Roberto García Hernández
(Segunda y última parte)
Michael Oa OHanlon experto en temas de defensa en la Institución Brookings afirma que las fuerzas armadas estadounidenses son demasiado caras y han pasado en la última década por dos guerras terrestres desgastantes en Irak y Afganistán, tras las cuales muchos piensan que el Pentágono sólo necesitará medios aéreos y navales y una fuerte capacidad de ciberguerra, lo cual es un error.
El académico señala que en la década de los 90 las fuerzas terrestres tenían capacidades para enfrentar hasta dos guerras de manera casi simultánea, concepto estratégico que se mantuvo durante varios años.
Pero Estados Unidos debe contar con un nuevo paradigma de planificación de las unidades terrestres, capaces de lidiar con una guerra y a la vez llevar a efecto otras dos misiones importantes, como los esfuerzos residuales que tendrá que cumplir en Afganistán o estabilizar otros países de Oriente Medio, añade O’Hanlon.
Ese esquema permitiría tener un Ejército más pequeño que el actual, pero no inferior a 450 mil efectivos para poder cumplir con las expectativas del mando político militar del país, por lo cual los planes actuales de reducciones van más allá de lo que puede soportar la seguridad nacional de Estados Unidos.
A pesar de todas estas restricciones y reajustes, un informe del Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán, John Sopko, asegura que miles de millones de dólares destinados a las fuerzas norteamericanas en Afganistán están fuera de control y pueden caer en manos de grupos insurgentes y terroristas de ese país.
Apenas 18 meses antes de la retirada del grueso de las tropas norteamericanas y de sus aliados de suelo afgano, esos fondos son malgastados y hay ruptura entre los objetivos de la política de la Casa Blanca y la posibilidad real de alcanzarlos, advierte el reporte.
Sin embargo, a pesar de las quejas del Pentágono y algunos legisladores por estos recortes presupuestarios, las fuerzas armadas de Estados Unidos apenas afectan sus fondos para participar en grandes ejercicios y maniobras en ultramar, lo que les garantiza sus capacidades de intervención en otras regiones.
En ese sentido, el Pentágono anunció la realización del ejercicio anual conjunto Ulchi Freedom Guardian con fuerzas de Surcorea y otros siete países, a finales de agosto, en áreas del océano Pacífico cercanas a la península coreana.
Este año participaron Australia, Canadá, Dinamarca, Francia, Reino Unido, Nueva Zelandia y Noruega.
La República Popular Democrática de Corea considera estos ejercicios, uno de los de mayor envergadura realizados en la zona por Estados Unidos y sus aliados, como una provocación contra ese país y ha advertido que tales actividades incrementarán las tensiones en la región.
Las maniobras, a un costo de varios miles de millones de dólares, tienen como fin “garantizar la estabilidad y seguridad en la Península Coreana y reafirmar el compromiso de Estados Unidos en la región del noreste de Asia”, señala un comunicado oficial al que hizo referencia el 11 de agosto el diario Stars and Stripes.
Las autoridades de Pyongyang ya recibieron una notificación sobre este entrenamiento, que según fuentes del Departamento de Defensa tiene un carácter “rutinario”, aunque está basado en escenarios realistas que permiten la preparación de las tropas, agrega el rotativo.
Además, desde principios de julio, más de 10 mil militares de Estados Unidos arribaron al océano Pacífico para participar en ejercicios multinacionales y visitas de cortesía, como parte de la estrategia de la Casa Blanca de incrementar su presencia castrense en la región asiática.
Estos marines constituyen una agrupación de operaciones especiales, lista para intervenir en plazos breves en cualquier conflicto, como otras seis que Estados Unidos tiene desplegadas en diferentes regiones geográficas.
Los costos de estas y otras actividades de los militares estadounidenses apenas están afectados por la actual crisis fiscal, cuyos efectos se sienten más en los beneficios del personal civil y militar.
En particular los recortes inciden negativamente en la atención a los veteranos de guerra, cuya situación precaria fue reconocida en un reporte del Departamento de Defensa, y no parece tener solución a corto plazo.
De todas formas, las arcas del Pentágono siguen siendo voluminosas, pues su presupuesto para el año fiscal 2014 se estima en más de 640 mil millones de dólares, y es mayor que el monto combinado de las otras 10 naciones que más gastan en esa esfera.