Alexander Serikov

El desastre nuclear ocurrido en la central nuclear japonesa de Fukushima como consecuencia del terremoto y tsunami del 11 de marzo de este año, fue el incidente más serio de este tipo en Japón y recibió el máximo grado de 7 puntos en la escala internacional de INES. Anteriormente sólo la catástrofe sucedida en la central nuclear soviética de Chernóbyl obtuvo tan alto grado de peligrosidad.

Sin duda alguna, tal peligro tiene carácter internacional, es por ello que la Organización de las Naciones Unidas inició el estudio completo de las consecuencias de lo ocurrido en la mencionada central nuclear japonesa. La noticia fue dada el viernes 20 de mayo por el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon. En un comunicado divulgado en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York se dice que el Informe final sobre los resultados de las investigaciones sería elaborado para la cumbre sobre la seguridad de la energía atómica a celebrarse el 22 de septiembre próximo en el marco de la 66 sesión de la Asamblea General de la ONU.

La Asamblea mencionada será fuera de lo común ya que en ella participarán los altos dirigentes de las más importantes organizaciones mundiales que tienen que ver con la generación de la energía nuclear, medidas de seguridad en la industria atómica, protección de la salud. En el cuartel general de la ONU en Nueva York informaron que en la discusión sobre los resultados de las investigaciones tomarán parte los representantes de la Agencia Internacional de Energía Atómica, la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, Organización Meteorológica Mundial, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Organización Mundial de la Salud, Programa Mundial de Alimentos y otros organismos de la ONU.

Los aspectos que investigarían los enviados del Secretario General de la ONU serán el medio ambiente y efectos causados por las emanaciones radiactivas de la central de Fukushima, daños a la salud de la población, estado sanitario de los alimentos, medidas para garantizar la seguridad de los objetivos de la energética nuclear. En fin, se tratará de elaborar las recomendaciones y medidas para enfrentar eficientemente las situaciones de los riesgos de gran escala.

Mientras tanto Masataka Shimizu, presidente de la compañía operadora de la central de Fukushima TEPCO, asumió la responsabilidad por el desastre ocurrido en esta central y dimitió. Este señor fue severamente criticado por no haber participado activamente en los trabajos para sofocar las consecuencias del desastre. Debido al sismo, allá se descompuso el sistema automático de enfriamiento de los reactores y en los cuatro reactores de los seis existentes en la central, hubo explosiones y comenzaron incendios. Fue elevado considerablemente el nivel radiactivo alrededor de la central y los habitantes de varios poblados colindantes en un radio de 20 kilómetros fueron evacuados. Las consecuencias de las destrucciones todavía no se han podido eliminar.

La empresa TEPCO forma parte de las más grandes compañías energéticas del mundo. Gracias a su actividad cerca de 50 millones de japoneses –una tercera parte de la población de Japón- reciben energía eléctrica. Al principio del mes de mayo se divulgó la noticia de que esta empresa había perdido durante el año fiscal que concluyó en marzo, más de 12 mil millones de dólares. Con este balance desfavorable, la empresa TEPCO todavía tiene que pagar las indemnizaciones a las víctimas del desastre.

Con todo y eso, la naturaleza no quiere dejar a Japón en paz. Fue el domingo 22 de mayo cuando cerca de la isla japonesa de Honshu donde se encuentra la central nuclear de Fukushima, tuvo lugar un sismo de 5.8 grados en la escala de Richter. Su epicentro fue localizado a 89 kilómetros de Tokio. En total, durante el domingo fueron registrados seis sismos de más de 4 grados. Afortunadamente no hubo víctimas ni destrucciones.