Entrevista a Rosa María Mirón/Profesora-investigadora de la FCPyS de la UNAM
Nora Rodríguez Aceves
El presidente de la república, Enrique Peña Nieto, presentó una agenda para el futuro, “presentó sus pendientes, todo lo que queda por hacer, los 120 días que mencionó son los días que nos quedan para promover el cambio para que México se trasforme; sí está bien, el problema es que lo que tenía que presentar era un mensaje por el Primer Informe de Gobierno, tenía que informar de los nueve meses pasados, y el foco de atención claramente fue hacia el futuro y apostándole todo a las reformas estructurales”.
“¿Y qué pasa si no se aprueban todas las reformas? ¿Cuál es el plan B? por lo menos esperaríamos que hubiera un plan B. Fue un mensaje en un ambiente muy cuidado, con compañía muy seleccionada, los asistentes fueron bien seleccionados, un ambiente pertinente para decir: lo que necesito es esto, necesito sacar las reformas fiscal, hacendaria y energética, ésta es la agenda. Si no hay reformas, no hay modo, lo cual además es cierto; si no hay reformas no hay dinero, si no se da la fiscal, no hay dinero, y la otra —la energética— evidentemente es sustantiva, es una reforma estructural muy importante”, asegura Rosa María Mirón Lince, profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (FCPyS-UNAM).
El presidente Peña Nieto ofreció, el pasado 2 de septiembre, un mensaje por su Primer Informe de Gobierno, desde la residencia oficial de Los Pinos: “A nueve meses del inicio de este gobierno, hoy rendí cuentas a la nación. En cumplimiento a lo establecido en el artículo 69 de la Constitución Política envié también al Congreso de la Unión el informe escrito sobre el estado que guarda la administración pública federal…”
“En México hay rumbo claro. El gobierno de la república y los mexicanos estamos trabajando en torno a cinco grandes metas nacionales: alcanzar un México en paz; lograr un México incluyente; construir un México con educación de calidad; promover un México próspero; y consolidar un México con responsabilidad global.”
No fue el mejor momento
En este sentido, Rosa María Mirón señala a Siempre! que lo primero que resalta de este Primer Informe de Gobierno es el ambiente en el cual se dio el mensaje presidencial: “No fue el mejor momento del sexenio en el que coincidió con la fecha de la presentación del informe y sobre todo si lo comparamos con lo que fue el inicio del sexenio. Lo que vimos en el acto mismo de la entrega del informe el domingo pasado —1 de septiembre— fue que el presidente Peña no asistió a entregarlo, lo cual es significativo, es el primer priista que no asiste al Congreso de la Unión a presentar su informe, ya nos habíamos acostumbrado, pero eso fue a partir del último informe de Vicente Fox que se entregó por escrito, y ya el presidente dio un mensaje, después se modificó la Constitución Política, aunque cumple con el mandato constitucional sin lugar a dudas”.
Sin embargo, “la señal que se manda es importante, qué es lo que vemos, lo primero que vemos es un presidente mermado, teníamos un candidato muy muy muy crecido; un presidente electo muy inflado, y un presidente que toma posesión realmente crecido, ya que la firma del Pacto por México el día 2 de diciembre lo hace consolidarse, le da una gran fortaleza, le da presencia… esto se ha venido mermando a lo largo de estos nueve meses que han pasado y lo que tenemos es una imagen distinta”.
“Esto además se mide, hay estudios de opinión en donde se ha visto que la popularidad de Peña ha bajado, de hecho sus índices están por debajo de los de sus antecesores, tanto de Felipe Calderón como de Vicente Fox en el Primer Informe de Gobierno; y las condiciones económicas, por ejemplo, en las que se presenta el informe no son las mejores: la desaceleración económica; en lo político tampoco, hay acumulados una serie de pendientes, conflictos que se ven, que quienes vivimos en el Distrito Federal lo estamos viendo y padeciendo, están las movilizaciones sociales, realmente importantes, y no se ve un control de la situación; además de que están pendientes reformas muy importantes que amenazan también con movilizaciones sociales.”
En cuanto al contenido, la doctora en ciencia política explica que “fue un informe muy deslavado, más bien informó de los planes que tiene, de lo que hará; y hacia atrás pudo haber dado más énfasis a lo logrado, aunque tampoco era el momento de vanagloriarse de lo logrado”. No obstante, “lo realmente importante de este inicio de sexenio fue la firma del Pacto por México. En su primer discurso, Peña Nieto presentó una agenda reformista realmente importante que contó con el acuerdo de los partidos de oposición; por primera vez se instrumentó un mecanismo de construcción de acuerdos políticos entre el gobierno y la oposición que no se habían dado hace muchísimos años y nunca de esta manera; los pactos aquéllos, como los logrados con Miguel de la Madrid, no eran el mismo esquema”.
Un pacto “descafeinado”
“En esta ocasión se dio un pacto verdaderamente importante, que por ahí dicen que no salió del PRI sino del PRD, pero como haya sido lo construyeron los partidos de oposición más importantes y el gobierno. Es un pacto que sigue, ya bastante descafeinado, deslavado, pero en este momento sobrevive y en ese ambiente se promulgó la reforma educativa, la de telecomunicaciones, la ley de amparo, todas las primeras reformas que llevaron a hablar y a popularizar el término el momento mexicano, acciones importantes de anticorrupción como la detención de Elba Esther Gordillo y el caso de Andrés Granier, exgobernador de Tabasco; más adelante un proceso electoral en 2013, de donde resurgió el PRI y salió fortalecido en términos de datos, de cifras electorales.”
Además, “salió bien librado el presidente Peña a pesar del desliz de Rosario Robles y la intervención de Sedesol —Secretaría de Desarrollo Social— y el conflicto, el enfrentamiento con los partidos de oposición a partir de esto, a lo que no se le sacó el suficiente provecho”.
Por lo tanto, “me quedo con la impresión de que las movilizaciones, la caída en la economía, el previsible incremento del desempleo y la inflación, la baja de la inversión extranjera, son datos muy complicados que se están viviendo ya y que hacen que el futuro se vea complicado por lo menos. Las acciones hacia futuro fueron básicamente lo que delineó el presidente Peña en su mensaje; claro, basa todo en la necesidad de las reformas estructurales: energética, fiscal y hacendaria, que ya vienen la próxima semana; habrá que ver cuál es la reacción de la sociedad, pero hasta donde se ve, tiene el apoyo de una parte del Congreso por lo menos y las irá sacando, pero hay otros elementos que no controla él, como son los datos económicos y que claramente están afectando el momento actual”.
Mirón Lince continúa con su análisis del mensaje presidencial y agrega “en lo político, además de las movilizaciones, los escenarios de violencia están a la orden del día, Guerrero y Michoacán viven situaciones verdaderamente dramáticas, la violencia y la inseguridad están al alza, han crecido las cifras de delitos como robo, secuestro, extorsión, así como la proliferación de los grupos de autodefensa que hablan de una inestabilidad política que pudieran llegar a poner en riesgo las reformas estructurales”.
Dentro de su análisis un punto que sobresale y que llama mucho la atención de la profesora e investigadora de la UNAM es el momento en el que se presentó el Informe de Gobierno: “me llamó mucho la atención el hecho de haber tenido que suspender el viaje a Turquía, no es lo que, supongo, Presidencia quería, ni es lo que más ayuda a dar confianza y a dar fortaleza al presidente”.
Además, “esta idea de dar un informe en el que se vuelve un mensaje a la nación, pero otra vez desluce en el sentido de que el presidente a quien tiene que informar es al Congreso, y lo hace por escrito. Este mensaje a la nación en realidad es frente a un público muy controlado, a sus invitados, un público que desde luego hasta a Angélica Rivera le aplaudieron, fue el primer aplauso, uno dice: no sé que hizo para tener el primer aplauso en el discurso. Un presidente como Peña tan preocupado por los símbolos —que además eso está bien, de eso se trata la política—, tan preocupado por las formas, cómo recuperó el Palacio Nacional, cómo recuperó Los Pinos, y está bien que se recuperen todos estos símbolos; a final de cuentas eso es el poder; un juego de símbolos”.
Un público muy “a modo”
No obstante, “no le salieron las cosas totalmente como estaban planeadas porque de entrada no pudo ir al Congreso, lo cual se anunció en un primer momento que se iba hacer, supongo que se intentó después, se vio que era inviable, y la sede fue pasando la pelota de un sitio a otro. Primero era San Lázaro, después se habló de Palacio Nacional, después se habló del Auditorio Nacional, después Campo Marte —bastante desafortunada la sugerencia de que fuera en Campo Marte por lo que implica y si el presidente Peña quería desligarse de los militares por desligarse de la imagen de Calderón…—, pero finalmente es en Los Pinos, en un ambiente muy controlado. Ahí él dijo quiénes habían ido, claro, fueron los invitados, no había ninguna posibilidad de manifestación y está bien, no se le interrumpió, pero era un público muy a modo, y esto hace que desluzca el mensaje. Ese mensaje podría haber sido dado a los medios y recuerdo un poco el sexenio de Fox, cómo el entonces presidente estaba muy preocupado por el mensaje, pues él decía que tenía que hablarle a los medios, es decir, su discurso siempre fue a los medios, para que trascendiera, para que llegara a un público más amplio y para posicionarse”.
Rosa María Mirón comenta que “es una lástima que no se pueda ya dar el intercambio, era un acto republicano muy importante que el presidente diera un mensaje ante el Congreso al inicio del periodo de sesiones del Congreso, el cual ya no se da, ya ésa es historia pasada; es solamente el texto escrito, pero sí creo que estos mensajes ni son el Día del Presidente como eran en el pasado, en donde se permitía que se luciera el presidente y todo mundo le aplaudía, ni estamos en el extremo del presidente, interrumpido, interpelado durante un número de veces, durante el curso de su mensaje, de la presentación de su Informe de Gobierno, pero finalmente estaba en el Congreso; eso ya es historia, hay que revitalizar este mensaje”.
“La idea de que no haya habido una sede que se respetara, la idea de que no haya habido una fecha que se respetara, el mensaje fue el 2 de septiembre, cuando el informe es el 1 de septiembre; claro, el informe se entregó por escrito ese día al Congreso de la Unión, no hay una violación a la ley, a la Constitución, no hay ningún problema, pero simbólicamente sí quiere decir algo. El mensaje podría haber sido el día 1 en la noche, no puede ser antes, pero sí podía ser después de la entrega; en fin, hay una serie de símbolos que me da la impresión de que este gobierno ya no tiene todos los hilos en la mano, ya no tiene el control de todos los factores y de algunos, que no los puede tener, como la desaceleración económica, la caída en la economía, no depende solamente del gobierno mexicano; entonces, quedó una imagen de un presidente titubeante, un presidente débil y que se contrapone con la propia imagen de este presiente que entró pisando fuerte”.