Jorge Luna 

Para el turista desprevenido, Carrasco es solamente el nombre del aeropuerto internacional del Uruguay, en las afueras de Montevideo, la capital del país.

Pero, decir Carrasco aquí, o en cualquier lugar del Uruguay, es mucho más que una terminal aérea e incluso mucho más que un barrio, que en noviembre cumplió cien años de fundado.

Carrasco podría ser descrito como la zona más “acomodada” de Montevideo y el país, con mansiones residenciales y centros comerciales y de esparcimiento de lujo: un área de acceso difícil para la mayoría de los bolsillos.

Pero, al mismo tiempo, coexisten zonas y barrios vecinos, más pobres, que contrastan con su fama de abundancia y prosperidad.

Con su desarrollo de carácter exclusivo, el barrio expandió sus límites, creándose también barriadas populares e industriales como Carrasco Norte y Paso Carrasco.

Es un área en rápida expansión demográfica como “ciudad dormitorio” dentro de la zona metropolitana de Montevideo.

Cuando hace un siglo, en 1900, aún estaba apartado de la capital, se trataba de arenales despoblados de la costa sobre la desembocadura del Río de La Plata, aunque tanto a turistas como uruguayos les parezca un mar.

Entre los primeros moradores de Montevideo hubo emprendedores, enamorados de las bellezas arquitectónicas que conocieron en París, que soñaron con establecer allí, en esos arenales, un balneario alejado de las multitudes.

Uno de ellos, Salvador Sebastián Carrasco, tío abuelo del prócer independentista uruguayo José Gervasio Artigas, se estableció en 1909 en aquellos terrenos costeros.

Con la llegada del automóvil y el desarrollo de tranvías hacia los balnearios, el empresario Alfredo Arocena avanzó en el proyecto de un balneario alejado y exclusivo, al que la clase alta montevideana concurriera durante el verano.

En 1912 se creó la Sociedad Anónima Balneario Carrasco, para construir allí un barrio jardín, cuyo diseño estuvo a cargo, entre otros, del francés Charles Thays. Pero las obras quedaron interrumpidas por la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Luego, se reanudaron y en 1921 fue inaugurada lo que hoy es considerada como una obra emblemática de Carrasco, la Iglesia Stella Maris. Asimismo el Hotel-Casino Carrasco, entre otros lugares patrimoniales.

Al balneario se ingresaba por los Portones de Carrasco, inaugurados hace 100 años. Al comienzo, las residencias sólo eran utilizadas en el verano, pero luego se convirtieron en domicilios permanentes.

Se plantaron miles de árboles, se crearon bellos parques con decenas de estatuas y monumentos, avenidas y chalets de diseño europeo. Más adelante, llegaron los servicios de agua y electricidad.

Por último, quedó conectado con Montevideo mediante la Rambla costera, pero Carrasco mantuvo su especial personalidad.

En la centuria transcurrida, Carrasco cambió mucho. Se establecieron exclusivos clubes, como el náutico, el de tenis y de polo, así como modernos centros comerciales.

No lejos del aeropuerto, las actuales autoridades de Carrasco celebraron este mes su centenario con diversas actividades culturales, incluido un ruidoso desfile de 100 tambores que atravesó tanto su opulento sur como su populoso norte.