Sin alas para despegar
Moisés Castillo
La línea aérea emblemática de México se quedó atrapada en la pista sin dinero, con 8 mil trabajadores desempleados, con el tiempo encima y al límite de la quiebra. Luego de que la firma casi fantasmal PC Capital no pudo rescatar a Mexicana de Aviación con el argumento de “no me depositaron el dinero ofrecido”, la aerolínea está ávida de un inversionista con solvencia económica y con una reputación incuestionable.El concurso mercantil concluye el próximo 1 de abril, por lo que el conciliador y administrador de Mexicana de Aviación, Gerardo Badín, puede solicitar al juez Undécimo de Distrito en Materia Civil, que conceda una prórroga de 90 días más para reestructurar adecuadamente la empresa.Sin embargo, el proceso de transferencia de acciones del Nuevo Grupo Aeronáutico que controla a las aerolíneas Mexicana de Aviación, Click y Link, ha estado en la opacidad y con daños irreversibles a la transportación aérea nacional.Desde noviembre pasado, tanto autoridades como el ex administrador de Mexicana, Javier Christlieb, quien asumió nuevamente el cargo como abogado general y director jurídico de la empresa, han declarado una y otra vez el reinicio de operaciones. Lo que es cierto, es que los únicos perdedores de esta historia son los trabajadores y los usuarios, que vieron cómo Mexicana se desplomó el 28 de agosto de 2010.Hubo dos intentos fallidos para capitalizar a Mexicana de Aviación por parte de la empresa que creó Advent International, Tenedora K, y del grupo de inversionistas que organizó Ixe Grupo Financiero, surgieron tres empresas PC Capital, TG Group y BMC Financial. Sin embargo, estas dos últimas fueron descartadas por el secretario del Trabajo, Javier Lozano, y el ex secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas.¿Quiénes son los responsables de no acreditar la capacidad económica del banco de inversión PC Capital? ¿Quiénes darán respuesta a 8 mil trabajadores que quedaron desempleados y a otros 50 mil afectados indirectamente? ¿Dónde está Gastón Azcárraga, de Grupo Posadas, quien quebró la empresa y la vendió en barata? ¿Hay condiciones reales para que un empresario rescate Mexicana y le inyecte 250 millones de dólares?Estas son algunas preguntas que nadie quiere responder en una historia turbia, que comenzó desde que el Grupo Posadas compró la empresa al IPAB en 2005. El empresario hotelero Gastón Azcárraga resolvió que no podía cargar los derechos laborales adquiridos por pilotos, sobrecargos y personal de tierra.En ese mes caótico de agosto del año pasado, apareció de la nada una misteriosa Tenedora K, integrada por los grupos Omega y Arizán, que adquirieron mediante un precio simbólico el 95 por ciento de las acciones. Semanas después, quedaría evidenciado que no operaría la aerolínea, sino conseguiría dinero para sacarla de su marasmo. Medio año de negociaciones, en donde los trabajadores flexibilizaron sus posturas, semanas de protestas, declaraciones que quedaron en el aire y un desgaste insufrible, para que al final se empiece de nuevo. Los empleados quedaron frustrados y en el desconcierto total.Pasa el tiempo y el tamaño de la afectación de la salida de Mexicana de Aviación es evidente:•2.47 millones de pasajeros transportó durante 2009.•1.47 millones transportó en 2010.•26 mil asientos era la oferta diaria de la aerolínea.•40 por ciento del mercado dominaba Mexicana.En los últimos días, el conciliador y administrador de Mexicana, Gerardo Badín, la secretaria general de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, Lizette Clavel, y el secretario del Trabajo, Javier Lozano, han asegurado que existen por lo menos diez ofertas para adquirir la aerolínea, entre las que destacan: TG Group, BMC, Avanza Capital, Iván Varona, Ahcore Int´l y Logística Internacional.Además, para volar Mexicana de Aviación se requiere de cuatro pasos: 1. Traspaso de acciones de Tenedora K a nuevo inversionista. 2. Inyección de capital. 3. Pago de liquidaciones y recontrataciones. 4. Venta de boletos.Asimismo, en el proceso de rescate, los inversionistas interesados deberán depositar un millón de dólares como garantía y si resultan elegidos y no cuentan con el resto para alcanzar los 250 millones de dólares que se necesitan, perderán su dinero. Este es un candado que se ha colocado para que el conciliador-administrador y las autoridades no sean “engañadas” otra vez.

