Entrevista a Pablo Javier Becerra Chávez/Profesor-investigador de la UAM-Iztapalapa
Nora Rodríguez Aceves
Hoy Marcelo Ebrard Casaubón está tratando de jugar la carta radical, está criticando la dirección actual del PRD, de Jesús Zambrano, por su excesivo acercamiento con el gobierno de Enrique Peña Nieto, cosa que también hace Andrés Manuel López Obrador —la crítica de López Obrador al Pacto por México es fulminante—; “Marcelo está tratando de acercarse a ese ámbito más radical para diferenciarse de la corriente de Los Chuchos, de Nueva Izquierda, en el PRD, y plantear una supuesta línea de ruptura con posiciones entreguistas”, afirma Pablo Javier Becerra Chávez, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-Iztapalapa).
De hecho, la culminación de esto fue la reunión de perredistas que hubo el pasado 25 de junio: Marcelo Ebrard, Cuauhtémoc Cárdenas, Jesús Zambrano, Miguel Ángel Mancera, todos unidos en torno al viejo caudillo, a Cuauhtémoc Cárdenas y su planteamiento sobre el petróleo; de una u otra forma ha sido un logro de Marcelo volver a subirse a esa plataforma de discusión a nivel nacional. Por supuesto, fue un despropósito total retar al presidente Enrique Peña Nieto a un debate; el presidente es el presidente, y Marcelo fue jefe de Gobierno del Distrito Federal, pero hoy es el ciudadano Marcelo Ebrard; a qué ciudadano puede ocurrírsele retar al presidente a un debate, pero el presidente no tiene porqué acudir a ese debate.
“El debate evidentemente se dará en los espacios que han sido considerados espacios de discusión, como las Cámaras, y para el caso de los más radicales, en las calles; el sector más radical del PRD, el sector lopezobradorista, de Dolores Padierna y su corriente, la corriente Padierna-Bejarano, de IDN —Izquierda Democrática Nacional—; el secretario general que es de esa corriente, Alejandro Sánchez Camacho, ha estado insistiendo en que si hay cualquier avance en el terreno de la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex) ellos de inmediato irán a las calles, que es su esfera favorita de actuación: las calles, los mítines; ya anunciaron que habrá una gran consulta nacional.”
En este sentido, el especialista en sistema electoral en México y sistema de partidos en México recuerda que “ya hubo una consulta popular hace algunos años, cuando la iniciativa de Felipe Calderón sobre el petróleo, que fue un rotundo fracaso; acá habrá una consulta en la que seguramente participaran cuatro o cinco millones de personas y querrán presentarla como el sentir de la población, pero evidentemente habrá que ver qué ocurre en el futuro, pero yo creo que ahí habrá una diferenciación clara de las corrientes institucionales del PRD, que discutirán en las instituciones en el Pacto por México y en las Cámaras; mientras que las corrientes radicales del PRD discutirán desde la calle y, obviamente, López Obrador discutirá desde la calle como está acostumbrado a hacer. También hará sus consultas ficticias entre incondicionales, pero habrá que ver finalmente qué ocurre”.
Ebrard rompe el silencio
Cabe mencionar que, el pasado 19 de junio, Marcelo Ebrard advirtió en su cuenta de Twitter: “grave error estratégico para México la privatización de Pemex que Enrique Peña ofrece a Estados Unidos y Reino Unido; el PRD debe oponerse enérgicamente”, con esta declaración es como el exjefe de Gobierno del Distrito Federal rompe el silencio: después de seis meses de silencio saltó nuevamente a la arena política con el tema de: no a la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Y fue más allá en sus reclamos sobre la reforma energética que pretende el gobierno federal de Enrique Peña Nieto para privatizar Pemex, pues primero demandó al presidente nacional del PRD Jesús Zambrano, informar de los acuerdo en materia energética que se han tomado dentro del Pacto por México; y luego retó a Peña Nieto a un debate.
Lo que para Pablo Javier Becerra significa que “Marcelo buscará durante estos años pretextos para reaparecer en la vida pública sobre todo porque en este momento no tiene un cargo a nivel nacional, tiene un encargo en la ONU —Organización de las Naciones Unidas— como presidente de la Red Global de Ciudades Seguras que le dará presencia a nivel internacional, fuera del país, pero a nivel nacional, no, y obviamente Marcelo Ebrard no tiene la habilidad de Andrés Manuel López Obrador para hacerse presente en las coyunturas, convenio de la creación de movimientos ficticios, y en ese sentido es obvio que Marcelo buscará la forma de entrar en la coyuntura política”.
“Marcelo está buscando la forma de reaparecer y una forma es ésta, el tema petrolero, que es un tema muy sensible sobre todo para el PRD, que es una mezcla de nacionalismo revolucionario proveniente del priismo de izquierda y de las viejas pulsiones nacionalistas de la izquierda de corte social y comunista, entonces hay más de mitos en esto que de argumentos, pero lamentablemente ése es uno de los temas intocables de la política mexicana”.
Además, asegura Becerra Chávez, también hay otra cosa: “el hecho de que Peña Nieto haya hecho su planteamiento fuera del país es muy molesto; recuerdo mucho lo que hicieron los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, cuando Fox quería anunciar algo importante lo anunciaba desde el extranjero, nunca lo anunciaba internamente… pero regresando a Marcelo, tendrá que buscar plataformas de discusión así, durante estos años que estará fuera de la jugada, porque él se comprometió en 2012 a que si no lograba la candidatura presidencial concluiría su sexenio como jefe de gobierno; lo cumplió, lo cual habla muy bien de él, porque cumplió efectivamente con su encargo de seis años, pero el problema es que ahora se da cuenta de que no tiene plataformas, a diferencia de López Obrador que siempre ha tenido una habilidad impresionante para —aunque no tenga un cargo público— fabricarse sus propias plataformas de lanzamiento político. Ahora su plataforma es Morena y obviamente López Obrador está también en la lógica de que si entra una iniciativa que a su juicio privatice Pemex, pues evidentemente esto le dará oxígeno para volver a la vida pública”.
Marcelo dejó buena impresión
Para el analista político, “Marcelo Ebrard como jefe de Gobierno dejó buena impresión, fue un jefe de Gobierno que trató de cumplir, que no incurrió en los excesos verbales y políticos de enfrentamiento de López Obrador, trató de aparecer como un jefe de gobierno de izquierda moderada que efectivamente podía tener voz en los asuntos públicos del momento, pero que no llegaba al nivel de enfrentamiento de López Obrador, recordemos el nivel que tuvo López Obrador con Fox, que fue algo que se alimentó mutuamente porque ambos se odiaban, y luego Fox colocó a López Obrador en una serie de trampas que permitieron el lucimiento del tabasqueño, los videoescándalos, el desafuero, fueron coyunturas provocadas por la terrible torpeza de Fox; bueno, los videoescándalos fueron obra de los colaboradores de López Obrador, pero la forma en que se presentaron, y luego el desafuero, fueron una torpeza impresionante de Fox que le permitió a López Obrador efectivamente lanzarse a nivel grande, es decir, a nivel presidencial”.
“Marcelo trató de hacer su plataforma desde el punto de vista de una gestión de gobierno cumplidora, tratar de comprometerse con un nivel de obra pública no tan estridente como el de López Obrador, pero sí cumplidora, la extensión del Metrobús y algunas otras obras públicas, la línea 12 del Metro, que ya acabado su sexenio cuando nos enteramos de que no estaba totalmente terminada, de que faltaban muchos detalles, de que incluso hay una deuda multimillonaria en torno a esa obra; pero de una u otra forma, acabando el sexenio de Marcelo Ebrard dejó una buena impresión incluso para los que no son de izquierda o los enemigos de la izquierda, porque efectivamente parecía como un político responsable no proclive al enfrentamiento.”
Tras la presidencia del partido
Sin embargo, “el problema es que Marcelo Ebrard después de eso ha dado varios bandazos, como afirmar que él podía ganar la presidencia del partido, de hecho lo planteó en más de una ocasión para desde ahí tratar de construir su espacio, luego evidentemente fue separándose del grupo con el que había tenido más coincidencias en su enfrentamiento con López Obrador, Los Chuchos o la corriente Nueva Izquierda, o las corrientes, digamos, más moderadas dentro del PRD, y hoy Marcelo está tratando de jugar la carta radical”.
Para muestra basta recordar que Ebrard ha hecho declaraciones que han molestado a la dirigencia perredista, como las formuladas en una conferencia que ofreció, hace unos meses, a alumnos del ITAM: “considero que el PRD dejó de ser la voz crítica, como partido de oposición, al que está en el gobierno”, por eso buscaré el próximo año la presidencia del partido para que no se desdibuje.
En este sentido, de que las fuerzas más representativas apoyen a Marcelo o de que gane terreno, en estos momentos del debate sobre la reforma energética en el interior del PRD, que lo lleven a la presidencia del Sol Azteca, Pablo Javier Becerra explica: “Marcelo jugará una carta radical desde ese punto de vista, tratará de robarles banderas a las corrientes lopezobradoristas dentro del PRD, la corriente básicamente Bejarano-Padierna, y aquí el problema es que Marcelo no tiene vínculos orgánicos con esa corriente ni con la corriente de Los Chuchos, Marcelo logró un acuerdo muy ventajoso con López Obrador cuando decidió declinar a su favor o su aspiración de ser candidato presidencial, logró un buen acuerdo porque logró tener al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera; un total desconocido hace dos años quedó finalmente como la pieza de Marcelo Ebrard para la jefatura de Gobierno”.
“Logró también un senador, Mario Delgado; logró la delegación Iztapalapa; pero fuera de eso la corriente marcelista se reduce a unos cuantos legisladores como Armando Ríos Piter en el Senado, tal vez a unos cuantos diputados en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, igual tienen ahí la presidencia de la Comisión de Gobierno con Manuel Granados, pero fuera de eso, la corriente de Marcelo es muy pequeña, y su única posibilidad de despuntar en el PRD es vincularse a algunas de las otras dos corrientes; por las posiciones que hoy Marcelo está planteando más radicales debería acercarse evidentemente a la corriente lopezobradorista o al grupo de corrientes lopezobradoristas que aún permanecen ahí”.
Sin embargo, “no es bien visto por esas corrientes, en parte por su pasado; Marcelo Ebrard no proviene del PRI sino que viene del salinismo, del primer círculo del hoy expresidente Carlos Salinas de Gortari, por eso personalmente yo no veo a Marcelo Ebrard como presidente del partido en el futuro inmediato, si no me equivoco la dirección del partido se debe renovar, se renovó en marzo de 2011, por lo tanto a principios del año de 2014 debe estar ya la nueva dirigencia, pero repito, yo personalmente no visualizo a Marcelo Ebrard como presidente del PRD, me parece el perredista menos perredista”.