El 2025 ha sido un año de contrastes en la seguridad pública de México, donde los avances en algunos indicadores se entremezclan con eventos impactantes que recuerdan la persistencia de la violencia organizada. Aunque las cifras oficiales muestran una tendencia a la baja en homicidios, otros delitos como extorsiones, desapariciones y robos en carreteras siguen afectando la vida cotidiana de millones, mientras la relación con Estados Unidos añade un matiz de cooperación tensa pero necesaria. Vamos a desglosar lo más relevante de este año, con un toque de optimismo por los esfuerzos conjuntos que podrían iluminar el camino hacia un futuro más seguro.

 

Cifras preocupantes

Empecemos por los números duros, que pintan un panorama mixto. En homicidios, México registró una disminución notable: durante la primera mitad del año, el promedio diario fue de 70.5 casos, el más bajo desde 2016 y un descenso del 15% respecto a 2024. Para septiembre, la cifra cayó un 32% comparado con el mismo mes del año anterior, marcando el mes con menos asesinatos en nueve años. Esto se atribuye a estrategias federales como el despliegue de la Guardia Nacional y operativos contra cárteles. Sin embargo, la tasa nacional de homicidios en 2024 fue de 23.3 por cada 100,000 habitantes, y aunque 2025 muestra mejoras, estados como Michoacán y Jalisco siguen siendo focos rojos con tasas superiores a la media.

Las extorsiones, por su parte, han visto un repunte en regiones específicas. En Puebla, por ejemplo, los secuestros y extorsiones aumentaron durante los primeros meses, con 303 homicidios intencionales reportados en ese periodo. A nivel nacional, encuestas como la del INEGI indican que este delito, junto con robos, afecta más a pequeños negocios y transportistas, con un incremento significativo en comparación con años previos. Las desapariciones continúan siendo una herida abierta: miles de casos acumulados, con colectivos de búsqueda jugando un rol clave en descubrimientos que el Estado a veces no alcanza. En cuanto a robos en carreteras, el Censo Nacional de Seguridad Pública Federal reportó un salto de 1,860 en 2022 a 3,204 en 2023, y aunque datos de 2025 no son completos, incidentes en autopistas como México-Cuernavaca sugieren que persisten modalidades astutas, como falsos pedidos de ayuda para asaltar vehículos.

Entre los eventos que capturaron titulares, el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, el 1 de noviembre, sacudió al país. Manzo, un político independiente, fue baleado durante las festividades del Día de Muertos, presuntamente por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que ofreció 2 millones de pesos por su cabeza. Varios sospechosos, incluyendo escoltas y un autor intelectual, fueron detenidos, revelando nexos profundos entre crimen y política local. Otro hallazgo escalofriante fue en marzo, en el rancho Izaguirre de Jalisco: colectivos como Guerreros Buscadores encontraron cientos de prendas, zapatos y restos humanos en un sitio que parece haber sido un centro de tortura y adiestramiento del CJNG, apodado por algunos como el “Auschwitz mexicano”. La ONU y CIDH exigieron investigaciones exhaustivas, destacando posibles omisiones estatales. Y en diciembre, un coche bomba explotó en Coahuayana, Michoacán, matando a cinco personas e hiriendo a 12. Aunque no se clasificó como terrorismo, se vinculó a pugnas entre cárteles, con el vehículo escoltado hasta su detonación prematura.

En el plano binacional, la relación con Estados Unidos ha sido un baile de cooperación y fricciones. Con el regreso de Donald Trump en enero, temas como migración, fentanilo y tráfico de armas dominaron. Ambos países fortalecieron el intercambio de inteligencia, entregando 55 narcotraficantes en acuerdos bilaterales, y México solicitó operaciones con Navy SEALs para combatir cárteles. Sin embargo, aranceles amenazados y controles fronterizos tensaron el lazo, aunque diálogos de alto nivel priorizaron la responsabilidad compartida. Este enfoque podría reducir el flujo de drogas hacia el norte y armas al sur, beneficiando a ambos lados.

En resumen, 2025 deja lecciones: avances en homicidios, pero desafíos persistentes en otros frentes. Con colaboración internacional y comunidad alerta, México podría girar la página hacia días más tranquilos.