Simon Tay *
Las condiciones globales están impulsando a un mayor acercamiento entre estas dos regiones. Con los mercados occidentales aún endebles, la opción radica en buscar de nuevos mercados y una cooperación sur-sur.
Algo que pudo notarse durante la reunión de ministros de Exteriores de Asia oriental y América Latina que se efectuó en Bali, fue que el número de observadores que asisten al grupo se redujo notablemente. A más de doce años de su inicio, el Foro de Cooperación Asia Oriental y América Latina (FEALAC, por sus siglas en inglés) no ha llamado la atención tanto como lo ha hecho, por ejemplo, el bloque de los BRIC. Sin embargo, la relación que se ha establecido en ambas partes ha seguido creciendo a todas luces.
Pese a la enorme distancia que separa a ambos lados, el comercio interregional ha crecido en un promedio del 20,5% en la última década, con una proyección de llegar a 500 mil millones de dólares este año. Toda una gama de productos, cruzan los océanos, desde manufacturas, hasta productos agrícolas y otras materias primas altamente importantes.
Las condiciones globales están impulsando a un mayor acercamiento entre estas dos regiones. Con los mercados occidentales aún endebles, la opción radica en buscar de nuevos mercados y una cooperación sur-sur. El ministro de Relaciones Exteriores de Indonesia, Marty Natalegawa, aseguró que Fealac puede ayudar a generar «un gran cambio de la geopolítica y geoeconomía».
Sin embargo, esto no puede suceder de la noche a la mañana y, si sólo se confía en las fuerzas del mercado, las relaciones serían dominadas por países más grandes o más desarrollados. China, por ejemplo, representa casi el 50% del comercio de Asia con América Latina. Japón también tiene lazos importantes -especialmente con Perú y Brasil- y junto con Corea del Sur son exportadores de manufactura altamente activos.
Entre los países latinoamericanos, Brasil es el más atractivo, pese a que está atravesando por una desaceleración. México también destaca por sí mismo y por su acceso al mercado de Estados Unidos a través de la zona de libre comercio de América del Norte (TLCAN). Las economías más pequeñas de cada parte tienden a ser menos relevantes. Pese a esto, Perú y Colombia están acumulando tasas de crecimiento impresionantes, tras haber implementado una serie cambios y reformas políticas. La Alianza del Pacífico, recientemente creado, los une con Chile, México y Costa Rica; lo que representa una suma considerable de 445 mil millones de dólares en exportaciones.
Del lado de Asia, la ASEAN -cuya colectiva población de 650 millones de habitantes supera al de toda América Latina- merece más atención. A medida que se integre como una comunidad, su competitividad mejorará aún más y el grupo fungirá como un vínculo con un subgrupo parecido al de la Alianza del Pacífico. Los países también pueden fomentar sus lazos. Se estima que 100 empresas de Singapur están presentes en América Latina, incluyendo Keppel, Sembcorp, Olam y Wilmar. También hay empresas latinoamericanas que se aventuran en la dirección opuesta a Singapur como la petroquímica Braskem y la minera Vale.
Tailandia también ha participado, con un acuerdo de libre comercio con Perú, y han visto superar sus exportaciones a América Latina en más del doble en los últimos años. Los esfuerzos realizados por distintos países y subgrupos pueden construir bloques para FEALAC a fin de convertirse en el principal foro para la relación interregional, y ampliar las conexiones a los 36 países participantes. Es aquí donde los gobiernos pueden hacer una diferencia.
Pese a todo, siguen habiendo brechas en la conectividad empresarial -información, infraestructura, logística y un mejor ambiente comercial. Progresivamente, el objetivo debe ser llenar estos vacíos de manera que incluso las pequeñas y medianas empresas -y no sólo las más grandes- puedan acceder a las oportunidades interregionales.
También se necesita una base que fomente una participación más amplia. Esto es difícil debido a la falta de interacciones históricas entre ambas regiones. Sin embargo, las redes entre las universidades e instituciones culturales, y el uso de los medios de comunicación y el turismo, pueden promover una mejor comprensión y aumentar el contacto entre personas. Para construir el futuro, se necesita realizar mayores esfuerzos para interesar a los jóvenes de ambas regiones y ayudarlos a desarrollar habilidades interculturales.
Estas fueron algunas de las recomendaciones formuladas en la reunión de Bali por un grupo de monitoreo designado por los ministros de la Fealac. Algunas ideas tienen por objeto poner en marcha una nueva etapa en las relaciones con los proyectos claves –tales como un foro de negocios y una red entre universidades. El objetivo a largo plazo es profundizar y ampliar las relaciones interregionales para que puedan ser un componente esencial del sistema mundial -tomando su lugar junto a los lazos con Estados Unidos y Europa. Es cierto que los clichés sobre revoluciones y el tráfico ilícito de drogas pueden persistir cuando los asiáticos piensan en América Latina, y viceversa. Sin embargo, la realidad del comercio y los cambios en la política mundial están presionando a ambas partes a reconsiderar viejas suposiciones. Las oportunidades son reales y esenciales -más que cuando se inició FEALAC. Sin embargo, para que éstos sean realizados, asiáticos y latinoamericanos deben poner cada vez más atención a los demás como una nueva frontera de compromisos.
*Simon Tay es presidente del Instituto de Asuntos Internacionales de Singapur. Se desempeñó como representante de su país en un Grupo de Monitoreo de FEALAC y fue editor general del informe final presentado a los ministros en su reunión, celebrada en Indonesia.