Linda Nayely Rodríguez Velázquez
Resulta curioso que en un libro llamado Gabriela, clavo y canela, del escritor brasileño Jorge Amado, el personaje del cual toma el nombre aparezca después de cien páginas de empezada la historia, pero resulta aún más curioso que la novela comience con la historia de otra mujer, Ofenísia perteneciente a la familia noble de los Ávila.
Esta mujer, que no aparece en la trama de la novela, más que mencionada, es de suma importancia en la vida de Ilhéus, porque pasa de ser la historia de una mujer que muere de amor a la imagen de la mujer mitificada de la que se apropia el pueblo.
Ofenísia pasa a ser la justificación del comportamiento de todas aquellas mujeres inconformes de Ilhéus, justifica la infidelidad de Sinhàzinha, la rebeldía de Malvina, y su imagen flacucha y enferma termina por ser transformada en la imagen fresca, lozana y carnosa de Gabriela en el libro del Doctor, descendiente de esta sangre noble, dice Ño-Gallo a Juan Fulgencio: “¿Te diste cuenta, Juan, que nuestra abuela Ofenísia cambió un poco de físico en el opúsculo del Doctor? Antes, recuerdo muy bien, era una flacucha parca de carnes como un trozo de charque. En el librito engordó […] ¿Sabes a quién se parece el retrato de ahora? A Gabriela…”
Sin embargo, la imagen de la Ofenísia enamorada, loca de pasión por el emperador Pedro II no es ni de infiel ni de rebelde, ni tiene la frescura y la simpleza de Gabriela; ella muere de amor, soltera y enferma en la misma casa de sus padres, ella no consiguió probar jamás el amor de su emperador, “La romántica Ofenísia murió tísica y virgen en el solar de los Ávila, nostálgica de las barbas del emperador”2. Una muerte triste y modesta para una mujer que no pudo realizar su deseo de rebelarse y consumar su amor con el emperador que también la deseaba, esto es lo más triste.
Otras mujeres en la novela Gabriela, clavo y canela
Dejemos un poco a Ofenísia y pasemos ahora a las otras mujeres, la única que muere en la obra es Sinhàzinha, pero no de la misma forma que la noble hija de los Ávila, ella muere como una adúltera.
En Ilhéus existe una tradición, más que una tradición una ley antigua que no está escrita pero que es válida y conocida por todos: la mujer adultera no merece más que la muerte. Esto es lo que ocurre con la esposa del coronel Jesuíno Mendoça, muere a manos de su esposo pero en brazos de su amante.
Es curioso que, como dije, Sinhàzinha y Ofenísia no tienen nada en común, no se comportan igual y no mueren de la misma forma y sin embargo, las comparaciones no se hicieron esperar en el bar Vesubio “Doña Sinhàzinha estaba emparentada con los Ávila. Era una familia de mujeres románticas. Ella debe haber heredado de la prima, su vocación para la desgracia” Ofenísia se vuelve así el prototipo de mujer desgraciada y Sinhàzinha su realización.
En tiempos en que la mujer se ve sometida al esposo, Sinhàzinha genera polémica por haber ejercido su libertad, precisamente porque la libertad que ella ejerce es la sexual, no sólo al haber decidido vivirla plenamente con un hombre de su gusto sino también porque este acto representa un acto de rebeldía frente al marido, pues al buscar otro hombre que desempeñe su función en su propia casa niega con esto tanto la hombría, como el derecho de propiedad que el esposo tiene frente a ella.
Llama mucho la atención que después del asesinato de los amantes, aparezca un detalle casi mínimo pero de total importancia para el chismorreo de la gente; cuando el coronel descubrió la infidelidad, Sinhàzinha no vestía más que unas medias negras. Estas medias la yerguen como símbolo sexual, papel que al lado del marido no podía desempeñar, pero el pueblo no lo ve así, ellos se escandalizan, incluso a ella la llaman “relajada” y a las medias “depravadas medias negras”, todos opinan que el coronel hizo lo correcto, todos saben que en el juicio se le absolverá, nadie defiende a la esposa muerta, “Porque así sucedía en Ilhéus: la honra de un marido engañado sólo con sangre podía ser lavada”, – este brutal castigo de la infidelidad nos remite a una gran obra de Calderón de la Barca El médico de su honra -.
Después de saberse este sórdido detalle de las medias negras, se alza una voz en contra de la justificación de la herencia de Ofenisia: “Y vuelta a hablar de la sangre… Queriendo comparar una historia platónica que no pasó de simples miradas sin consecuencias, con esa orgía inmunda. Comparando una hidalga inocente con una bacante […]”. A la mujer que vive sexualmente simplemente se le condena y como Ofenísia no pudo realizarse en este ámbito, ella queda, como la mujer que murió virgen frente a la que murió en una bacanal, como la elogiable y Sinhàzinha, la condenable.
Hasta este momento, aunque las dos quisieron rebelarse en contra de la opresión que ejercían sobre ellas, estas dos mujeres representan a la mujer débil, a la sometida; pasemos ahora a las de carácter fuerte que no se dejaron dominar y que tampoco murieron.
La historia de Malvina
Aquella que lee libros prohibidos y se enamora de hombres casados es Malvina. Ella pretende vivir y hacer lo que quiere, ser independiente, trabajar y casarse con el hombre que ella quiera, no con el que le impongan, “yo no voy a sujetarme a ningún casamiento escogido por parientes […] Quiero vivir a mi modo. Cuando salga del colegio, a fin de año, quiero entrar a trabajar en una oficina” y efectivamente así lo hace. Pero antes tiene que aguantar una golpiza de su padre al encontrarla con el ingeniero Rómulo, un nuevo acto de rebeldía de estas mujeres de Ilhéus.
Ella quería escaparse con su ingeniero aunque esté casado, y justifica su deseo porque la esposa está como loca, lo que al final es como si no la tuviera.
Malvina hace todo por su amor, se enfrenta al padre, (que es un “coronel”, vale decir uno de los señores del cacao) decide escaparse, incluso piensa en suicidarse aventándose al mar pero su amado no se entrega de la misma forma, para él vale más la vida que el amor que le profesa Malvina, él simplemente no se presenta a la cita para fugarse y ella, después de la decepción, sale de Ilhéus para trabajar, finalmente concluye que ese hombre tan cobarde no valía la pena.
Ahora esta mujer no quiere ser un símbolo sexual, quiere ser independiente y tomar las riendas de su vida, lucha por su derecho a elegir; al igual que Ofenísia y Sinhàzinha prefiere ser amante, no le gusta ese porvenir que le daba su destino “marcado por su pertenencia a una familia pudiente de la sociedad local” de tan sólo ser esposa, al contrario, ve en la figura de la amante su libertad, no desea que Rómulo tenga derechos sobre ella ni que la mantuviera, como se haría con una esposa y, ante la falta de decisión de su mal amante, elige la mejor opción de alejarse de su familia y trabajar por su cuenta. Con esto consigue su total libertad y se adueña de su propia vida. Es así como Malvina se muestra como la primera mujer de Ilhéus capaz de haber recibido un castigo tan duro como la golpiza de su padre y que sin embrago puede salir de su pueblo con la frente en alto porque al fin hará lo que ella quiera, no lo que le digan.
Aunque ya lo hayamos visto en estos tres casos, cabe señalar que siempre existe un protector de la mujer, llámese hermano, como es el caso de Luis Antonio de Ávila con Ofenísia, llámese padre como Melk Tavares y Malvina, llámese esposo como el coronel Jesuíno Mendoça con Sinhàzinha e incluso amante, como el coronel Coroliano con Gloria, que en este caso funge más como propietario que como protector, al final siempre hay un hombre junto a estas mujeres. Pero, a pesar de que se les quiera ver como protectores, en todas estas relaciones se muestra el dominio de la mujer por el hombre, éste hace lo que sea para salvar la honra, pero aun así, existen diferencias entre encerrar a la mujer tras siete candados, golpearla hasta el cansancio, matarla con pistola, o simplemente abandonarla, en estos dos últimos casos el único honor que se piensa salvar es el del hombre para no quedar como un cornudo, para ello, la imagen de la mujer simplemente debe desaparecer.
La mulata Gabriela
En el caso de Gabriela, ella rompe con este patrón; ella no pertenece a Nacib y él no tiene por qué cuidar honras de nadie, después de todo, él sabe que de acuerdo con su procedencia de “esclava” y sobre todo de mulata, Gabriela ya no es virgen, por lo tanto ya no hay nada que resguardar, lo único que al árabe le preocupa es no poder tenerla más a su lado, así pues, Nacib se casa con ella para evitar que otro la tenga, para evitar que ella se vaya con otro y sin embargo, como vam,ps sabiendo los lectores, de poco le sirve; tal vez en presencia del marido los hombres respetan a Gabriela como esposa del dueño del bar Vesubio, pero a escondidas Gabriela y Tonico son felices en la misma cama del esposo.
Más le hubiera valido a Nacib seguir teniendo a Gabriela como amante, pues así, si ella se entregaba a otro no había nada que reclamar, en cambio como su esposa, le es necesario anular el matrimonio.
Al igual que las tres mujeres anteriores, esta mulata prefiere ser amante que esposa, el hecho de que verdaderamente amara a Nacib no implicaba que tuviera que ser su esposa para que ese amor valiera más, desde el principio, ella daba sus placeres a quien se los pedía, sin reservas, sin prejuicios: tiene amoríos con Clemente, con Nacib y con Tonico, incluso con su propio tío moribundo y lo hace sin comprometerse con ninguno; todos eran hombres que la tenían en la cama cuando quisieran, pero si se trataba de tenerla para siempre, ella no estaba de acuerdo, como le dijo Fagundes a Clemente: “Sacátela de la cabeza. No es mujer para vos ni para mí”.
Una mujer como Gabriela, que es deseada por todos, gusta para ser amante y ella gusta de ser amante, como no le va la vida de casada, prefiere entregarse a Tonico y a Nacib fuera del matrimonio, incluso cuando es esposa de Nacib, se mostraba más apagada en la cama que cuando era sólo su cocinera.
A pesar de que el matrimonio no funciona Gabriela y Nacib cambian la tradición en Ilhéus: ahora se puede casar con la empleada doméstica recogida del mercado de esclavos, se puede perdonar la vida a la esposa infiel a cambio de unos cuantos azotes que la rebajan al nivel de amante, se puede anular el matrimonio, se puede vivir en concubinato con la cocinera, en fin, hasta se puede volver a contratar a la misma cocinera que fue esposa, concubina y amante, y recibir los aplausos del pueblo, en cuanto a ella, a diferencia de Ofenísia, Sinhàzinha y Malvina, ahora puede decidir lo que quiera ser en la vida: esposa de uno solo o amante de todos, sin necesidad de morir o de salir del pueblo “Gabriela […] es la suma de todos los significados de la palabra libertad”.
Pero la aportación de estos dos personajes no se queda en esto, ellos también cambian la antigua ley de absolver al marido burlado que mata a su esposa adúltera, entonces, el “coronel” Jesuíno Mendoça se convierte en el primer cornudo de Ilhéus condenado por lavar su honra y Tonico Bastos, en el primero que no es asesinado junto a la esposa adúltera, lo que es más, el que queda más deshonrado es él, pues luego de que su traición como amigo de Nacib fuera descubierta, es él quien tiene que cambiar de bar, pues la vergüenza le impede volver a ver a la cara a su antiguo amigo.
Es así como se muestra gradualmente cómo fue que la mujer de Ilhéus pudo ser dueña de su propio destino, aunque haya valido algunas muertes como la de Sinhàzinha, pues en las mujeres de Jorge Amado, tal parece ser que “cuando se trata de mujeres románticas pero débiles, las cosas terminan mal; la mujer fuerte en cambio, siempre consigue imponerse”, pero entonces, si Ofenísia no vivió amores tan intensos como los de estas mujeres, ¿por qué representa a la mujer rebelde e inconforme de Ilhéus? la respuesta es porque precisamente el pueblo la mitificó tras haber manifestado abiertamente su deseo de ser amante del emperador, entonces se puede llamar a Ofenísia como la “precursora de la idea del amor libre en el Brasil”, gracias a ella, todas estas mujeres fueron capaces de poder vivir verdaderamente su pasión tal y como quisieron.