El 2025 ha sido un año efervescente para la cultura mexicana, donde tradiciones ancestrales se entretejieron con innovaciones modernas, atrayendo a millones de personas a eventos que celebraron la diversidad y el ingenio nacional. Desde las políticas federales que impulsaron el rescate de lenguas originarias hasta las iniciativas privadas que inyectaron vitalidad económica, el panorama cultural no solo recuperó su público tras años complicados, sino que lo expandió de manera impresionante. Según datos del INEGI, más del 60% de la población adulta en zonas urbanas asistió a al menos un evento cultural, un récord que refleja un renacer colectivo. Vamos a desgranar lo más destacado, con un toque ligero para que sientas el pulso vibrante de un México que baila, crea y se reinventa.
Empecemos por el corazón federal: la Secretaría de Cultura, bajo la batuta de Claudia Curiel de Icaza, desplegó un arsenal de actividades que pusieron el foco en la inclusión y la preservación. El Programa Sectorial de Cultura 2025-2030 se convirtió en el mapa de ruta, enfatizando la diversidad como pilar de la identidad nacional. Una de las estrellas fue la participación de México en MONDIACULT 2025, la cumbre mundial en Abu Dabi, donde se impulsaron temas como los derechos colectivos de pueblos originarios y la educación artística. Imagina delegados de todo el mundo aplaudiendo mientras México defendía el patrimonio indígena como un tesoro vivo. En casa, la Fiesta de Culturas Comunitarias “Yoltlajtoli: Voces Vivas” reunió a más de 1,500 niños y jóvenes de 107 municipios en el Zócalo capitalino, un espectáculo poético en 25 lenguas originarias que mezcló música, danza y saberes ancestrales. Fue como un abrazo masivo a las raíces, organizado con aliados como el IMSS y los PILARES de CDMX.
No olvidemos el Homenaje Textil Tradicional Mexicano en el Museo Nacional de Antropología, donde maestras artesanas de pueblos originarios exhibieron piezas que narran historias centenarias. La Feria Decembrina 2025 en el Museo Nacional de Culturas Populares cerró el año con broche de oro, difundiendo tradiciones navideñas de comunidades indígenas a través de talleres y exposiciones. Además, la infraestructura cultural creció: México cuenta ahora con más de 31,900 espacios, desde teatros hasta centros comunitarios, gracias a inversiones federales que democratizaron el acceso.
En los estados, la cultura se desbordó como un río caudaloso, con eventos que fusionaron lo local con lo global. Oaxaca brilló con la Guelaguetza 2025, transformada en un epicentro intercultural donde 16 etnias compartieron danzas, folclor y alegría, atrayendo turistas de todo el mundo. Guanajuato no se quedó atrás: el 53° Festival Internacional Cervantino, con Reino Unido y Veracruz como invitados de honor, ofreció del 10 al 26 de octubre un maratón de artes escénicas, música y debates que reunió culturas globales en escenarios históricos.
Otros estados sumaron su chispa: Jalisco con su tequila cultural en festivales urbanos, Nuevo León inyectando industria y modernidad a eventos como el Corona Capital, y Yucatán destacando su herencia maya en ferias turísticas. En la Ciudad de México, el Festival Luces de Invierno iluminó el Zócalo con más de 600 eventos, incluyendo posadas, cuentacuentos y conciertos gratuitos en 16 espacios públicos. El Desfile del Día de Muertos, multitudinario y colorido, honró a los fallecidos con catrinas gigantes y ofrendas vivas, extendiéndose por horas en un río de tradición. Estos esfuerzos estatales no solo preservaron costumbres, sino que impulsaron economías locales, con ferias como la Internacional del Libro de Guadalajara atrayendo a gourmets y lectores por igual.

La UNAM, esa colosal universidad que late como un organismo cultural vivo, aportó un torrente de creatividad. El Festival Cultura UNAM 2025, en su cuarta edición, llenó Ciudad Universitaria de septiembre a octubre con danza, teatro y conciertos que exploraron temas como la desnudez artística en la era digital y el teatro como píxel marino. Casa del Lago UNAM marcó hitos con programación en música, literatura, artes escénicas y cultura digital, atrayendo a miles en un año “transformador”. Teatro UNAM fue un fenómeno: 77 puestas en escena, 34 temporadas y 8 estrenos, sumando 88,191 asistentes y 664 funciones. Eventos como el ciclo “Oaxaca: Aportaciones desde la historia del arte” y ofertas semanales en septiembre, con combinaciones de IA y multimedia, mostraron cómo la UNAM fusiona academia con vanguardia. No faltaron cursos, talleres y especiales que hicieron de la cultura un espacio accesible y juguetón, desde cine hasta divulgación científica.
El sector privado, ese motor silencioso pero potente, inyectó dinamismo y recursos. El PIB cultural creció 1.2% a valores constantes, contribuyendo al 1.3% del total económico, según la Cuenta Satélite de Cultura. Empresas y fundaciones respaldaron festivales como Original México, que honró el arte textil en Los Pinos, y colaboraron en convocatorias como Ibermúsicas 2025. Iniciativas como el apoyo a espacios independientes en CDMX y proyectos de economía circular en arte destacaron.
El acceso cultural subió al 61.2%, gracias a patrocinios que facilitaron entradas gratuitas y digitales. Figuras como Dua Lipa, cerrando su tour en México, resaltaron el amor por nuestra gastronomía y tradiciones, mientras radioemisoras como Radio Educación celebraron su “wrapped” 2025 con miles de views en contenidos culturales.
En resumen, 2025 fue un mosaico vibrante donde el gobierno federal, estados, UNAM y privados tejieron un tapiz cultural inclusivo y dinámico. México no solo preservó su herencia, sino que la hizo evolucionar, invitando a todos a participar. Un año que nos deja con el alma llena y ganas de más.
