En medio de la peor crisis de violencia e inseguridad la Presidenta Claudia Sheinbaum se atrevió a decir: “Estados Unidos no es un modelo a seguir. Allá hay mucha drogadicción y muchos problemas de valores que nosotros no tenemos”.

¿No los tenemos? En México hay una tragedia humanitaria. El país no es un ejemplo de paz. Es un referente mundial de crímenes atroces sólo cometidos en naciones dominadas por terroristas y narcotraficantes.

Las estadísticas, por sí solas, ponen en duda las declaraciones de la Presidenta. De acuerdo a Causa en Común durante el primer semestre de 2025, es decir, en los primeros seis meses de este gobierno hubo miles de víctimas de tortura, mutilación, descuartizamiento, masacres, destrucción de cadáveres y fosas clandestinas.

El narcomenudeo ha mostrado un crecimiento imparable. La extorsión es “columna vertebral” del poder del crimen. 128 mil personas están desaparecidas. Cada mes asesinan a un alcalde. Hay 70 mil cuerpos sin identificar en las morgues. Más de 10 mujeres son asesinadas cada día. Niños y jóvenes son reclutados por el crimen organizado.

Sinaloa, Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas, Puebla, Guerrero, Jalisco, Estado de México, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Zacatecas, están dominado por bandas delictivas.

La cultura de la muerte se ha instalado en México. No es alarmismo. Es una realidad que se vive en las calles, en las familias y salta todos los días a las primeras planas de los diarios. La Iglesia Católica —poco dada a hacer declaraciones—, ha salido a decir que la dignidad humana en el país está en riesgo.

Las causas de la descomposición del tejido social, de la decadencia de valores que se expresa en cuerpos descuartizado metidos en bolsas y arrojados a las carreteras, en sicarios que asesinan por unos cuantos pesos, en índices de drogadicción que el gobierno de la 4T no se atreve a revelar, tiene responsables.

La corrupción y devastación institucional encabezada por el obradorato ha provocado la destrucción de la moral nacional. Los artífices de la 4T utilizan el odio, la polarización, el resentimiento, la tolerancia e impunidad al crimen organizado para destruir desde adentro el alma de México.

Se dice que el final de año debe invitar a la reflexión. Desde la revista Siempre hacemos un llamado a un pueblo en su mayoría católico, pero también a quienes no lo son, a tomar en sus manos la salvación de México.

En estos días se conmemora el nacimiento de un líder histórico. Para unos es el fundador de una religión y de una nueva Era. Para otros, un político subversivo que se enfrentó al poder.

No importa. Lo importante es lo que representa. Es un símbolo de cambio, esperanza y liberación. Representa “la victoria de la vida sobre la muerte”, en un momento en que la esencia de México está en riesgo.

 

@PagesBeatriz

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