En un país que aún se recupera de la crisis emocional y social postpandemia, la Fundación LFR ha lanzado una propuesta audaz y necesaria: reformar el sistema educativo para enseñar a los jóvenes a manejar no solo las ecuaciones, sino también sus propias vidas. La fundación, inspirada en el empresario Luis Fernando Rouvroy, prepara un anteproyecto de ley para la Secretaría de Educación Pública (SEP) con el objetivo de incluir materias como el estoicismo, la tanatología, el desarrollo personal y la educación financiera en el currículo escolar.
La idea es simple, pero profundamente transformadora: equipar a las nuevas generaciones con herramientas para enfrentar la adversidad, gestionar sus emociones y construir un futuro sólido, tanto a nivel mental como económico.
“Hoy los jóvenes salen de la escuela sabiendo multiplicar fracciones, pero sin herramientas para multiplicar su resiliencia”, comenta Verónica Sigala, presidenta del Consejo de la Fundación LFR. “Aprenden historia, pero no aprenden a gestionar su duelo. Tienen títulos, pero no sentido. Eso queremos cambiar”.
La fundación sostiene que la educación debe ir más allá de la memorización de datos y enfocarse en la formación de seres humanos completos. El anteproyecto de ley propone un enfoque integral que aborda las carencias que el modelo educativo actual no cubre:
- Estoicismo: Para enseñar a los estudiantes a mantener la calma frente a la adversidad, controlar sus emociones y diferenciar lo que pueden y no pueden controlar. Es una filosofía práctica que promueve la virtud, la razón y la serenidad.
- Tanatología: Para ayudarlos a comprender el ciclo de la vida y la muerte, a gestionar las pérdidas —tanto de seres queridos como de relaciones o etapas— con empatía y humanidad.
- Desarrollo personal y emocional: Para fomentar el autoconocimiento, la inteligencia emocional y la búsqueda de un propósito de vida claro, pilares fundamentales para la salud mental.
- Educación financiera: Para que aprendan a manejar el dinero desde temprana edad, promoviendo el ahorro, la inversión y la toma de decisiones responsables que les brinden libertad a futuro.
La propuesta de la Fundación LFR no es solo un plan académico; es un llamado urgente a la sociedad. La fundación busca el respaldo de expertos en salud mental, instituciones académicas, legisladores y la ciudadanía para que esta iniciativa se convierta en una realidad.
El proyecto, que se presentará a la SEP en 2025, se basa en la filosofía de Luis Fernando Rouvroy: “Quien domina su mente, domina su destino”. Este nuevo enfoque educativo pretende democratizar no solo el acceso a la educación, sino redefinir lo que significa educar en México: preparar a los jóvenes para vivir con sabiduría, resiliencia y claridad de mente.
La Fundación LFR invita a todos a sumarse a esta conversación, que podría ser el primer paso para construir una generación más consciente, resiliente y preparada para los desafíos del siglo XXI. ¿Será este el futuro de la educación en México?
Instagram: @fundacionlfrouvroy