El reciente anuncio del PAN sobre el fin de la alianza electoral que sostuvo en comicios recientes –incluidos los de 2024 y los previstos en 2025 para votaciones estatales– abre la puerta a un escenario en el que los partidos de oposición compitan en 2027 en solitario.
Morena, por su parte, enfrenta desacuerdos con sus aliados desde 2018, motivados en parte por la búsqueda de más posiciones –y por ende mayores prerrogativas–, además de la pugna por conservar bastiones, como el Partido Verde en San Luis Potosí.
PAN y Morena representan las dos caras de una misma moneda: la que muestra cómo las alianzas electorales, bien o mal manejadas, pueden afectar o beneficiar decisivamente a un partido.
La cara negativa
Las alianzas con el PRD y el PRI le han resultado costosas al PAN. La coalición con el primero –hoy sin registro tras los resultados de 2024– generó quejas y renuncias de militantes que no concebían aliarse con un partido que representaba lo opuesto al blanquiazul en temas como el aborto o los derechos de las minorías sexuales.
La “aventura electoral” con el segundo (el PRI) incrementó las críticas, las cuales no solo provenían de sus militantes, quienes consideraban innecesario acudir a la cita electoral con su enemigo histórico –acusado de fraude en múltiples ocasiones–. Analistas y columnistas externos, además, calificaron la alianza como la unión entre el agua y el aceite.
En contraste, a Morena no le ha costado ir de la mano del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), a pesar de no compartir puntos en lo ideológico, ni por su historial de alianzas previas, como la Alianza por el Cambio que llevó a Vicente Fox a la presidencia en 2000 con el PAN, o las de 2012 y 2018 con el PRI de Enrique Peña Nieto y José Antonio Meade.
Tampoco el historial del PT –incluyendo su origen vinculado a Raúl Salinas de Gortari, sus tendencias a apoyar regímenes autoritarios como el de Corea del Norte, o su intención actual, visible en recientes spots de televisión, de presentarse como la auténtica 4T– ha minado la cohesión de la coalición electoral que mantienen desde 2018.
Quizá la respuesta se halla en la militancia de ambos partidos. En el caso del panismo, se trata de ciudadanos convencidos que consideraban al partido el indicado para guiar los destinos del país y con el que tenían amplias coincidencias. En el morenismo, en cambio, basta ver la cantidad de personajes provenientes del PAN, PRI, PRD y otros grupos políticos que han acabado engrosando sus filas, evidenciando que la coherencia ideológica no es una prioridad.
La cara positiva
Mientras que para el PAN las alianzas no han servido para frenar la tendencia decreciente en su votación, a Morena le han ayudado a contar con esos sufragios extra que le han permitido obtener holgadas mayorías legislativas.
Tras la elección presidencial de 2000, en la que el partido blanquiazul, en alianza con el PVEM, obtuvo su mayor votación (15 989 636 votos) para alcanzar la presidencia, los sufragios obtenidos por esta fuerza política muestran una constante tendencia a la baja: 15 000 284 en 2006, 12 732 630 en 2012, 9 996 514 en 2018 y 9 644 918 en 2024.
Para Morena, la situación es diametralmente opuesta, pues sus aliados electorales le han permitido rebasar la barrera de los 30 millones de votos en las dos últimas elecciones presidenciales; solo el partido guinda en 2024 consiguió 27 364 649, a los que se sumaron 4 677 057 del PVEM y 3 882 813 del PT.
En 2018 el escenario fue similar para Morena, aunque con un aliado diferente al Verde. En este proceso electoral, sus aliados también le ayudaron a alcanzar los 30 millones de votos, pues Morena obtuvo 25 186 577, a los que se sumaron 3 396 805 del PT y 1 530 101 del desaparecido Partido Encuentro Social (PES).
Es evidente que mientras la votación de Morena crece, la del PAN disminuye. Esta tendencia le ha permitido al partido en el poder sortear la baja en los resultados de sus aliados de ocasión, pues de acuerdo con las cifras comentadas, el PT ha perdido sufragios entre 2018 y 2024. En contraste, el PVEM tuvo un salto notable al cambiar de aliado: de la mano del PRI sólo obtuvo 1 051 480 votos, para pasar en 2024 con Morena a 4 677 057.
Para Morena, las alianzas son una parte crucial de su estrategia para obtener una cómoda mayoría legislativa, además de ganar la presidencia. Mientras que para el PAN, representan un enigma que no ha sabido descifrar, lo que explica sus resultados negativos.
La próxima cita electoral en 2027 ofrecerá un resultado que revelará si el panismo ha descifrado finalmente el enigma de las alianzas en estos últimos procesos electorales.
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