Jaime Septién

Una horrorosa canción de Yuri contaba las vicisitudes de un apagón mientras iba por la calle y la tomaron del talle… No voy a contar la historia, que es de una estupidez notabilísima, simplemente sirva de ejemplo de lo que pasó en Tijuana con el “apagón analógico”.
Una comedia de enredos en la que el promotor —como el papá de la cantante— terminó enredado con su hija a la sombra del bloqueo de la señal de televisión abierta. La primera ciudad de América Latina en vivir el apagón analógico se convirtió, por obra y gracia de la política, en un ejemplo de improvisación y estafas de toda índole.
Lo que más dolió a los usuarios es ya no poder ver sus programas predilectos: novelas, programas de revista, películas comerciales y partidos de futbol. Programación cargada de comerciales y —ahora que Baja California anda en elecciones— promesas sin fin de los candidatos. El del PRI, por cierto, ya se apuntó para regalarle a la gente decodificadores (las famosas “cajitas” que no llegaron) para que puedan seguir teniendo su tele… y su propaganda.
Las compañías que se dedican a medir las preferencias del auditorio televisivo en México muestran con toda claridad que la televisión abierta en nuestro país tiene todavía larga vida. Es el medio masivo de comunicación y de entretenimiento “gratuito” por excelencia.
Los tijuanenses y sus largas filas, sus reclamos en las explanadas de los municipios conurbados y de la propia Tijuana, sus plantones y su exigencia de intervención hasta del Ejecutivo Federal, hacen ver que, pese al crecimiento del consumo de la televisión de paga, y del uso de Internet, la relación entre TV abierta y público es estable. Si les dan las “cajitas” y con ella pueden ver en HD “Ventaneando” o a los cremas del América batir a los cementeros del Cruz Azul, que sigan los monopolios haciendo y deshaciendo a su antojo.
El final fue el restablecimiento “de la luz”, es decir, de la señal analógica hasta mediados de julio, una vez que hayan concluido las elecciones, los reclamos y los acomodos, y que el TRI haya competido en la Copa Confederaciones. Lo de siempre.