EN LA LÍNEA

Continuarán chantajeando al gobierno

Félix Fuentes Medina

Gustavo Madero está eufórico porque logró conservar Baja California, así haya perdido Tijuana, Ensenada y la mayoría de municipios y diputaciones locales, incluidas las alcaldías de 9 de los 14 estados donde hubo elecciones el domingo pasado.

Madero necesitó ayuda del líder del PRD, Jesús Zambrano, convertido éste en servil y acarreador de votos para el PAN. El partido amarillo perdió lo mejor que tenía fuera del Distrito Federal, el municipio de Cancún.

Acción Nacional también se impuso en Puebla, merced al desempeño del gobernador Rafael Moreno Valle, quien desde su arribo al poder angelopolitano trabaja y gasta millonadas para ser candidato presidencial del PAN en el 2018.

Madero y Zambrano pretenden ignorar que el PRI obtuvo 55% de la votación general en los 14 estados, con lo cual superó a los demás partidos, juntos. En virtud de ello logró 187 de las 270 diputaciones de mayoría relativa (68%) y 481 de los 931 municipios, para un porcentaje 52%.

Sin embargo, Madero continuó su letanía de ataques contra el priismo, acusándolo de trapacerías. Pero trapacería fue la que hizo en Baja California con la empresa contratada para llevar a cabo el conteo rápido, el cual dejó de funcionar en varios momentos.

Trapacería fue la hecha por el panista Manuel J. Clouthier y el priista Manuel Bartlett el 6 de julio de 1988, cuando se pusieron de acuerdo para tumbar el sistema de cómputo y derrotar al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Ésa fue trapacería monumental.

El líder perredista Jesús Ortega ha asumido el papel de marioneta del PAN, y también grita que a su partido le hacen trampas. No dice que los perredistas balacean y saquean domicilios particulares con el pretexto de buscar despensas del PRI. Se roban hasta escritorios y sillas, lo cual ha hecho durante su existencia.

Ellos, Madero y Zambrano, van a continuar su táctica de chantajear al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto para continuar en el Pacto por México. Lo hicieron, mucho antes de los comicios del domingo pasado. Ninguno desertará porque ese mecanismo les sirve para seguir asidos a sus partidos.

Por supuesto, el líder nacional del PRI, César Camacho, no debe echar las campanas a vuelo por sus descalabros en entidades como Coahuila, donde paga los platos rotos por los desmanes del exgobernador Humberto Moreira. Mal le fue en Aguascalientes por desatinos del gobernador Carlos Lozano de la Torre.

En Baja California se empeñó el PRI en ganar ese estado después de 24 años de gobierno del PAN. Aparte de que Fernando Castro Trenti haya sido o no el candidato adecuado, faltó estrategia preelectoral al tricolor. Por abajo del agua le pegó el empresario Jorge Hank Rhon, quien con su negocio de las apuestas y otros no menos oscuros ha estado feliz con los mandatarios panistas.

Hank Rhon simuló cercanía con el PRI, pero puso a uno de sus hijos a trabajar a favor del panismo y el adherente PRD.

Ha trascendido, por demás, que alguno de los coordinadores priistas hizo juego sucio para favorecer la coalición PAN-PRD. Es cuestión de revisar qué sucedió y no confiarse en adelante.