Gabriel Fernández Espejel
El crecimiento económico en la África subsahariana será de 5 por ciento, promedio anual, en el periodo 2013-2015 de acuerdo con pronósticos del Banco Mundial, lo que ubica a la región por arriba del promedio global y entre las de mejor desempeño en el planeta. Añade que este comportamiento obedece, básicamente, a que se mantienen los altos precios internacionales en las materias primas y el impulso del consumo interno.
El reporte Africa’s Pulse del organismo internacional destaca, por igual, una perspectiva favorable debido a que se espera que la crisis financiera mundial empiece a ceder, trayendo consigo mejores precios para sus exportaciones de energéticos y minerales, mayor inversión en infraestructura, impulso al comercio y un entorno favorable para los negocios. Añade, que los países más destacables son Sierra Leona, Níger, Costa de Marfil, Liberia, Etiopía, Burkina Faso y Ruanda con tasas de alrededor de 7 por ciento.
En la presentación del informe, el vicepresidente del Banco Mundial para África, Makhtar Diop, señaló que el porcentaje de la población que vive con menos de 1.25 dólares diarios disminuyó de 58 a 48.5 por ciento de 1996 a 2010. No obstante, advirtió que el crecimiento por sí mismo resulta insuficiente para abatir la pobreza que azota al continente. Puntualizó que las regiones del Sahel y del Cuerno de África, las más vulnerables del continente, precisan de avances importantes en alimentación y electricidad a fin de salir de esta condición.
Los altos niveles de pobreza que se registran en la África subsahariana están asociados a la desigualdad entre la población y a la dependencia de las exportaciones mineras. Guinea Ecuatorial, Nigeria y Gabón son ejemplos de esta condición, ya que a pesar de la riqueza en recursos naturales que poseen, han hecho poco progreso en el combate a la pobreza. En ese sentido, el Banco Mundial hace hincapié en la importancia de invertir en infraestructura y producción agrícola, pues las considera primordiales para sostener las tasas de crecimiento favorables y para que la población se beneficie del dinamismo macroeconómico.
Los focos rojos internos que pudieran frenar este entorno económico positivo, que identifica el Banco Mundial, son la inestabilidad en el mercado laboral en Sudáfrica, los conflictos políticos y la situación de guerra que atraviesan la República Centroafricana, Mali y Togo. En temas externos, el reporte aclara que aunque la expectativa es que la economía mundial se asiente y recobre su impulso, los problemas en la eurozona y un posible estancamiento en las importaciones de China siguen estando en el aire.