a las conversaciones informó la cancillería qatarí, y una delegación turca, encabezada por el jefe de los servicios de inteligencia, Ibrahim Karin

Aunque sea de dientes para afuera, en las filas de los partidarios de Palestina la mayoría proclama que Israel debe detener el “genocidio” de los habitantes de Gaza, pero no todos quisieran que la guerra termine, pues, aunque parezca difícil, hay muchos árabes que han lucrado con los vaivenes territoriales del infortunado Oriente Medio, y no solo en los actuales tiempos, sino desde principios del siglo XX, cuando Palestina era “gobernador” por la Gran Bretaña.

Por esto y por otras razones económicas, no es fácil que el Plan de Trump aterrice en breve. Lo que da pie para que continúen las manifestaciones a favor de Palestina. Por lo mismo, según acusó la Global Sumud Flotilla en X, los nueve barcos de la Coalición Flotilla de la Libertad, que lleva ayuda a la franja de Gaza (aunque el gobierno israelí denuncie que esa “ayuda” es prácticamente simbólica como lo han reconocido varios de los participantes en esa operación marítima), “fueron atacados e interceptados ilegalmente por el ejército israelí” esta madrugada (miércoles 8 de octubre) a 220 kilómetros de las cosas de Gaza.

Asimismo, la cancillería israelí confirmó el operativo y anunció que “otro intento inútil por romper el bloqueo naval ilegal e ingresar a una zona de combate terminó en nada”. Asimismo, los gobiernos de Brasil y Colombia anunciaron el martes 7 que sus 21 connacionales que habían sido detenidos en Israel tras participar en la travesía marítima abandonaron el territorio israelí e iniciaron el retorno a sus países de origen.

Respecto a los seis mexicanos que también fueron detenidos ilegalmente por la marina israelí, ya regresaron a México, sanos y salvos. Al llegar al aeropuerto internacional de la Ciudad de México, los jóvenes mexicanos denunciaron a los periodistas que los esperaban por el mal trato que recibieron de parte del gobierno israelí. Después de un largo viaje desde el aeropuerto de Estambul, Turquía, protegidos del frío matinal (arrribaron a las 7 horas del miércoles 8 de octubre), con una prenda palestina que hiciera famosa el fundador de la Organización para la Liberación de Palestina (OPL), Mohammed Yasir Abdel Rahman Abdel Rauf Arafat al Qudwa, mejor conocido como Yaser Arafat, que fue presidente de la Autoridad Nacional Palestina y Premio Nobel de La Paz — el mismo que busca desesperadamente Donald Trump—, hicieron infinidad de declaraciones a la prensa sobre la pésima condición que viven los palestinos en Gaza y la brutal conducta del gobierno israelí con ellos. Pidieron a México y al mundo que siguieran luchando a favor del pueblo palestino perseguido. Ninguno de ellos, dijo una sola palabra de las víctimas del terrorismo de Hamás en las colonias cooperativas judías el 7 de octubre de 2023. Lo que sucedió ese día no fue genocidio, fue una justa respuesta de Hamás, a la prepotencia del Estado de Israel.

En fin, Hamás, en un gesto sorpresivo, anunció desde Egipto su disposición a entregar las armas a un comité palestino-egipcio, pero rechazó de forma tajante la idea de un gobierno internacional de transición en Gaza. De acuerdo a fuentes palestinas, el movimiento exige la retirada completa del Ejército israelí, un cese al fuego permanente y garantías de que Tel Aviv no reanudará las operaciones militares una vez liberados los rehenes. Condiciones que posiblemente Netanyahu no acepte. El fin de esta historia, no está a la vuelta de la esquina. El tiempo corre en contra de los propósitos de BB.

¡Ojalá la cordura pudiera colarse en el centro turístico egipcio! Por bien de todos. VALE.