– ¿Por qué́ me decías, Patricio, que Carlos Manzo está en el Altar de la Patria, ¿si no es un héroe de la independencia de México?

-Evitemos ambigüedades, Carlos, precisando algunos conceptos: héroe, no sólo es quien contribuye a la independencia de un país, sino también el autor de una hazaña extraordinaria o lleva una vida virtuosa que se traduce en beneficio de un pueblo o colectividad; mártir, aunque por su transposición del griego significa testigo, es el que pierde la vida o sufre graves tormentos por sus creencias o por sus acciones favorables a sus conciudadanos en el ámbito social y político; altar, (altar o altare –es, a su vez compuesta de altus a um y ara con apócope de la a) es una construcción elevada destinada al culto o ritos solemnes para adorar a Dios, y por analogía honrar a una Entidad Suprema como es la Patria, o a un personaje que ha practicado admirables virtudes, mas no sólo para escalar una beatitud personal, sino compatibles con el heroísmo para servir a sus semejantes.

Patria: la RAE, con deficiente criterio restrictivo la define como tierra natal o lugar donde se nace, omitiendo expresar que es una Entidad, válidamente identificable como la Suprema Persona Moral de un País o Nación; es cierto que ontológicamente hablando, Estado y Patria se refieren al mismo Ser, pero debe puntualizarse que Estado alude al ámbito político tangible de la Persona de Derecho Público con población, gobierno y territorio propios, vinculada a una normatividad estricta, no susceptible de ser modificada en sus bases fundamentales constitutivas, por el gobernante ordinario. El vocablo Patria comprende los más excelsos valores cívicos, humanos y aún divinos así como virtudes excelentes como el amor, la identidad nacional, la justicia, la lealtad y solidaridad, la libertad, la honradez, la gratitud y la generosidad, por lo que el solo nombre de la Patria impone majestad y esplendor; mas no contemplada como una simple entelequia, porque siendo una indiscutible realidad social, jurídica, metafísica y trascendental, simultáneamente es el compendio y la insignia que está en la cúspide de lo sublime; con verdad poética en la Suave Patria, dice extasiado López Velarde: “te amo, no cual mito, sino por tu verdad de pan bendito”; y con suma belleza y elocuencia el también inmortal Ricardo López Méndez:

“México, creo en ti, sin que te represente en una forma porque te llevo dentro, sin que sepa lo que tú eres en mí; pero presiento que mucho te pareces a mi alma, que sé que existe, pero no la veo”.

-¿Pero es ambiguo o no, mencionar altar a la Patria y altar de la Patria?

-No hay riesgo de confusión alguna; tú, como buen conocedor de las figuras literarias, sabes que en la metonimia puede aludirse al signo por la cosa significada, por ejemplo palma, por victoria; asimismo hablamos de altar para entender lo divino, lo más sagrado y excelso, como es la Patria, a la cual se dedica un altar, como el monumento a los Niños Héroes en Chapultepec, reconocido como el altar a la Patria; y si hablamos de un héroe y mártir como CARLOS MANZO, ciudadano y gobernante honesto sin tacha alguna, generoso y valiente que desafió a la dictadura traidora de México, la conciencia y el alma colectiva nacional coincide en que merecidamente ha llegado a ocupar un lugar en el altar de la Patria, sin necesidad de un decreto oficial porque la lealtad y el amor a la Patria, igual que a sus héroes, nace, se acrecienta y se perpetúa en el alma de cada mexicano patriota y digno, ( porque te llevo dentro ) y en consecuencia no implica ningún despropósito ni agravio referirse indistintamente al altar a la Patria o al altar de la Patria.

-No olvides que Carlos Manzo al inicio de sus actividades políticas estuvo afiliado o fue simpatizante de Morena; ¿esa circunstancia no va en desdoro de su trayectoria?

-Deshonor sería si hubiera continuado como miembro de esa caterva de lacayos ineptos que solamente son usufructuarios del poder; su separación únicamente confirma la desilusión que afrontaron millones de mexicanos honorables al comprobar la locuacidad, hipocresía, intrigas, mentiras, rencor e ineptitud de López Obrador y de Claudia para gobernar.

Carlos Manzo estuvo consciente de que el deber fundamental, y razón de ser del gobernante, es brindar seguridad a los gobernados, mas no aliándose con los criminales como lo ha hecho el dictador de Macuspana desde 2018; y luchó por ello sin claudicar un instante; aunadas a ello su intolerancia con los criminales, su intachable honestidad, la observancia de la ley y su entrega incondicional a su pueblo, lo convirtieron en un auténtico héroe. Todo mexicano libre e independiente contaba ya con él como candidato triunfador para la Presidencia en 2030; percibía el riesgo de ser asesinado, por lo que solicitó protección federal y estatal, pero ambos gobernantes simplemente lo ignoraron; de allí que la ciudadanía públicamente haya dado su veredicto considerándolos culpables, por ineptitud y omisión, del asesinato; ofrendó su vida a sus conciudadanos, convirtiéndose en un verdadero mártir, y su sangre ha sacudido las almas de la juventud mexicana, que con honor, dignidad, lealtad y valor hace realidad el himno nacional jurando ante la Patria: “el Cielo, un soldado en cada hijo te dio”.

Y tú, ¿prefieres postrarte cobardemente o unirte a los jóvenes para expurgar a México de esta dictadura nefasta y depredadora? Conserva diariamente en tu memoria a Carlos Manzo para ser heroico como él; como expresa con sabiduría la talentosa surcoreana HAN KANG, Premio Nobel de Literatura 2024, “intento comprender cómo nuestra memoria devuelve la vida a nuestros muertos”. “Quieren morir tu ánima y tu estilo”, decía López Velarde; pero también reiteremos con el insigne poeta de Izamal, Yuc: “Creo en ti, porque creyendo te me vuelves ansia y castidad y celo y esperanza. Si yo conozco el cielo es por tu cielo. Si conozco el dolor es por tus lágrimas que están en mí aprendiendo a ser lloradas”.