Belisario Domínguez Palencia (Comitán, Chiapas, 25 de abril de 1863) fue un médico y político mexicano (presidente municipal de Comitán y senador) de ideología liberal y constante opositor de Victoriano Huerta, a cuyo derrocamiento contribuyó.
Son célebres sus discursos en la Cámara de Senadores del 23 y 29 de septiembre de 1913, piezas de oratoria que muchos consideran de lectura obligada para la ciudadanía mexicana y que, al igual que muchas de sus manifestaciones políticas, se califican como recordatorios constantes de la necesidad de defender la libertad de expresión.
La noche del 7 de octubre de 1913 fue conducido al cementerio de Xoco, en Coyoacán, donde se le martirizó y asesinó cruelmente. Sus verdugos, Gilberto Márquez, Alberto Quiroz, José Hernández Ramírez y Gabriel Huerta, sepultaron el cadáver.
El doctor Aureliano Urrutia, enemigo profesional de Belisario Domínguez, le cortó la lengua al cadáver del senador y se la envió como un “trofeo” a su amigo Victoriano Huerta. Después de varias pesquisas de los senadores, de los parientes y de los amigos del doctor, se descubrió la verdad de los hechos. Su asesinato fue un factor decisivo en la caída del régimen de Victoriano Huerta, quien a los pocos días disolvió el Congreso y encarceló a 90 diputados.
Desde 1954, el Senado de la República Mexicana entrega, en su memoria, una medalla en su honor a ciudadanos que se distingan por sus servicios a la Nación o a la humanidad. El 2013 fue designado Año de Belisario Domínguez, de la Libertad y de la República por el Senado de la República.


