Se inició el proceso para sustituir a Dominique Strauss-Kahn
Bernardo González Solano
A quince días de la rocambolesca detención policiaca del ex director-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el economista francés y precandidato a la Presidencia de Francia por el Partido Socialista, Dominique Strauss-Kahn, de 62 años de edad, acusado por una camarera del lujoso hotel neoyorkino Sofitel, por intento de violación y otros cargos de carácter sexual, el escandaloso caso ha agregado muchas variantes, como si fuera una reñida competencia de carambola en una mesa de billar que se extiende por todo el planeta.
De hecho, la acusación en contra del frustrado adversario de Nicolás Sarkozy el próximo año, propició un linchamiento mediático imposible de corregir.
Desde el momento en que salió esposado del avión de Air France —donde supuestamente volaría a París—, la prensa (especialmente la llamada basura) de la Gran Manzana y de otras partes del mundo, dictaron la sentencia: culpable. Pocas veces se había dado un linchamiento de este tipo. Ni la posibilidad de una difícil conjura, hizo que los medios de comunicación fueran menos tajantes con Strauss-Kahn.
Parecía que se volvía a repetir la trama de la novela de Tom Wolfe, La feria de las vanidades en la que el sistema político y legal, así como los medios de comunicación, son cómplices de las complejas estructuras de clase y de lucha social. Novela desarrollada en Nueva York donde el sexo, el dinero y el poder obsesionan a casi todo el mundo, Wolfe adelantó el trama, la primera edición de su libro apareció en 1987.
Vienen sorpresas
Al paso de los días (del juicio) se conocerán más datos. Algunos aseguran que habrá muchas sorpresas; así como los que defienden a capa y espada al ex jefe del FMI. Incluso, Serge Hefez, un reconocido psicoanalista francés, escribió un artículo en Le Monde, titulado “Una misteriosa autodestrucción. ¿Y si Strauss-Kahn deseaba su caída?”.
En el primer párrafo dice: “¿Muerte o suicidio? El futuro nos dirá si Strauss-Kahn es víctima de una sórdida maquinación, muerte simbólica de un hombre en la cumbre de su gloria, o si acaba de poner en escena, frente a nuestros asombrados ojos, el espectáculo de su autodestrucción”.
Lo dicho, el affaire Strauss-Kahn es un difícil juego de carambola de cuatro o cinco bandas. Por lo mismo, la teoría del complot se hizo presente desde el primer momento. A partir del domingo 15 de mayo, la hipótesis de una maquinación en contra de Strauss-Kahn surgió principalmente en la Internet, como un reguero de pólvora. La imaginación trabajó como nunca, las especulaciones más raras se expusieron: desde la mano de CIA hasta rivalidades insospechadas en el seno del propio FMI, o los brazos de los grandes bancos estadounidenses o los intereses financieros amenazados por la voluntad reguladora de Strauss-Kahn, o los propósitos ocultos de un “gabinete negro” cercano al Elíseo, o de los adversarios socialistas para descartar a un candidato muy peligroso para la elección presidencial de 2012.
En fin, para coronar la teoría, según un sondeo realizado el lunes 16 de mayo, por el Instituto CSA para el programa 20 Minutes, BEM-TV y RMC de París, el 57% de las personas interrogadas, de las cuales 70% son simpatizantes de izquierda, piensan que Strauss-Kahn “es víctima de un complot”.
La carta de renuncia
Mientras tanto, la mujer que acusó a Strauss-Kahn continúa bajo la protección de la policía. Pocas cosas se han filtrado de su vida. Se supone que la camarera se llama Nafissatu Diallo, de 32 años de edad. Que desde hace tres años trabaja en el hotel Sofitel y que su trabajo es aceptable, así como su conducta. Emigró de Guinea o de algún otro país africano; tiene una hija adolescente y sus vecinos no se quejan de ella. Ya que su nombre no es fácil, le llaman “Ofelia”. Ya ha declarado ante la autoridad y se descartó que padeciera sida, como algunos habían dicho. Los abogados de la defensa buscan la menor falla en la vida de la “víctima sin cara”.
El jueves 19 de mayo, Strauss-Kahn anunció su renuncia con efecto inmediato al puesto de director-gerente del FMI. La carta de renuncia dice: “Con infinita tristeza me veo obligado a proponer al consejo de administración mi renuncia al puesto de director general del FMI… [después de recordar a su esposa, sus hijos y sus amigos, sus colaboradores], les digo que rechazo con toda la firmeza todo lo que se me reprocha. Quiero preservar esta institución a la que he servido con honor y devoción, y, sobre todo, quiero dedicar todas mis fuerzas, todo mi tiempo y toda mi energía a demostrar mi inocencia”.
Aun antes de que se publicara su carta de renuncia, empezaron a realizarse infinidad de maniobras para preparar la sucesión de Strauss-Kahn. De hecho, la carta, escrita y enviada desde la prisión de la isla de Rikers, se esperaba muy pronto. No podía ser de otra manera. El FMI no es una institución cualquiera. Sus decisiones impactan en todo el planeta. El nombramiento de un nuevo director general es importantísimo. El elegido tiene que ser capaz de resolver y orientar sobre los pesadísimos expedientes que le incumben: crisis de la deuda en la zona euro (la moneda que circula en la mayoría de la Unión Europea), la gobernanza económica mundial, corrección de los grandes desequilibrios macro-económicos, así como la continuación de la reforma del FMI.
Hasta Carstens…
Estados Unidos, Canadá, México y otros países centro y sudamericanos, europeos y emergentes (China, Rusia, India, Brasil…) y muchos otros, empezaron, desde el lunes 23 de mayo, la discusión para nombrar el nuevo dirigente del FMI. Tarea nada fácil. A río revuelto, hasta México aprovecha la circunstancia y propuso al gobernador del Banco de México, Agustín Carstens Carstens, para suceder a Strauss-Kahn. Felipe Calderón cree que su “peso pesado” —que ya ocupó un cargo importante en el Banco Mundial— podría dar el ancho.
El FMI tiene sus oficinas centrales en Washington y está formado por 187 países miembros. Su consejo cuenta con 24 administradores, representando países o grupo de países. Su personal operativo lo forman 2 mil 500 asalariados. Su principal misión es asegurar la estabilidad de los cambios y los grandes equilibrios macroeconómicos.
Al 31 de enero de 2011, alrededor de 254 mil millones de dólares (179 mil millones de euros) se han comprometido con los países en dificultades, de los cuales 190 mil millones de euros aún no han sido desbloqueados. Los principales deudores del FMI en estos momentos son Rumania, Ucrania, Grecia, Turquía, Irlanda e Islandia.
Strauss-Kahn fue el décimo director general del FMI y entró en funciones el 1 de noviembre de 2007. Por el momento, en forma interina, está al frente de la institución el estadounidense John Lipsky, número dos del FMI. La transición queda en manos del gigantesco bigotón —mide casi dos metros de estatura—, John Lipsky, que goza de simpatía en casi todo el mundo.
Europeo y estadounidense
Aunque no es una disposición reglamentada, desde 1944, fundación del FMI, la tradición dispone que un europeo ocupe la dirección general del organismo, mientras que la del Banco Mundial —fundado en la misma fecha— la ocupe un estadounidense. Así ha sucedido en diez ocasiones anteriores.
Por lo mismo, Europa no quiere perder esa importante posición aunque los países emergentes opinen que los tiempos han cambiado y que el mundo es muy diferente al que existía al terminar la Segunda Guerra Mundial.
En pocas palabras, los “nuevo ricos” (Brasil, China, India…) quieren jugar en las ligas mayores. Muchos opinan que esto es justo y necesario, dijera el sermón dominical católico.
Sin embargo, a no ser que sólo presentaran un nombre único y que Estados Unidos decidiera apoyar al candidato emergente en vez del abanderado europeo, la causa de los “emergentes” tiene pocas oportunidades de ganar, no disponen de los votos suficientes en el consejo de administración del FMI.
En teoría, la elección del director general se gana por mayoría simple. Pero, en la práctica, el último en liza, después de varias consultas informales realizadas en varios días, siempre es elegido por consenso.
No obstante, el bloque europeo dispone de 35.6% de los derechos de voto si se mantiene unido. Así, superan a los países de Asia y del Pacífico, por ejemplo, que representan menos del 21%. Incluso si estuvieran de acuerdo sobre un candidato, lo que no es el caso por el momento, Brasil, China, India y Rusia no representan más que el 12%.
En este juego, Estados Unidos es fuerte con el 16.8% de derechos de voto, amén de su prestigio y de su capacidad de “convencimiento”, puede captar a algunos otros como Japón que tiene el 6.25%, continúa siendo el que conduce al rey al trono.
Como sea, es seguro que el nuevo director del FMI tendrá que darle más juego de decisión a los países emergentes en el nuevo consejo del FMI.
Se perfila Christine Lagarde
De tal suerte, en pocos días el nombre de la francesa Christine Lagarde —ministra de Finanzas de Francia— se convirtió en el “gran favorito”, pero lo cierto es que nada está escrito. No sería la primera ocasión en que el “favorito” sea el que llega al último. Pero los analistas es al que consideran más sólido. Economista formada en instituciones universitarias estadounidenses, así como que el principio de su carrera lo hizo en instituciones financieras de la Unión Americana, ha obtenido elogios por su desempeño en la presidencia en turno de Francia del G-20, así como por su gestión de la crisis financiera. A los 55 años de edad, Lagarde es una mujer respetada en los círculos internacionales y sería la primera en llegar como director en el FMI.
Otros mencionados son Kemal Dervis, ex ministro de finanzas de Turquía; Stanley Fischer, gobernador de la Banca de Israel; Trevor Manuel, ex ministro de finanzas en Sudáfrica, y Tharman Shanmugaratnam, ministro de finanzas de Singapur.