Melchor Arellano
Sin partir de una visión catastrofista del capitalismo contemporáneo o última versión del mismo (el neoliberalismo) sobre los nuevos ejes globales de fuerza, habría que decir que el sistema dirigido por la Comisión Trilateral, tiene ante sí el desafío más formidable de la historia reciente: cómo evitar que China asuma el poder global, sin pagar el precio de una guerra. Quizá usted estimado lector, se ha preguntado ¿Por qué Corea del Norte es capaz de “desafiar” al mundo occidental con su tecnología nuclear? ¿Ocurriría lo mismo con países del Medio Oriente, África o América Latina?
Irán ha sido sancionado (a la luz de la anacrónica ONU) y seguramente será detenido en su programa de desarrollo nuclear. ¿Por qué Corea del Norte no? ¿Su avance nuclear es tan grande como para desafiar a Estados Unidos y occidente?
Seguramente existen muchas respuestas y distintas visiones sobre el asunto. Sin embargo, lo que sí es un hecho es que en la era post moderna, ningún país subdesarrollado había puesto en jaque al Consejo de Seguridad de la ONU y el poderío estadounidense, como Corea del Norte.
El orden global dirigido por la Trilateral, reconfiguró un mundo de aceptación ad perpetuam sobre el norte desarrollado y el sur subdesarrollado, sin dejar a estos últimos más que la capacidad de existir a partir de sus propios límites de supervivencia. No obstante, la emergencia de China como la próxima primera potencia mundial, ha dado un vuelco espectacular al mundo dirigido por occidente: la formación de nuevos ejes de fuerza, como el de la propia China y Sudeste Asiático (o Moscú- París- Berlín), derribando el sentido unívoco de la globalidad promovida y dirigida por occidente mismo.
Tenemos hoy mayor presencia del mundo subdesarrollado en la palestra mundial y una variada expresión de todos los actores y sectores sociales del planeta, que cuestionan día a día las atrocidades de occidente, y buscan atraer parte de la opinión pública mundial a su favor.
En el Sudeste Asiático, asistimos a la tentativa de reafirmación del poder de China a través de Corea del Norte, para incidir en la reunificación de las dos coreas, con un gobierno de corte chino y detener la influencia de Estados Unidos en la región. La reunificación coreana es temida por Estados Unidos y occidente, puesto que le queda claro que China se quedaría ahí para siempre.
Adicionalmente, la presencia estadounidense en la zona se ha deteriorado merced al debilitamiento de Japón, como potencia económica mundial y donde Corea del Sur, comparte la hegemonía mercantil regional que otrora le correspondió sólo a los nipones. La reconquista de Corea del Sur, una de las economías más pujantes del mundo, constituye el principal desafío chino, para lograr el control de la región más dinámica del comercio mundial.
La actuación desafiante de Corea del Norte sobre Estados Unidos y Occidente, reviste un interés especial: a) sería el instrumento chino para recuperar Corea del Sur; b) extensión de la influencia del primero en la región sud asiática; c) ganarle la batalla a Occidente en la perpetuación de actores fieles a sus intereses, como Japón, Taiwan y Corea del Sur; d) fortalecer la influencia china en el resto del Sudeste Asiático (Malasia, Singapur…), región atrapada en la estrategia geopolítica china. ¿O no?