LOGOS

La rapidez por encima de todo

Marco Antonio Aguilar Cortés

El secretario de Educación Pública Emilio Chuayffet Chemor anunció que “se detectaron 117 faltas de ortografía en los libros de texto que se distribuirán en todo el país para el ciclo escolar 2013-2014”, calificándolas de “errores imperdonables”.

Por imperdonable debe entenderse, sin ningún circunloquio, lo que no puede perdonarse.

Esos equívocos, supuestamente gramaticales, “no son responsabilidad de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, ya que esta editorial sólo imprime, y el error no es de impresión, sino de redacción y ésta nunca se revisó”, aseguró el secretario, sin decir quiénes tuvieron la culpa de tales deslices; como tampoco indicó qué sanciones se les impondrán a los causantes de esos traspiés.

Explicó, sí, el porqué “materialmente es imposible hacer las correcciones del caso, pues tendríamos que mandar imprimir de nueva cuenta más de 255 millones de ejemplares”, con un costo enorme.

Y a eso agregó con cierto orgullo: “Por primera vez en varios años ya tenemos los libros de primaria listos en los sitios en donde se van a repartir”.

En síntesis, la rapidez por encima de todo. No importa que haya errores imperdonables. En la Secretaría de Educación Pública se privilegia la celeridad, el apresuramiento y, por ende, la ligereza y el equívoco.

Fue claro don Emilio, “queríamos que estuvieran a tiempo, y van a estar a tiempo los libros”. A tiempo es a tiempo, aunque tengan “errores imperdonables”.

Además, no habiendo culpables personalizados, conforme a la visión de la SEP, dichos descuidos ya están dispensados. Se perdonó lo imperdonable.

Así, el país debe estar tranquilo, pues el señor secretario contactó “a personal de la Academia Mexicana de la Lengua Española para que un grupo de expertos se dedique a revisar minuciosamente el contenido de los libros en los próximos cursos escolares, porque, la verdad, no es posible enseñar a los niños con libros que tienen faltas ortográficas, pidiéndoles que escriban bien”. Pero no se les ha ocurrido insertar en cada libro una fe de erratas.

El propio secretario Chuayffet manifestó: “El sistema educativo mexicano tiene severos problemas de retraso”, anunciando que “este año es el último que la prueba Enlace se aplica en México, como tampoco se volverá a realizar el concurso de oposición para maestros que buscan una plaza… ahora será el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación el que dicte la nuevas reglas, criterios e instrumentos para examinar tanto la calidad del alumno como de los profesores”.

Y… ¿la calidad de los funcionarios de la SEP quién la evalúa? No se piense que esta interrogante es visceral y negativa. ¡Nada de eso! Debe evaluarse, antes que a todos, a los funcionarios de la SEP; pero, sobre todo, urge reflexionar, con profesionalismo, si las políticas educativas vigentes son las correctas para el México del siglo XXI.

 En no pocas entidades federativas esos libros de texto tienen años que no se distribuyen, tirándose a la basura. Todo eso es un síntoma de fracaso.