Peña Nieto que todo concede

Félix Fuentes Medina

Convertido en instrumento de chantajes, el Pacto por México prevalecerá hasta que transcurran las elecciones de julio próximo en 14 estados y sean aprobadas las reformas energética y fiscal en el próximo período de sesiones.

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto acepta cuantas exigencias le plantean las dirigencias del PAN y PRD, entre otras la imposición de 18 candados  “para garantizar que las elecciones sean limpias e imparciales” y sea erradicado el uso de programas sociales, en primer término el de Oportunidades.

Ahora vienen las negociaciones de nombres y perfiles de “personalidades y organizaciones civiles” que vigilarán los programas sociales en las entidades donde habrá elecciones.

Tiempo ha de faltar a los tambaleantes líderes Gustavo Madero y Jesús Zambrano para formular nuevas exigencias al régimen peñista.

Es imposible saber cuánto más lograron ambos dirigentes en las reuniones nocturnas de hace ocho días, de ellos con el priísta, César Camacho, y el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Fueron encuentros a puertas cerradas y en el misterio.

El gobierno de Peña Nieto mostró todas sus cartas en la confección de dicho pacto. Dejó ver el propósito de contar con el apoyo del PAN y PRD para dar luz a las reformas estructurales, las cuales no pudieron realizar los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón.

Fue un acto de buena fe de parte de Peña Nieto para hacer un trabajo conjunto con las fuerzas de oposición. Pero Madero y Zambrano vieron una veta de oro en ese acuerdo y la oportunidad de evitar que fuesen lanzados de sus partidos, ante los desatinos y tropelías en que han incurrido.

Para colmo del priísmo, del cielo le cayó a Madero y Zambrano la reunión de Boca del Río, donde empleados de la secretaria Rosario Robles y del torpe gobernador de Veracruz, Javier Duarte, festejaron en grande el uso de recursos de Oportunidades en las elecciones de ese estado.

Ni cuenta se dio la gente de Robles y  Duarte que durante horas les filmaron sus estupideces, las cuales  dio a conocer Madero, e hizo estallar el escándalo, ya de  dos semanas.

De eso se agarraron PAN y PRD para plantear el “blindaje electoral”, así como un alud de exigencias  asumidas por el PRI-gobierno, con tal de sostener el Pacto por México.

No ha aceptado el priísmo, en cambio, la renuncia de Robles, a quien dijo Peña Nieto que no se preocupe y aguante. Es el aguante del PRI-gobierno a cuantos reclamos le hacen sus presuntos oponentes. Todo se les concede. Al parecer, también fue negociado el juicio político reclamado contra el gobernador Duarte.

Ni por equivocación ha advertido el priísmo que el programa Oportunidades es invento del PAN, en cuyos padrones se dio acceso pleno a militantes de este partido y fueron excluidos priístas y de otras organizaciones.

Sin embargo, con el dichoso blindaje y los rígidos candados no serán impolutas las próximas elecciones. El PRI tiene gente de sobra para llevar a cabo sus manejos y de ello carecen sus adversarios. Reza una frase electorera: “cada voto tiene precio”.

Transcurridos dichos comicios, lo ideal será que pronto sean aprobadas las reformas faltantes y termine el pacto de los escándalos y chantajes.