Juan Carlos Díaz Guerrero
La denuncia por las Naciones Unidas del aumento de las violaciones de los derechos de los niños en la República Centroafricana (RCA) revivió un tema que, pese a las advertencias, continúa siendo un problema grave para el mundo.
Y es que el asunto resurge como “la mala espina”, sobre todo, en aquellos países donde la institucionalidad se quiebra ante la debilidad de las estructuras o, como es el caso, mediante el uso de la fuerza de elementos armados.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estima que los pequeños son reclutados, amenazados, abusados y drogados para combatir en conflictos étnicos, religiosos, entre narcotraficantes o contra gobiernos, desde los siete años de edad.
La representante especial de la Secretaría General de la ONU para Conflictos Armados, Leila Zerrougui, denunció que tras la ofensiva militar de la coalición opositora Seleka en marzo se incrementaron en la RCA los asesinatos, agresiones sexuales y el reclutamiento infantil.
“Los niños, uniformados y armados, son obligados a patrullar, llevar a cabo controles y participar en saqueos”, denunció la funcionaria en coincidencia con organizaciones de la sociedad civil centroafricana que venía realizando denuncias de pillajes y violencia.
Según Zerrougui, se confirmó la presencia de niños en las filas del grupo armado en diferentes ciudades del país, controladas por la agrupación que hoy ostenta el poder. Para la representante del secretario general, Ban Ki-moon, en el país del centro de África prevalecen la anarquía e inseguridad que constituyen “caldo de cultivo” para el reclutamiento de los pequeños.
En ese sentido instó a los mandos militares a liberar con urgencia a los niños “que están entre sus filas”, además de exigirles abstenerse de “continuar reclutando y utilizando” a los menores.
Un impacto negativo inmediato tras el golpe recayó en el sector escolar con el cierre de muchos centros de enseñanza que dejó sin acceso a la educación a unos 166 mil menores de edad. Unicef alertó que al menos 250 mil niños que comenzaron la primaria en el curso 2012-2013 y unos 30 mil del nivel secundario pueden perder el año escolar a consecuencia del conflicto. En un comunicado, Unicef demandó a las autoridades golpistas centroafricanas a adoptar “acciones rápidas” para reabrir las escuelas a fin de evitar que alrededor de 300 mil pequeños pierdan el año lectivo.
La situación resulta tan complicada que la ONU llamó la atención acerca de que dos millones de infantes de la RCA requieren de ayuda humanitaria urgente.
Según el ente mundial, tras la ofensiva lanzada en diciembre último por la colación, aumentaron los ataques contra civiles y las violaciones de los derechos humanos.
Los niños y la guerra
La denuncia de la ONU sobre el aumento de las violaciones de los derechos humanos de los niños en la República Centroafricana es una nueva carga que se suma a un fenómeno nada nuevo y que afecta a miles de infantes en el mundo.
Datos cifran en más de 300 mil los menores que hoy participan en conflictos armados, de los que una buena parte corresponden a las llamadas niñas soldados. Secuelas síquicas y físicas sufridas por esos infantes impactan tanto en su futuro personal como en sus comunidades y lastran sus posibilidades de desarrollo.
En un intento por erradicar el reclutamiento de menores en los conflictos armados, en una reunión celebrada en 1997 Ciudad del Cabo, Sudáfrica, se recomendó que los gobiernos y las comunidades de los países afectados adoptaran las medidas adecuadas para terminar con esa forma de violación de los derechos de la infancia.
Allí se estableció que cada 12 de febrero se celebrara el Día Mundial contra la Utilización de Niños y Niñas Soldados, paso considerado importante para crear conciencia y evitar la utilización de menores, de un modo u otro, en conflictos armados.
Hasta el presente 142 países han ratificado el Protocolo facultativo de las Naciones Unidas sobre la participación de menores en conflictos armados. Esa herramienta está considerada como el instrumento jurídico más importante para los menores obligados a participar en conflictos armados.
El texto obliga a los Estados signatarios a priorizar la promoción de los derechos humanos y la protección de los grupos más vulnerables como el de los menores de edad.
Asimismo, exhorta a tener en una dimensión fundamental para luchar contra esta realidad la rehabilitación y la reinserción de los niños y niñas soldados, además de la prevención y desmovilización. La ONU mantiene su objetivo de lograr en 2015 que los Estados limpien sus ejércitos de niños.