En los primeros días del presente mes, el mundo de la ciencia y de la medicina se vio iluminado con un reconocimiento trascendental. El premio Nobel de Medicina fue otorgado conjuntamente a Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon SaKaguchi, por sus descubrimientos sobre la intolerancia inmunitaria periférica.

El jurado destacó que la investigación galardonada “explica cómo el sistema inmunitario aprende a no atacar los propios tejidos del cuerpo”, un principio esencial para entender las enfermedades autoinmunes, los trasplantes y algunos tipos de cáncer. Se centra en comprender cómo el sistema inmunitario, ese vasto ejército que patrulla sin descanso, mantiene el delicado equilibrio entre la defensa y la autodestrucción.

El inmunólogo Olle Kämpe, presidente del comité Nobel señaló que la importancia del descubrimiento consiste en “comprender cómo el sistema inmunitario se autorregula, es fundamental para tratar tanto el exceso como la falta de respuesta inmune. Estos hallazgos son una piedra angular en la medicina moderna”. (Consultor Salud, International Reels, 6-X-25).

Tres nombres, tres trayectorias, tres miradas que se entrelazan en un mismo hallazgo, el descubrimiento de las células T reguladoras. Guardianas invisibles del cuerpo, que evitan que el sistema inmunológico se vuelva contra sí mismo. Una triada de mentes que, desde distintos horizontes, supo escuchar el lenguaje secreto del sistema inmune y traducirlo en esperanza para la humanidad.

Mary Brunkow Doctora en Biología Molecular por la Universidad de Princeton, inició su carrera en la Universidad de Washington, donde se formó en genética y biología celular. Actualmente se desempeña en el Institute for Systems Biology de Seattle, en donde combina la investigación molecular con la formación de jóvenes científicos.

En la década de los noventa trabajó en la empresa de biotecnología Celltch R&D, donde junto con Fred Ramsdell, descubrió una mutación en el gen FOXP3 que provocaba una respuesta autoinmune fatal en ratones. Observación que reveló que dicho gen es el “interruptor maestro” que controla la producción y función de las células T reguladoras (Tregs), encargadas de impedir que el sistema inmunitario ataque al propio cuerpo. (University of Washington News)

Fred Ramsdell, originario de Ellmhurst Illinois, obtuvo el doctorado en Microbiología e Inmunología por la UCLA. Actualmente es el Chief Scientific Officer en Sonoma Biotherapeutics, compañía en terapias con células T reguladoras.

Por más de tres décadas se ha especializado en inmunorregulación, biología de linfocitos T y terapias celulares. En colaboración Brunkow descubrió la función del gen FOXP3 y su relación con el síndrome humano IPEX, enfermedad rara que causa severas alteraciones autoinmunes. Sus investigaciones demostraron que el FOXP3 era esencial para el desarrollo normal de las Tregs en humanos y animales. (UCLA Newsroom. ABC7 Chicago).

Shimon Sakaguchi, es Médico e Inmunólogo, por la Kyoto University, es profesor distinguido en la Osaka University. Desde los años ochenta exploró los mecanismos de tolerancia inmunológica y en 1995 identificó una subpoblación de linfocitos T con una función insólita: suprimir la respuesta autoinmune. A esas células las llamó T reguladoras (Tregs). Su descubrimiento cambió la compresión del equilibrio inmunitario y dio origen a toda una rama de la inmunología moderna. (NobelPrize.org-Press Release 2025).

Brunkow, Ramsdell y Sakaguchi identificaron a las llamadas células T Reguladoras (Tregs), una categoría de linfocitos encargados de poner límites al celo del sistema inmune, que evita ataques a los tejidos propios. Gracias a su trabajo hoy se abren nuevas rutas terapéuticas donde el cuerpo y la ciencia se reconcilian. Juntos construyeron una sinfonía de descubrimiento, una sinfonía en la que cada nota importa.

Pero ese descubrimiento es también una metáfora. Así como las Tregs preservan la armonía del organismo, la colaboración entre tres investigadores, una mujer y dos hombres, distintos en trayectorias, pero unidos por una misma pasión, preservar la armonía del conocimiento.

Entre los tres galardonados Mary Brunkow brilla como un símbolo de una ciencia inclusiva, ética y humana. Su nombre se suma al reducido pero creciente grupo de mujeres que han recibido el Nobel de Medicina. Apenas una quincena entre más de doscientos laureados. Recordándonos que cada reconocimiento femenino, es un paso más en la larga marcha hacia la equidad en la ciencia.

La historia de la ciencia ha sido también la historia de las mujeres que investigaron en silencio, cuyos nombres se diluyeron entre los márgenes de los papers o las líneas de agradecimientos. Cada vez que una mujer sube al podio de Estocolmo, se escucha un eco: el de aquéllas que no pudieron hacerlo.

Si la medicina es el arte de curar, la inmunología es el arte de comprender la convivencia interior. Y ahí reside la belleza poética del Nobel: tres personas, tres mentes, descifrando el misterio de cómo el cuerpo aprende a no atacarse, a convivir. El cuerpo, como una ciudad amurallada, necesita defensas, pero también diplomacia. Las células T reguladoras son sus embajadoras de paz. Brunkow y sus colegas han sido los cronistas de esta diplomacia biológica, escribiendo con rigor lo que la naturaleza dicta en silencio.

El Nobel de Medicina 2025 es un canto a la colaboración, a la equidad y a la inteligencia compartida. Es la prueba de que el conocimiento no tiene género, nacionalidad ni frontera. Y es, sobre todo, la celebración de una mujer que, junto a sus colegas encendió una luz en la compleja anatomía del alma biológica.

Mary Brunkow y sus colegas nos enseñan que investigar es cuidar, que descubrir es comprender y que la verdadera inmunidad nace del equilibrio del cuerpo, de la mente y de la sociedad.

Que este Nobel inspire a las niñas y niños que miran el microscopio por primera vez, a las y los jóvenes que creen en el poder del pensamiento, y a las generaciones que entienden que la ciencia, como la justicia, es un acto de fe en el porvenir.

La autora es ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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