Paz con Israel o paz con Hamas

Carlos Guevara Meza

Entre los conflictos que más se han visto impactados por la llamada “primavera árabe” se encuentra sin duda el palestino-israelí. El cambio de régimen en Egipto, la inestabilidad del gobierno sirio y el ejemplo de países como Yemen, Bahrein y Libia ha comenzado a tener repercusiones de importancia en el congelado “proceso de paz” de esa zona, y tendrá aún más.

Por lo pronto, mientras se decidía y ponía en práctica la intervención internacional en Libia, la resistencia palestina en Gaza e Israel se enfrentaban de una manera violenta que no se había visto en meses. Un atentado a un autobús israelí, que causó la muerte de una persona, el disparo de cohetes de corto alcance desde la Franja hacia territorio israelí, causando algunas víctimas, por un lado; y por el otro una campaña de bombardeos aéreos por parte de Israel sobre Gaza, que causaron también la muerte de casi una veintena de palestinos; condujeron a la Liga Árabe a proponer en la ONU una zona de exclusión aérea similar a la ya entonces decretada sobre Libia. El ofrecimiento de un alto al fuego por parte de Hamas (que al principio no fue respetado por otros grupos), permitió la distensión.

Poco después, y debido en buena medida a la mediación del nuevo gobierno egipcio, se iniciaron negociaciones entre Fatah y Hamas para la reconciliación de los dos grupos que controlan Cisjordania y Gaza respectivamente. El acuerdo, firmado a principios de mayo, fue cuestionado duramente por Estados Unidos e Israel, que incluso ejerció represalias económicas en contra de la Autoridad Nacional Palestina. El primer ministro Benjamín Netanyahu lo dijo claramente: “Deben elegir entre la paz con Israel y la paz con Hamas”, las dos cosas no se puede. El acuerdo permitirá establecer un gobierno de unidad nacional y convocar a elecciones legales (que no se han realizado por el enfrentamiento político y a veces militar entre ambos partidos). En ello tuvo que ver la mediación egipcia, que antes con el ahora depuesto Hosni Mubarak, apoyaba fuertemente las posturas israelíes, incluso apoyando las medidas de cerco en contra de Gaza. El nuevo gobierno de El Cairo anunció que abrirá un paso fronterizo que aliviará la desesperada situación de la Franja.

Por su parte, Hamas tiene razones para temer un debilitamiento en el futuro próximo con su principal aliado, el presidente sirio Al Assad, en el centro de grandes manifestaciones en su contra.

Al mismo tiempo, los representantes palestinos en el extranjero realizan intensas gestiones para que la Asamblea General de la ONU, que iniciará sesiones en septiembre, reconozca la independencia del Estado Palestino. La Asamblea General es un organismo donde Estados Unidos no puede hacer valer su veto, y es probable que se alcance la mayoría necesaria. Ello ha obligado a los diplomáticos norteamericanos e israelíes también a gestionar apoyos para impedir la declaración. Con el fortalecimiento político interno que le otorgó la muerte de Bin Laden, Obama está en mejor posición que antes para señalar términos, tanto al interior de su país como en relación con Israel.